El incorregible vicio humano de la fabulación
Varios libros recientes indagan en la necesidad de inventar historias para dotar de sentido a la existencia
En Occidente llevamos dos milenios acostumbrados a que las obras de arte traten de imitar la realidad. La extensa literatura que aborda este asunto primordial de la estética —los diálogos de Platón y el ensayo Mímesis de Auerbach serían dos buenos ejemplos— ha favorecido que empleemos con frecuencia conceptos como “verosimilitud” o “fidelidad” al comentar obras de arte, pues no cesamos de buscar su relación más o menos estrecha con lo real. En su último ensayo ¿Por qué nos creemos los cuentos? (Clave Intelectual), el historiador y crítico cultural argentino Pablo Maurette nos invita a salir de ese esquema mental y a abrazar otra categoría estética: la evidencia, que se presenta como una liberación en nuestra relación con las obras de arte, ya sean pictóricas o narrativas, pues nos aleja momentáneamente del empeño por el realismo, tan endémico en la cultura occidental. Las ideas y referencias artísticas que el autor maneja en este libro —desde un relato de Cortázar a una película de Tarantino— nos proporcionan nuevas herramientas para entrever qué ocurre dentro de esa caja negra donde se produce el disfrute ante lo ficcional.
Maurette tiene un talento particular para encontrar enfoques poco usuales desde los que acercarse a las artes, como ya hizo en su libro El sentido olvidado (Mardulce, 2019), una colección de ensayos de historia cultural del tacto en el que invitaba a los lectores a salir del oculocentrismo cultural occidental y a emplear lo táctil como instrumento de análisis. En el libro que nos ocupa ahora el autor se sirve de dos términos, el de compenetración y el de evidencia, a través de los cuales desentraña los procesos por los que la literatura, el cine y otras obras de arte nos producen efectos tan diversos como tristeza, fascinación o incluso asco.
Para el ensayista, la evidencia no es verosimilitud, sino algo más primario: “Es una aceptación sin cuestionamientos, inmediata y completa del mundo propuesto por la obra que se nos manifiesta cuando nos compenetramos”. Maurette define la compenetración como un proceso horizontal “que sucede de pronto y abre una nueva dimensión de la realidad”. Así, una obra de arte de las que “funcionan” (otro término que leeremos con frecuencia en este ensayo), nos provocará enárgeia, el antiguo término griego que define una experiencia en la que lo excepcional y lo cotidiano caminan juntos.
La lectura del libro de Maurette puede complementarse con el ensayo de Martin Puchner titulado El poder de las historias (Crítica), en el que recorre algunas de las narraciones más significativas para la humanidad —entre ellas, el Poema de Gilgamesh, Las mil y una noches y El Quijote— y proporciona abundantes detalles acerca del contexto histórico y la manera en que fueron acogidas por sus primeros lectores. Por su parte, la escritora canadiense Nancy Huston en su ensayo La especie fabuladora (Galaxia Gutenberg), más breve y de carácter fragmentario, explora por qué los humanos necesitamos inventar historias para dotar de sentido a nuestra existencia y sostiene que nuestra relación con el mundo se desarrolla a través de ficciones, siendo Dios la principal entre ellas.
Economía del espíritu
Quienes se pregunten por el modo idóneo de circulación de estas obras artísticas “eficaces” con las que tan bien nos compenetramos, encontrarán algunas respuestas en el ensayo El don. El espíritu creativo frente al mercantilismo (Sexto Piso), del poeta y académico estadounidense Lewis Hyde. Prologado por Margaret Atwood en la edición en castellano, el ensayo de Hyde se ha convertido ya en un clásico moderno en los países de habla inglesa. Se publicó en 1983, cuando todavía no habíamos oído hablar de algoritmos aplicados a la promoción de obras literarias, aunque ya se estuviera intentando adivinar a toda costa qué quería el público lector, tal como nos muestra Hyde en las primeras páginas del ensayo. Entre los que lo consideran su libro de cabecera se encuentran Zadie Smith y David Foster Wallace, si bien cuando apareció en inglés varios críticos literarios del Reino Unido lo consideraron teñido de una pátina de idealismo propia de la década en que fue escrito.
Hyde considera que el arte que nos conmueve, el que consideramos esencial, lo recibimos como un obsequio, independientemente del pago previo que hayamos efectuado por el concierto, la exposición o la obra artística en cuestión. Para él, el mecanismo de la “suspensión de incredulidad” que nos hace receptivos a una obra fruto de la imaginación ajena, es, de hecho, “una fe momentánea gracias a la cual el espíritu del don del artista puede entrar en nuestro ser y actuar en él”, en sus propias palabras.
Tras una primera parte en la que Hyde recorre la idea de don ofrecida por la antropología —con el libro homónimo de Marcel Mauss como texto de cabecera— y ofrece a modo de ejemplo diversas referencias (costumbres tribales, cuentos tradicionales,...), la segunda parte se centra en lo que él llama “una economía del espíritu” creativo, que desarrolla a través del análisis de las obras y actitudes ante la creación de los poetas Walt Whitman y Ezra Pound, así como empleando citas de otros escritores como el poeta Czeslaw Milosz o Harold Pinter.
Vinculado con lo expuesto por Hyde en su libro, cabe recordar el manifiesto de Nuccio Ordine La utilidad de lo inútil, escrito como respuesta a las medidas que la crisis de 2012 ocasionó en todo el continente. En su introducción, el autor italiano afirma que su objetivo es reflexionar sobre la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista. “En el universo del utilitarismo, en efecto, un martillo vale más que una sinfonía”, sostiene, y nos insta a no olvidar la paradoja de lo ocurrido en la pasada década con Grecia, cuya presencia en la Unión Europea llegó a tambalearse a causa de su deuda externa, a pesar de que los orígenes de gran parte del conocimiento que ayudó a construir la identidad europea se hallen en la lengua y civilización clásicas de ese país.
Ordine, en total sintonía con Hyde, reconoce que el saber desafía las leyes del mercado. “Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme”, afirma. Lo que no implica en ningún caso, para ninguno de los dos autores, que los artistas no deban recibir remuneración por su trabajo.
Lecturas
¿Por qué nos creemos los cuentos?. Pablo Maurette. Clave Intelectual, 2021.
El don. El espíritu creativo frente al mercantilismo. Lewis Hyde. Sexto Piso, 2021.
El poder de las historias. Martin Puchner. Crítica, 2019.
La especie fabuladora. Nancy Huston. Galaxia Gutenberg, 2017.
La utilidad de lo inútil. Nuccio Ordine. Acantilado, 2013.
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