Decenas de miles de argentinos marchan contra el negacionismo de la dictadura que promueve Milei
Movimientos de Derechos Humanos, partidos políticos y sindicatos colman la Plaza de Mayo en Buenos Aires en el 49 aniversario del golpe militar
Decenas de miles de argentinos colmaron este lunes la Plaza de Mayo para conmemorar el 49 aniversario del golpe militar que el 24 de marzo de 1976 dio inicio a la dictadura más sangrienta de América Latina. La marcha por el Día de la Memoria se convirtió este año en una muestra de repudio al negacionismo del terrorismo de Estado que promueve el Gobierno de Javier Milei, aferrado a la idea de que las políticas de derechos humanos de los últimos 40 años en Argentina son “un robo” y de que la cifra de 30.000 desaparecidos es falsa. Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo encabezaron una manifestación multitudinaria arropadas por partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y ciudadanos de a pie. “No olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos”, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, sobre un escenario armado frente a la Casa Rosada.

Carlotto, de 94 años, recuperó a su nieto apropiado por la dictadura en 2014, pero advirtió que la búsqueda de cientos de familias continúa hasta hoy: “Seguimos exigiendo que nos digan dónde están. Luchamos para restituir la identidad a los cientos de bebés robados por la dictadura. La apropiación es desaparición forzada y hasta tanto no se conozca la verdadera identidad se sigue cometiendo”. Los organismos de derechos humanos desplegaron una larguísima bandera azul con rostros de desaparecidos en Avenida de Mayo y pancartas en las que podía leerse “Nunca Más”, “Ni olvido ni perdón”.
El Gobierno de Milei comenzó el día promoviendo desde sus redes sociales su discurso de “verdad completa”, una versión de la historia que atribuye a las víctimas de la dictadura la misma responsabilidad que sus victimarios. En un vídeo de casi 20 minutos. Agustín Laje, ideólogo de la ultraderecha, insistió en la idea de que en los setenta el país estaba en una “guerra” contra el comunismo y que, por lo tanto, no se le puede endilgar a los militares toda la culpa de lo sucedido. La versión oficial machaca especialmente en la idea de que los desaparecidos no fueron 30.000, sino muchos menos, una vieja muletilla del negacionismo que, a diferencia del pasado, ahora se promociona desde la Casa Rosada. Los movimientos de derechos humanos son, según esta versión, parte de un gran “negocio” que necesito de gobiernos, como el kirchnerista, que “lavaran el cerebro” de las nuevas generaciones adoctrinando desde escuelas y universidades. La respuesta a Milei fue, como ya ocurriera el año pasado, masiva.
Llenar la Plaza de Mayo, escenario de mil batallas políticas, no es fácil. Y mucho más lo es que colapsen las tres avenidas que confluyen en el lugar, como ocurrió este año. Los partidos de izquierda y el peronismo marcharon junto a las organizaciones de derechos humanos por primera vez en dos décadas. La columna más numerosa fue la de La Cámpora, el movimiento de la juventud kirchnerista que lidera Máximo Kirchner, hijo de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner, que partió temprano a la mañana desde el ex centro de detención de la ESMA, hoy convertido en museo. “No nos han vencido”, podía leerse en la pancarta principal de esta agrupación, cuyos militantes coreaban consignas contra el Gobierno y contra el nuevo rescate que negocia con el Fondo Monetario Internacional. Otras banderas exigían “Justicia para Pablo Grillo”, el fotógrafo herido de gravedad por un cartucho de gas lacrimógeno lanzado por la Policía durante la represión de los disturbios en una manifestación de apoyo a los jubilados.
El gobierno de Milei ha sido muy efectivo desmantelando o desfinanciando todo lo relacionado con la memoria histórica. Ha despedido a más de 250 personas de la Secretaría de derechos humanos, ha cerrado el Centro cultural de la memoria Haroldo Conti y ha paralizado sitios que conmemoran los crímenes del terrorismo de Estado. La motosierra presidencial ha dejado también sin recursos a la estructura institucional que colaboraba con las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de los hijos de desaparecidos que fueron apropiados.

La de este lunes fue la tercera gran manifestación que enfrenta Milei en menos de dos semanas, evidencia que la calle comienza a recalentarse. Las dos últimas fueron en apoyo a los jubilados, que hoy cobran pensiones que no llegan a cubrir siquiera un tercio de la canasta básica de la tercera edad. La Confederación General del Trabajo (CGT), que acaba de romper una tregua con Milei, participó en la marcha con una columna propia y se prepara para la huelga general de 24 horas convocada el próximo 10 de abril.
Poco a poco, la oposición va levantando la voz, luego de un año y medio en que Milei logra, aún, grandes índices de aprobación gracias a su éxito en la lucha contra la inflación. Los próximos meses serán agitados: en octubre hay elecciones legislativas y de allí saldrá el Congreso que acompañará a Milei hasta el final de su mandato.
El negacionismo de la dictadura no fue una de las banderas de campaña de Milei, pero la sumó pronto a su discurso a medida que avanzó en lo que llama la “guerra cultural”, primero contra los “zurdos de mierda” y ahora contra “el wokismo internacional”, más a tono con las batallas que libra desde Estados Unidos el presidente Donald Trump. Las organizaciones de derechos humanos, hasta ahora intocables en Argentina, fueron blanco de todo tipo de ataques por parte del Gobierno. “Nosotros tenemos que seguir en lo que podamos. Somos respetuosos, pero también esperamos que nos respeten”, dijo Estela de Carlotto, de 94 años, en representación de Abuelas “El Gobierno no nos respeta, nos humilla, nos ofende. Y bueno, pero lo votaron”, agregó. La marcha de 2026 será especialmente significativa, porque será la de los 50 años del golpe. Y le tocará a Milei organizarla.
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