El mitin infinito
Aprovechemos agosto para reflexionar sobre la teatrocracia de enfrentamiento permanente en la que se ha convertido nuestra política
Aprovechemos agosto para reflexionar sobre la teatrocracia de enfrentamiento permanente en la que se ha convertido nuestra política
Es hora de rescatar una concepción de Estado que esté a la altura de los principios democráticos
Las redes sociales son cada vez menos una utopía de la igualdad y cada vez más un lodazal
Escuchar en estos tiempos experiencias como la de Liliana Segre, interna de Auschwitz, inspira y enseña
Se necesita diálogo, pero allí donde sea posible: entre las fuerzas políticas y no con las antipolíticas
Necesitamos que las élites económicas, casi inevitables, actúen con cordura: si no por convicción, al menos por prudencia
Levantar una catedral es construir piedra a piedra algo destinado a permanecer como una obra colectiva y anónima
Los problemas políticos no se deciden, se resuelven y para ello es necesaria la fuerza de las razones, no la de la espada
La transparencia política es necesaria, pero puede ser utilizada por chantajistas que se nutren de una guerra sucia
Las redes sociales están hechas con las mimbres de nuestra intolerancia y nuestros miedos, con lo peor de cada mente
Hay que recolocar el término fuera de la oleada nacionalista ultraconservadora que se arma sobre coordenadas excluyentes
La cuestión es si debemos comenzar a trazar una línea que nos permita identificar el juego democrático frente a la autocracia
En política, los imaginarios son reales y esto ha sido comprendido por la ultraderecha
La totalidad de nuestros recuerdos se encuentra a nuestra disposición y podemos convocarla a voluntad. Se puede llevar todo el pasado a cuestas, a un golpe de tecla
La tensión entre libertad y seguridad puede corroer la democracia
El rechazo a formar parte del sistema es una vía para intentar abrir respiraderos