_
_
_
_
_

Mani Kaul o la luz por encima de todo

El ciclo dedicado a Mani Kaul, considerado como el primer director “no literario” del cine indio, llega al Centro Galego de Artes da Imaxe, y coincide con la publicación de un libro con sus escritos y poemas.

Fotograma de 'Siddheshwari' (1989), de Mani Kaul.
Fotograma de 'Siddheshwari' (1989), de Mani Kaul.CORTESÍA

Durante una excursión con su familia, cuando tenía alrededor de 10 años, Mani se esforzó en ver una imagen lejana que le señalaba su hermana, pero él no distinguía nada. Por fin su padre le prestó las gafas. Entonces no solo vio el brillo lejano, sino que vio también todas las otras cosas en las que nunca se había fijado.

Con el tiempo Mani Kaul (1944-2011) se convirtió en uno de los directores más destacados del nuevo cine indio. Una selección de sus películas se puede ver hasta finales de abril en el Centro Galego de Artes da Imaxe, en el ciclo itinerante comisariado por Francisco Algarín y Gonzalo de Lucas y organizado en colaboración con Xcèntric y la Filmoteca de Catalunya con el título La película embrujada. Mani Kaul y las figuras inconexas.

Su primer largometraje, Uski Roti (1970), se considera una de las bases del movimiento que, como en las cinematografías de otros países, vino a desanquilosar los modos del cine industrial. Rodada en blanco y negro y con un acercamiento pictórico a la composición de los planos (mientras la veía me pasó por la cabeza que también los planos generales pueden ser planos detalle), la película sigue la historia de una mujer que se plantea el sentido de su matrimonio. Como sería habitual en el cine de Kaul —al igual que en el de Robert Bresson, uno de sus grandes maestros junto con Ritwik Ghatak— aquí no recurrió a actores profesionales. No hay representación, sino presentación del personaje.

El cineasta liberarse de la perspectiva renacentista; de ahí su afición por pintores como Klee, Matisse y Picasso

Cuenta el director que Uski Roti se le apareció en un sueño: delante de él pasaron los rollos de la película ya hecha. Este método recuerda a la vieja historia del poeta romántico que al despertarse apunta el poema que le ha sido dictado durante el sueño, y tiene también que ver, como el episodio de las gafas, con el gusto de Kaul por los estados liminares, desde los que es posible alcanzar un estado de conciencia que nos permita ver el mundo que nos rodea sin el aparato de convenciones que solemos aplicar a todo. En la práctica de su cine, Kaul persigue liberarse de la perspectiva renacentista; de ahí su afición por pintores como Klee, Matisse y Picasso.

Este empeño lo explica muy bien en el libro que la Asociación Lumière acaba de publicar en España bajo el titulo Escuchamos y vemos y sentimos y entonces pensamos. El libro recoge algunos artículos y conferencias de Kaul, así como una colección de aforismos, a la manera de las Notas sobre el cinematógrafo de Bresson, y dieciocho poemas reunidos bajo el título de El parpadeo recuperado e inéditos hasta ahora. Kaul escribía en inglés y lo hacía en la cama, usando la almohada como mesa, justo antes de entrar en el mundo onírico. En el libro podemos leer fragmentos que se extienden en muchas direcciones, como: “Renuncia a la noción de que los seres y los objetos aparecen de alguna parte (incluso de un principio) en el mundo-espacio y de que están destinados a desaparecer de él. El espacio se extiende y vuelve a sí mismo. Su regreso marca la fase intensiva”.

Fotograma de 'Uski Roti' (1970), de Mani Kaul
Fotograma de 'Uski Roti' (1970), de Mani KaulCORTESÍA

Duvidha (1973) se basa en un cuento de amor y fantasmas. La inserción de fotogramas congelados a lo largo del metraje —un recurso que se le ocurrió al director con la película ya rodada, al hincharla a 35 milímetros—y sobre todo el tratamiento cromático consiguen que percibamos el tiempo como una categoría del color, pero esto no como idea (sobre las relaciones entre idea e imagen hay mucho en sus escritos) sino como impresión que nos llega sin mediación y contribuye decisivamente al aire sobrenatural de la película.

Ghashiram Gootwal la rodó en 1976 con la cooperativa Yukt, integrada por quince estudiantes del Instituto de Cine y Televisión que estuvieron encantados de aceptar a Kaul como miembro. Parte de una obra de teatro musical que cuenta una vieja trama histórica y supone una crítica envuelta en coreografías a las políticas de Indira Gandhi contemporáneas a la película.

Se proyectará también Arrival, un cortometraje de 1980 sobre la cadena de mataderos, mercados y restaurantes de Bombay, donde Kaul encuentra toda clase de modelos para desarrollar otro de sus temas, que es la multiplicidad.

De 1982 es Druphad, que investiga en esta forma de música clásica india. Las largas tomas nos permiten asistir al desarrollo del canto y ver cómo sus intérpretes no solo proyectan la voz, sino que la acompañan con movimientos casi mayéuticos de las manos, como si todo el cuerpo fuese una extensión de las cuerdas vocales. En la druphad, al prepararse para afinar, quien canta debe concentrarse tanto que entra en trance. Entre los músicos aparece una figura como Z. M. Dagar, que puso al día el tradicional instrumento de la rudra vina y procedía de una familia de veinte generaciones de músicos.

Fotograma de 'MATI MANAS', de Mani Kaul
Fotograma de 'MATI MANAS', de Mani KaulCORTESÍA

El documental de 1985 Mati Manas es el resultado de un encargo del Festival de la India sobre los ceramistas tradicionales. Otra vez, Kaul está interesado en cómo la práctica de una tradición o de un oficio, en este caso el tratamiento del barro, conduce a una concentración especial, a una abstracción que señala una entrada a otro reino perceptivo. Dejar atrás las ideas otra vez. Escribe Mani Kaul en el libro: “Un árbol, por ejemplo, está parado delante de la cámara y nada más, a menos que el cineasta decida volcar una idea en el árbol. Volcar una idea en el árbol (ya haga el árbol hermoso o feo) es sobre todo una forma de desnaturalizar el árbol”.

Finalmente, se podrá ver en esta selección también Siddheswari, de 1989, donde Kaul rehace la vida de la cantante Siddheswari Devi, muerta en 1977, presentada y no representada a través de una multitud de mujeres distintas. Aquí el número, lo múltiple, puede revelarse como más penetrante para expresar el ser que la mera representación convencional de los hechos de una vida.

En una de las páginas del libro se puede leer: “—¿Qué pretendes decir con tu película? / —No lo sé. (Lo entenderé cuando haga la película, supongo.)”. Hay en esas líneas no solo una actitud ante el cine, sino también ante la vida, afrontada como una extensión sin caminos trazados de antemano.

La película embrujada. Mani Kaul y las figuras inconexas. Hasta el 30 de abril. Centro Galego de Artes da Imaxe.

Portada de 'Escuchamos y vemos y sentimos y entonces pensamos', de Mani Kaul.

'Escuchamos y vemos y sentimos y entonces pensamos'

Mani Kaul.
Traducción y edición de Francisco Algarín Navarro y Carlos Saldaña.
Asociación Lumière, 2021.
288 páginas. 15 euros.


Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_