El coronel que protege el Pantanal, la mayor reserva de jaguares del mundo
Angelo Rabelo lleva 30 años luchando contra el tráfico animal y la caza furtiva en el mayor humedal de agua dulce del planeta
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Todos conocen a Angelo Rabelo en el Pantanal, el humedal de agua dulce más grande del mundo. Hace 30 años, lo recuerdan con traje militar y al mando de la Policía Militar Ambiental de Mato Grosso do Sul (Brasil) formando a casi un centenar de guardas forestales. Hoy, lo vinculan como líder del Instituto Homem Pantaneiro, una organización de la sociedad civil que protege el ecosistema, gestiona áreas protegidas y vincula a las comunidades locales para formar parte de la preservación de la riqueza de sus territorios. Este es un espacio extremadamente biodiverso y el mayor refugio de jaguares del mundo. Para el que fue coronel, cambiar de sombrero no se sintió apenas: “Llevo toda mi vida controlando la caza furtiva y el tráfico ilegal de estos felinos de una forma u otra”.
Rabelo es licenciado en formación de oficiales de la brigada militar y en Derecho por la Universidad Católica Dom Bosco. También cuenta con una maestría en Gestión de Seguridad Pública por el Centro de Estudios Avanzados en Seguridad. Y, como recuerda en una videollamada con América Futura, lleva décadas implementando programas de sostenibilidad tanto en el sector público como en el privado. Su experiencia en el ámbito ambiental lo llevó a reunirse con Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente brasileño, días antes de que el mandatario volara a Dubai, para darle seguimiento a la COP28. “Nos convocó a un experto de cada ecosistema de Brasil, quería entenderlos todos, no hablar solo de la Amazonia. Quería entender Brasil en su riqueza y plenitud”, explica. Esa fue una de las premisas que recuerda haber debatido más: “Que el Pantanal tenga la misma atención que tiene la Amazonia. Y que se trabaje no solo en la reforestación, sino en la recuperación de la biodiversidad”.
El excoronel -y toda la comunidad científica y ecologista- celebran sin reparos el cambio de Gobierno en Brasil. “Yo diría que estamos viviendo un momento excepcional, con el Gobierno de Lula, la propia ministra (de Medio Ambiente) Marina (Silva) y los gobernadores. El de Mato Grosso do Sul, por ejemplo, es un biólogo. Está cambiando todo”, añade. Para Rabelo, durante el mandato de Jair Bolsonaro se “destruyeron muchas acciones y programas violentamente”. Este es, dice, un gran momento para revertirlo.
El mercado de carbono, una forma de preservar el jaguar
Entre las muchas prioridades de Rabelo está que el Pantanal no deje de ser el mayor refugio de jaguares del mundo. En ese territorio habitan la mitad de los felinos más grandes del planeta, pero los incendios y la deforestación amenazan seriamente este santuario. Si bien en los años 80 y 90, las principales amenazas eran el tráfico animal y la caza furtiva, el problema actual es la presencia de terratenientes y ganaderos que ven al jaguar como un peligro para sus cabezas de ganado. Es por ello que el Coronel -como es conocido en Brasil- ha ido centrándose cada vez más en esa conversación con los habitantes y dueños de fincas. “Tenemos programas hoy dedicados a ir finca a finca proponiendo una tecnología eficiente que ya existe para reducir estos conflictos y no acabar con la poca población que queda”, explica.
Esta especie habita en 18 países de América y su hogar comúnmente son los ecosistemas por debajo de los 2.000 metros sobre el nivel del mar como bosques tropicales, bosques montanos, sabanas tropicales y manglares. Debido a la intervención humana, los jaguares han desaparecido del 46% de su territorio original y se encuentran extintos en países como El Salvador y Uruguay, de acuerdo a WWF. En el resto del continente, la especie está en estado de casi amenaza (NT) y sus poblaciones son decrecientes, según datos de la Lista Roja de especies de la UICN.
Es en este marco de retos que planteó Rabelo surge también el proyecto Conexión Jaguar en Brasil, una iniciativa impulsada por Grupo ISA, una empresa colombiana especializada en energía con presencia en toda la región. El programa apoya la mitigación de la cacería por retaliación, implementando una iniciativa de convivencia humano-felino donde se trabaja por una sana convivencia entre las comunidades rurales y la fauna silvestre. Además, brinda apoyo técnico y económico a las mejores iniciativas forestales a lo largo y ancho del corredor del jaguar para poder emitir y comercializar créditos de carbono certificados.
Recientemente, hicieron pública la creación del Proyecto REDD+ Serra do Amolar, en el Pantanal brasileo, Patrimonio Natural de la Humanidad y Reserva de la Biosfera de la Unesco. Es el primero certificado con más de 231.000 bonos de carbono aprobados, tras el proceso de auditoria y revisión por el estándar internacional VERRA y por una auditoría independiente. Estos serán vendidos en el mercado voluntario internacional.
María Adelaida Correa, directora Corporativa de Sostenibilidad de la compañía colombiana ISA, incide en la relevancia del jaguar para los ecosistemas: “No es gratuito elegir el jaguar. Lo hicimos porque es una especie sombrilla. Es decir, que el jaguar siga en sus ecosistemas es una señal de que el sistema está sano, de que la cadena trófica que le sigue está presente”.
Preguntado sobre cómo garantizar que los beneficios económicos de este mercado de carbono se quede en las comunidades, Coronel es tajante: “Existe una parte de los mercados de carbono que no están funcionando correctamente, sí. Pero no podemos desacreditar esta enorme oportunidad de primeras. Es un acto irresponsable. El cambio climático viene muy fuerte y esta es una gran oportunidad”. Para Rabelo, la educación ambiental es muy importante, pero no es suficiente. “El mercado tuvo que entrar en la protección de los ecosistemas. Claro que las empresas tienen intención de lucrarse, pero también de contribuir a la sociedad”, narra.
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