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Sneyder Pinilla, el ingeniero santandereano que amenaza al Gobierno de Gustavo Petro

El exsubdirector de la UNGRD se reúne este miércoles con la Fiscalía para profundizar en sus acusaciones de corrupción en la alta política colombiana

Sneyder Pinilla
Sneyder Pinilla en La Guajira, el 19 de enero.UNGRD
Lucas Reynoso

Hay casi nueve años de diferencia entre el éxito fulgurante de Sneyder Pinilla y su caída en desgracia. En septiembre de 2015, un video lo muestra radiante: tiene 28 años, es candidato a la Alcaldía de Sabana de Torres (unos 30.000 habitantes), y está rodeado de cientos de simpatizantes y de figuras prominentes de la política santandereana. “Soy un pelado [joven] de pueblo, hijo de este pueblo, caminando a pata este pueblo como todos ustedes”, exclama. Casi una década después, a los 37 años, la imagen es la opuesta: reconoce que cometió actos de corrupción cuando fue subdirector de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD) y amenaza con salpicar a las más altas esferas del Gobierno de Gustavo Petro. “No es justo que quieran enterrarlo a uno vivo y que todos los demás estén campantes por ahí”, afirma en una entrevista radial.

La secretaría de Transparencia de la Presidencia denunció penalmente a Pinilla y su antiguo jefe, Olmedo López, en febrero de este año. Los señaló, tras las investigaciones de varios medios, por irregularidades en la adquisición de 40 carrotanques para llevar agua potable a las comunidades más apartadas de La Guajira. Se habían pagado por ellos 46.800 millones de pesos (unos 12 millones de dólares), con sobrecostos por encima de los 20.000 millones de pesos (alrededor de 5 millones de dólares). Desde entonces, con el propio Gobierno denunciando a sus funcionarios, hubo pocas dudas de que la corrupción carcomía a la UNGRD.

El pasado viernes, sin embargo, Pinilla hizo que el caso diera un giro de 180 grados y escalara a lo más alto de la política colombiana. Denunció en El Reporte Coronell, de W Radio, que parte del dinero quedó en manos de personas cercanas al presidente Petro. Después, en la revista Semana, afirmó que le entregó 1.000 millones de pesos (unos 260.000 dólares) al presidente de la Cámara de Representantes, el liberal petrista Andrés Calle, y otros 3.000 millones de pesos (alrededor de 770.000 dólares) al presidente del Senado, el verde no oficialista Iván Name. Las maniobras, según la denuncia, fueron realizadas en octubre del año pasado con la finalidad de acelerar los trámites legislativos de las reformas sociales del Ejecutivo. Según Pinilla, el pago a Name contó con la mediación de Sandra Ortiz, consejera para las Regiones ya removida de su cargo.

Olmedo López (derecha) durante la posesión de Sneyder Pinilla como subdirector, el 23 de junio de 2023.
Olmedo López (derecha) durante la posesión de Sneyder Pinilla como subdirector, el 23 de junio de 2023.UNGRD

El exfuncionario, que se reunirá este miércoles con la Fiscalía, se ha negado a dar más detalles. Al igual que López, busca un acuerdo con esa entidad para obtener beneficios judiciales a cambio de información. Puede que sus revelaciones sean invenciones para intentar salvarse, como señalan el Gobierno y sus aliados. Pero ya ha tenido éxito en sembrar dudas en la opinión pública sobre si la corrupción en la UNGRD solo muestra la codicia de sus funcionarios o si tiene también implicaciones mayores de un gran entramado en el Ejecutivo. “Entregaremos las diferentes pruebas”, ha asegurado.

“Un muchacho común”

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Ramón Sandoval, director del periódico local El Sabanero, cuenta por teléfono que, en Sabana de Torres, Pinilla era visto como “un muchacho común y corriente” antes de entrar en la política. Hijo de un trabajador petrolero —Sabana de Torres es vecina de Barrancabermeja, sede de la principal refinería de Colombia desde hace un siglo—, estudió en el Colegio Integrado Madre de la Esperanza y se mudó a Bucaramanga, la capital departamental, para formarse como ingeniero civil en la Universidad Industrial de Santander. Allí, según explicó Pinilla en una entrevista en 2021, elaboró un proyecto de acueducto para su municipio y comenzó a tejer lazos con los políticos locales. “Empecé a hablar mucho con la comunidad y conocí a muchos líderes, a muchas personas que no se veían representadas”, comentó.

Pinilla fue elegido alcalde en 2015 con los avales de la ASI y el Partido Conservador y, sobre todo, con el apoyo de Hugo Aguilar, un exgobernador condenado en 2013 por vínculos con paramilitares. En un video de la campaña, se observa como ambos se montan en una camioneta junto a Carlos Fernando Sánchez, entonces aspirante a la Gobernación impulsado por El coronel, como es conocido Aguilar por su pasado como oficial de policía. Se deshacen en elogios por el otro. “Tengo 28 años, la misma edad que tenía el hijo del coronel cuando se lanzó a la Gobernación. Y él es catalogado como uno de los mejores del país. ¿Por qué? Porque nosotros los jóvenes no llegamos a buscar una pensión. Yo sé que el doctor Carlos Fernando y el coronel Aguilar van a estar conmigo y me van a apoyar”, decía Pinilla. “El futuro está en este joven. Es un muchacho de familia, un muchacho honesto, un muchacho trabajador, visionario”, respondía el exmandatario departamental.

