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Argentina registra el verano más caluroso de su historia

Buenos Aires enfrenta su octava ola de calor, que podría ser la más prolongada desde que hay registros, hace 117 años

Niños juegan con agua en un parque de Buenos Aires para hacer frente a la ola de calor.
Niños juegan con agua en un parque de Buenos Aires para hacer frente a la ola de calor.ALEJANDRO PAGNI (AFP)

Buenos Aires ha registrado el verano más cálido de su historia. Este marzo, en el octavo día consecutivo con los termómetros por arriba de los 32 grados, se acerca a la ola de calor más prolongada desde que se tiene registros, en 1906, más de un siglo atrás. Para el conjunto del país se repite el récord, aunque los datos en ese caso se remontan a 1961. Las temperaturas extremas que sofocan a los habitantes del centro y el litoral de Argentina agravan las consecuencias de la sequía que comenzó hace tres años y frenan desde entonces al principal motor económico, las agroexportaciones. La falta de lluvias y el aumento de la temperatura hasta 1,3 grados por arriba del promedio para esta época, han favorecido también la propagación de incendios en el país y el vecino Chile. Sin un cambio de rumbo, los fenómenos climatológicos extremos se agravarán cada vez más, advierten los científicos que estudian el cambio climático.

“Lo habitual es que se registren unas tres olas de calor en verano. Si es muy caluroso, cuatro o cinco. Este año se dobló la cifra, vamos por la octava”, describe la comunicadora meteorológica Cindy Fernández. Se considera ola de calor cuando las temperaturas mínimas y máximas habituales de una zona están por encima del promedio durante tres días o más.

La última ola de calor ha coincidido con el arranque del nuevo curso escolar y ha puesto en aprietos a muchas escuelas, sin preparación adecuada para temperaturas por arriba de los 35 grados. En las aulas, la mayoría sin aire acondicionado, los ventiladores trabajan sin descanso y las clases de educación física han tenido que ser adaptadas para evitar que los más pequeños se expongan a un riesgo aún mayor. Desde el Servicio Meteorológico Nacional han lanzado una alerta roja por altas temperaturas y recomiendan extremar los cuidados e hidratarse todo lo posible.

El aumento de la demanda energética para combatir el calor ha provocado también cortes de luz. Es un problema que se repite casi todos los veranos en los días de mayor consumo y genera acusaciones cruzadas entre el Gobierno y las empresas de electricidad.

Las altas temperaturas se han combinado además con el tercer año de sequía, lo que ha provocado pérdidas millonarias a los productores agropecuarios de Argentina, uno de los países líderes en la producción de alimentos. Además, la vegetación seca actúa como combustible para generar y acelerar los incendios que en los últimos meses han devastado miles de hectáreas de bosques nativos, pastizales y humedales.

Temperaturas en alza

Las temperaturas récord de este año se enmarcan dentro de una tendencia preocupante: de los cinco veranos más cálidos en 117 años, cuatro ocurrieron en los últimos diez, según los datos difundidos por el Servicio Meteorológico nacional.

“La ciudad de Buenos Aires podría alcanzar el jueves el récord de la ola de calor más duradera, con 10 días consecutivos”, dice Fernández. Las altas presiones en el Atlántico y el viento norte están detrás del calor que no da tregua desde la semana pasada a los habitantes de Buenos Aires y su periferia, pero el aumento de temperatura se enmarca en un contexto de calentamiento global.

El efecto invernadero provocado por la presencia de gases como el dióxido de carbono y el metano en la atmósfera es necesario para el desarrollo de la vida planetaria, pero “la actividad humana ha hecho que generemos muchos gases de este tipo en muy poco tiempo y eso provoca un aumento sistemático de la temperatura media global”, afirma Tanea Coronato, becaria posdoctoral del Conicet especializada en olas de calor y cambio climático.

Coronato, integrante del Instituto de Física, cree que es difícil identificar si una ola de calor se debe únicamente al cambio climático o responde a una combinación de factores, dada la complejidad del fenómeno, pero sí considera demostrada la relación directa entre el aumento de gases invernadero y el aumento de la frecuencia y la intensidad de éste y otros eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones. De no limitar las emisiones, “las olas de calor que hoy en día son extremadamente improbables, en cien años van a ser el evento medio, una ola de calor común”, advierte.

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