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Un ejercicio de flexibilidad

La primera novela de Berta Marsé posee las virtudes de sus relatos y es a la vez un libro de iniciación, una historia carcelera y un ejercicio de terror psicológico

La escritora Berta Marsé.
La escritora Berta Marsé.JUAN BARBOSA

Encargo, primera novela de Berta Marsé (Barcelona, 1969), posee las virtudes de sus dos libros de relatos, En jaque (2006) y Fantasías animadas (2010): la sutileza con la que extrae lo recóndito de historias aparentemente menores, marcadas por la cotidianidad; la construcción de personajes complejos bajo la máscara de la simpleza, y la flexibilidad e imprevisibilidad de su escritura, una tendencia a la sorpresa que le hace bordear con gracia varios géneros sin que en ningún momento estas modulaciones suenen impostadas. Así, Encargo es, por momentos, un libro de iniciación con un aire de novela juvenil, una novela de cárcel protagonizada por un protagonista colectivo y un ejercicio de terror psicológico.

He dicho novela de iniciación, pero lo es solo en apariencia. Porque aunque Encargo funciona como la modélica novela de amistad con la que da comienzo el mundo adulto, aquí en vez de aprendizaje hay una entrada en falso, la prolongación de una adolescencia convertida en un tiempo somatizado. Y además, aunque las vidas de Desi y Yesi, los dos personajes principales, son “las mismas películas domésticas con distinta protagonista”, y ambas han compartido todos los rasgos externos que conformarían una amistad, desde su infancia son enemigas y antagonistas radicales.

La alteridad es vivida por Desi, sobre quien recae el peso y la perspectiva principal de Encargo, como una amenaza y una comparación insatisfactoria: mientras que Yesi es brillante y estudiosa, guapa y buena hija, Desi es aletargada, socialmente difícil e hija adoptiva. Además, el golpe de azar que arruina la vida de Yesi recae paradójicamente también sobre Desi, que no puede reponerse a una culpable idea de fortuna inmerecida.

Marsé evita lo evidente, tuerce y matiza los puntos de vista: así, dos de los tres capítulos que conforman Encargo son los relatos que la propia Desi lee en un taller de escritura creativa en la cárcel de mujeres de Wad-Ras, en Barcelona, y el tercero, el central, el más sugerente y complejo, es un ejercicio de prosa empática (de estilo indirecto libre) durante el desmoronamiento acolchado por los opiáceos de Desi en esta cárcel. Pero lo artificioso de la estructura alcanza su finalidad: nos obliga a leer los textos de Desi con una doble sospecha, también como ejercicios de enmascaramiento.

La misma imprecisión genérica afecta al formato: ¿es una novela o un relato que ha necesitado expandirse? Sin que llegue a importar al lector, tiene la velocidad y concentración de un relato; también una predilección por unas pocas escenas que condensan los momentos significativos, y un final en suspense, que clausura la trama con rotundidad. Si uno además sabe que Marsé trabaja “en el sector cinematográfico”, es difícil no ver en los tres capítulos tres equilibrados “actos” de una película.

Ahora bien, hay algo que no funciona con exactitud, una prolijidad en los detalles que caracterizan a personajes que no alcanzarán una mayor relevancia que la de eco en el mundo de Desi: alguna de sus amigas de adolescencia y de sus compañeras de presidio. Y también pesan las insistentes referencias al contexto de época, a veces como un leitmotiv forzado o un innecesario hincapié costumbrista: una fotografía de Pablo Alborán, el robot explorador Curiosity, la muerte de Amy Winehouse. Elementos que ayudan a un escritor a echar a andar la narración, pero que rechinan en una escritora tan acertadamente leve, y con tanto oído, como Berta Marsé.

'Encargo', de Berta Marsé

ENCARGO

Autor: Berta Marsé.


Editorial: Anagrama, 2020.


Formato: 200 páginas. 17,90 euros.



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