Algunos ya preveían que Pinilla, más allá de su edad, sería más de lo mismo. El periodista Sandoval explica que el joven candidato había trabajado en la Alcaldía de Uriel Velandia Gómez, un político liberal al que la Fiscalía capturó en 2019 por vínculos con las Águilas Negras y Los Rastrojos. “Fue un pupilo de él”, enfatiza el director de El Sabanero, un periodista tuvo que desplazarse a Bucaramanga tras ser amenazado de muerte en 2019, al final de la Administración de Pinilla. Otros, en cambio, fueron más optimistas. El abogado Deiver Parra, por ejemplo, cuenta por teléfono que él se ilusionó al principio. “Como éramos del mismo colegio, lo apoyé. Parecía una persona joven, que venía a hacer las cosas bien”, rememora.

Los años de Pinilla al frente de Sabana de Torres se saldaron con todo tipo de acusaciones. Parra y Sandoval mencionan casos como la creación de una Oficina de Tránsito que benefició a contratistas en Barranquilla o el presunto cobro irregular de subsidios por parte de concejales aliados —detenidos en un aparatoso operativo que llegó a medios nacionales—. “Empezó a hacer puros contratos de cemento porque sabía que ahí estaba el gana-gana”, afirma Parra, que ahora es veedor ciudadano. “Casi que no se notaba su Alcaldía. No vi sino una obra, un coliseo deportivo”, añade Sandoval, que también señala cómo esa Administración cerró el canal comunitario en el que emitía el programa Al Paredón con Ramón. Pinilla, por su parte, reconoció que se ejecutaron pocas obras en su gestión, pero lo atribuyó a demoras por largos procesos burocráticos.

El abogado y columnista santandereano Óscar Jahir Hernández comenta en una conversación telefónica con este periódico que en esa etapa Pinilla aprendió los gajes del oficio. “Era un muchacho de pueblo cuando fue candidato. Luego lo utilizaron como un títere para que sacara adelante los contratos de quienes lo apoyaron, pero aprendió las mañas y llegó a robar”, analiza. “Es lo que llamamos ‘una persona que hace caso’. Por eso fue triunfador y por eso lo siguieron apoyando para que llegue a puestos más altos. Cogió vuelo propio, pero sin traicionar a los clanes políticos que lo apoyaron”, añade el abogado, que el año pasado advirtió en su columna sobre las acusaciones que recaían sobre quien era entonces un recién nombrado subdirector de la UNGRD.

“No soy ni de izquierda ni de derecha”

Tras terminar su mandato en 2021, Pinilla fue contratista de la secretaría de Infraestructura de Santander y luego de la seccional en ese departamento del Instituto Nacional de Vías (Invías). Por ese entonces dio una entrevista a un canal local para defender su Alcaldía ante los atrasos en las obras. Aseguró que no tenía problemas para caminar por el municipio. “Me decían que cuando terminara me iba a ir asilado a Canadá, o a Estados Unidos. Y sigo acá, en el pueblo”, dijo. Asimismo, sentía incertidumbre sobre su futuro ante los últimos meses del Gobierno del uribista Iván Duque. “El otro año hay elecciones y tendremos que esperar a ver qué sucede. Ojalá elijamos bien. Yo no soy ni de izquierda ni de derecha, ojalá el que sea presidente no cometa tantos errores y saque el país adelante”, afirmó.

Pronto se puso la camiseta de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea: en junio de 2023 fue nombrado como subdirector de Manejo de Desastres de la UNGRD. Ha asegurado en varias ocasiones que su nombramiento se debió a su cercanía con Olmedo López, un político de la izquierda antioqueña que sucedió a Javier Pava Sánchez y Luis Fernando Velasco (ahora ministro del Interior) en la dirección de esa entidad y que firmó su nombramiento. Pero, en el debate público, ha surgido la pregunta de qué afinidad podía haber entre un político antioqueño del izquierdista Polo Democrático y un exalcalde del clan Aguilar en Santander, sin experiencia en la materia.

El veedor Parra mandó varios derechos de petición a la Presidencia apenas se enteró del nombramiento. Es militante de Colombia Humana, el partido del presidente, y la designación del exalcalde lo decepcionó. Quiso advertir al Gobierno sobre el largo historial de acusaciones de corrupción que tenía Pinilla, pero no logró que lo tuvieran en cuenta. “Me decían que cumplía con el perfil. Como no tenía una condena o inhabilidad, no le creen a uno”, explica. “Fue una cachetada para los partidos del Pacto Histórico [la coalición de Gobierno que incluye a Colombia Humana]”, agrega. Tanto él como el periodista Sandoval denuncian, además, que el subdirector de la UNGRD utilizó su cargo el año pasado para hacer campaña por el actual alcalde, Darío Buchenicow.

Pinilla ha reconocido parte de sus responsabilidades y le ha pedido perdón a Colombia en varias ocasiones. “Sabía que estaba haciendo algo malo. Y creo que es la oportunidad para pedirle perdón al país. Tal vez no fue la manera correcta de hacerlo. Pero esto [la corrupción] se ha vuelto una política de Estado”, comentó en Semana. Ha intentado suavizar sus faltas con el argumento de que solo cumplía órdenes. “Cuando me contrataron, era porque sabían que yo podía hacer caso y que yo podía ayudarles con las roscas, que desafortunadamente en el caso de los carrotanques salieron a la luz pública”, remarcó en El Reporte Coronell, en W Radio.

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