El Canal de Panamá, en la mira: entre la realidad operativa y la nueva retórica política
Esta infraestructura representa mucho más que un punto de tránsito comercial. Es un ejemplo de cómo la gestión técnica, transparente y profesional puede triunfar sobre la retórica política
En el umbral de una nueva administración estadounidense, con Donald Trump preparándose para asumir la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero de 2025, sus recientes declaraciones sobre el Canal de Panamá han captado la atención internacional. La retórica que combina amenazas, críticas a los peajes y advertencias sobre una supuesta influencia china merece un análisis fundamentado en datos y perspectiva histórica.
El momento escogido para hacer estas declaraciones resulta particularmente intrigante, considerando que el Canal de Panamá acaba de demostrar una notable resiliencia. En el año fiscal 2024, que concluyó en septiembre, la vía interoceánica logró un incremento del 1% en sus ingresos operativos, alcanzando 4.986 millones de dólares, superando las proyecciones más pesimistas que anticipaban pérdidas de hasta 800 millones en ingresos por peaje.
Este logro es aún más significativo considerando el contexto: el canal enfrentó una de las sequías más severas de su historia reciente, que obligó a reducir los tránsitos diarios hasta 22 buques en su punto más crítico. A pesar de estos desafíos sin precedentes, la administración panameña demostró una capacidad de gestión extraordinaria, implementando medidas innovadoras como un cargo por agua dulce y un nuevo sistema de reservas y subastas que permitió mantener la viabilidad operativa.
La narrativa sobre “peajes excesivos” ignora la complejidad de la gestión de una vía acuática que maneja aproximadamente el 6% del comercio marítimo mundial. En 2024, a pesar de la reducción en el número de tránsitos a 11.240 buques —una disminución del 9,20% respecto al año anterior—, el canal logró mantener su viabilidad financiera y su compromiso con el servicio global.
Las proyecciones para el año fiscal 2025 son aún más prometedoras: se anticipan 12.582 tránsitos de alto calado e ingresos operativos de 5.624 millones de dólares, lo que refleja la confianza del mercado internacional en la gestión panameña.
La sugerencia de una influencia china en el Canal contradice la realidad operativa y legal de esta infraestructura crítica. Si bien es cierto que existe presencia china en el sector portuario regional - una realidad común en puertos globales, incluyendo los estadounidenses - el canal mantiene una administración exclusivamente panameña, respaldada por garantías constitucionales de neutralidad y autonomía operativa.
El momento escogido para hacer estas declaraciones sugiere posibles motivaciones más allá de las preocupaciones operativas. En vísperas de una nueva administración Trump, el Canal de Panamá parece emerger como un punto focal en una narrativa más amplia sobre influencia global y seguridad comercial. Sin embargo, los hechos cuentan una historia diferente: la de una entidad que ha demostrado su capacidad de adaptación ante desafíos sin precedentes.
La gestión del agua durante la crisis climática de 2024 ilustra perfectamente esta capacidad. Cuando el canal enfrentó la fila más larga de su historia, con 163 buques en espera, la administración implementó medidas efectivas que permitieron retornar a una relativa normalidad para septiembre, con 36 tránsitos diarios. Esta recuperación no fue producto del azar, sino de una gestión técnica y profesional que priorizó la sostenibilidad sobre la política.
Mirando hacia el futuro, el canal ya está preparándose para desafíos similares. Como señaló recientemente el administrador Ricaurte Vásquez, se anticipan condiciones desafiantes en tres o cuatro años, pero la experiencia de 2024 ha proporcionado lecciones invaluables para la gestión futura.
La realidad es que el Canal de Panamá representa mucho más que un punto de tránsito comercial. Es un ejemplo de cómo la gestión técnica, transparente y profesional puede triunfar sobre la retórica política. Los datos de 2024 no sólo validan la capacidad de gestión panameña, sino que también desafían cualquier narrativa que busque cuestionar la autonomía y eficiencia de esta vital arteria del comercio global.
En un momento en que el mundo enfrenta crecientes tensiones geopolíticas y desafíos climáticos, el Canal de Panamá continúa siendo un ejemplo de estabilidad y adaptabilidad. La próxima administración estadounidense, al igual que la comunidad internacional, encontrará en el canal un socio confiable cuyo compromiso principal es, y seguirá siendo, el servicio al comercio mundial bajo principios de neutralidad y eficiencia operativa.
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