Los fantasmas del pasado vuelven a América Latina
La crisis obliga a buscar la reconciliación con el FMI y el Banco Mundial, y resta protagonismo al Banco del Sur, que todavía no ha comenzado a funcionar
Los años de bonanza económica y de optimismo generalizado en América Latina han tocado a su fin. La crisis económica ha llegado a la región y, con ella, toca agachar la cabeza y volver a llamar a la puerta de los grandes fantasmas del pasado: el FMI, el Banco Mundial y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo). Después de muchas desavenencias y grandes desencuentros, estos organismos recobran protagonismo ante la escasez de reservas y el imperativo de hacer frente a la deuda. En el camino se queda, por el momento, el Banco del Sur, el "instrumento de liberación" -palabras del presidente venezolano, Hugo Chávez- que iba a permitir a los países de la zona cubrir sus necesidades financieras con recursos procedentes de la propia región y sin condicionamientos externos. Hoy por hoy, pese a las grandes expectativas levantadas, las arcas del Banco del Sur permanecen vacías, porque las necesidades internas de sus fundadores -Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Bolivia-, y un cambio de prioridades, han impedido dotarlo del dinero prometido.
"El crecimiento sostenido provocó un cierto grado de arrogancia respecto de estos organismos, la sensación de que ya no volverían a ser necesarios"
"Algunos países tendrán que tomarse el trago amargo", opina Mauricio Cárdenas, ex ministro Colombiano y director de la Iniciativa Latinoamericana de la Brookings Institution. Un indicio de que las cosas están cambiando, y mucho, es que Argentina ha dado el primer paso para volver al FMI. Un portavoz del organismo ha anunciado recientemente que el país regresará "en los próximos meses" al mecanismo de supervisión anual del Fondo -el artículo IV- del que salió en 2007. No es un detalle menor. El artículo IV es un paso imprescindible para acceder a los créditos. Para la opinión pública argentina, que culpa en parte al Fondo de la crisis de 2001, será un duro golpe, que el Gobierno tratará de "legitimar" hablando de un "nuevo FMI", en opinión de Cárdenas. Un FMI más flexible y menos exigente en sus condiciones para prestar.
El crecimiento sostenido motivó "un cierto grado de arrogancia respecto de estos organismos, la sensación de que ya no volverían a ser necesarios", según Claudio Loser, consultor de Centennial Latin America con una larga experiencia dentro del FMI. Ahora, el pragmatismo se abre paso. Y es que el panorama en la región se agrava cada día que pasa. La mayoría de analistas prevén un crecimiento negativo en los próximos meses, aunque la situación varía mucho de un país a otro. "Entre los grandes, van a sufrir mucho México, y también Brasil, Argentina y Venezuela", predice Claudio Loser. Y explica: "Argentina es muy frágil, porque tiene cerrado el crédito extranjero, y también Ecuador, un país dolarizado que va a sufrir mucho la caída del precio del petróleo. Venezuela tiene de momento márgenes de maniobra en reservas, pero a la larga va a necesitar recursos". En opinión de Cárdenas, son los países centroamericanos los que "recurrirán seguro a la financiación del FMI".
La debilidad del Banco del Sur
Todos los expertos consultados coinciden en que el bache llegará el año próximo, ya que la mayoría de Gobiernos tienen prefinanciada la deuda para al 2009. Por eso, ningún país ha tenido que recurrir a la línea de crédito para emergencias, de 2.500 millones de dólares, que acaba de abrir el Banco Mundial. "El iceberg está en 2010", explica Marcelo Giugale, director del departamento de política económica para América Latina y el Caribe de la institución. Giugale calcula que la región va a necesitar, en 2010, entre 250.000 y 300.000 millones de dólares para pagar la deuda. "Para nosotros, la crisis presenta posibilidades enormes", continúa. Y presenta un dato: el Banco ha pasado de prestar entre 4.500 y 5.000 millones de dólares al año, a presupuestar 14.000 millones de dólares entre junio de 2008 y junio de 2009 -10.000 ya han sido aprobados-.
No solo el Banco Mundial y el FMI, que ha aprobado una línea de créditos sin condiciones a posteriori -como el superávit fiscal-, aunque sigue exigiendo "pilares económicos" sólidos, han visto cómo aumenta su protagonismo gracias a la crisis. El BID invertirá este año 18.000 millones, una cifra récord. Además, la junta de gobernadores acaba de aprobar el incremento del capital del banco ante la urgencia expresada por los países latinoamericanos, para los que la capitalización del BID -el principal organismo multilateral en la región- y de la CAF (Corporación Andina de Fomento) es "prioritaria", en opinión de Cárdenas.
Todos los expertos coinciden en destacar, además, la débil situación en la que queda el Banco del Sur. "Nadie tiene los recursos", explica Cárdenas, a pesar de que, formalmente, el capital inicial se ha ampliado de los 7.000 a los 10.000 millones de dólares. "Venezuela los tiene [los fondos] ahora, pero no los tendrá luego, y no está claro tampoco que Brasil esté dispuesto a poner el capital, porque tiene otras prioridades", continúa. En este momento, "hay muy poco espacio económico y político" para esta iniciativa. Para Loser, a la falta de espacio habría que añadir la de tiempo. "Hasta finales de año no estarán listos los mecanismos de financiación", opina. Y eso, ante la velocidad de vértigo que están tomando las finanzas internacionales, "ya sería llegar tarde".
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