¿Recuperar la mili? Una encuesta por edad, sexo e ideología
El estudio de YouGov me sorprendió: el 42% de los españoles apoyaría un servicio militar obligatorio. Los más partidarios son los mayores y los votantes de Vox


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La semana pasada mostramos una encuesta sobre asuntos militares y geopolíticos, que despertó interés por una cifra: hasta un 42% de los españoles apoya que los jóvenes hagan un periodo de servicio militar obligatorio. Se armó revuelo. Mis redes se llenaron de gente diciendo que los viejos querían mandar a los jóvenes al cuartel. Algunos me criticaron por destacar la cifra de apoyo en lugar del 52% de oposición. Otros desconfiaban del dato, con cierta razón, como explicaré.
Lo que he hecho es conseguir más datos. Desde YouGov, la compañía de investigación responsable del estudio, me han compartido las 1.000 encuestas cruzadas por sexo, edad o ideología. Entonces, ¿quién quiere que vuelva la mili?
La primera sorpresa está en las edades. Aunque entre los jóvenes hay más oposición a la medida, las diferencias son pequeñas. Un 34% de los encuestados entre 18 y 24 años dice que “apoya con fuerza” o “tiende a apoyar” un periodo de servicio militar obligatorio para jóvenes, frente al 62% que se opone.
También hay diferencias entre hombres y mujeres. El apoyo al servicio militar cae entre las mujeres al 36%, frente al 47% de los hombres.
Y una brecha sensible entre territorios. El 50% de los encuestados en Andalucía apoyaría el servicio, frente al 37% de los madrileños, el 33% de los catalanes y apenas un 17% de vascos y navarros.
Por último, si miramos por partidos políticos, los más favorables a recuperar el servicio militar son los votantes de Vox —la formación incluyó la mili en su programa de 2019, pero después su interés decayó—. Según el sondeo de YouGov, apoyan la conscripción el 69% de quienes votaron por la formación ultraderechista en 2023, frente al 49% de los votantes del PP, el 35% del PSOE y el 24% de Sumar.
Reconozco que estos datos me sorprenden. Hubiese dicho que en un país que eliminó el servicio militar hace solo 25 años, los partidarios de recuperarlo serían menos de los que encuentra YouGov. No puedo evitar sentir —aunque es solo una impresión— que si el debate de la mili realmente volviese, y se articulase, veríamos crecer sus detractores y a los defensores del ejército profesional.
Es cierto que la encuesta se ha hecho en unos días belicistas, cuando es un tema de conversación el rearme de Europa. Pero tampoco he encontrado una total refutación con datos históricos. Allá por el año 2000, cuando se eliminó el servicio militar, todavía un 13% o 14% de la gente lo defendía como modelo, frente al 78% que quería un ejército solo profesional, según el CIS. Otra encuesta de 2006 preguntó por el servicio militar “como experiencia” y encontró división: entre los hombres que lo habían hecho, el 58% lo calificó como una experiencia positiva.
Quizás el dato más contundente contra la mili no es una opinión expresada frente a un encuestador o un formulario online, sino lo que revelaban con sus decisiones miles de jóvenes insumisos: en los últimos años del servicio, allá por 1997, las solicitudes de objeción de conciencia llegaron a ser la opción del 75% de los jóvenes.
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🗳️ 1. ¿Y si las elecciones se deciden por quién no vota?
Cuando hay un cambio de gobierno, lo habitual es pensar que la ciudadanía ha cambiado su voto para escoger un partido o un candidato diferente del anterior. Eso ocurre, por supuesto. Pero a menudo es determinante otro cambio: el de la gente que se abstiene en cada elección. Llevándolo al extremo, el presidente de un país puede cambiar sin que nadie se pase de un candidato al rival.
Estos días, el consultor David Shor ofrecía un ejemplo fantástico de este “efecto composición”, con su análisis de votantes registrados y millones de entrevistas sobre las elecciones de 2024 que acabaron con Donald Trump en la Casa Blanca.
- Si en esas elecciones de 2024 solo hubiesen votado quienes votaron en 2022, Kamala Harris habría ganado el voto popular por 0,6 puntos sobre Trump.
- Sin embargo, con el universo de votantes que efectivamente acudió a las urnas, el ganador fue Trump por 1,4 puntos.
- Pero hay más: si todas las personas registradas para votar lo hubiesen hecho realmente, el republicano habría arrasado. Habría superado a Harris por casi cinco puntos.
Es un ejemplo de lo determinante que puede resultar la participación. En un país polarizado, dónde pocos votantes están dispuesto a cambiar entre los dos grandes partidos en función de un candidato o del desempeño del presidente saliente, el poder puede decidirse en función de quién se deja más simpatizantes en casa.
🔻 2. Más sobre la recesión en EEUU
La semana pasada os conté sobre la caída de las bolsas y el creciente miedo a la recesión en Estados Unidos. Un lector me dirigió al modelo GDPNow, del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, que ofrece estimaciones en tiempo real del PIB. A fecha de 18 de marzo, su estimación es una caída del 1,8% para el primer trimestre de 2025.
En el mercado de predicción Polymarket, la probabilidad de una recesión para 2025 ha bajado ligeramente esta semana, aunque sigue en un 34%.

📚 3. Salen tres libros de voces que admiro
Tiny Experiments, de Anne-Laure Le Cunff, que dejó Google por un doctorado en neurociencia. Me encanta leerla porque combina rigor y cercanía para hablar de aprendizajes sin caer en la trampa de la hiperproductividad. Su primer libro es un texto optimista y convincente que propone una mentalidad experimental: en lugar de perseguir objetivos lineales hacia metas arbitrarias, ¿por qué no ensayar, seguir tu curiosidad y aprender de aciertos y errores? Le hago el mejor cumplido para un libro de crecimiento: Voy a aplicar lo que recomienda.
Abundance, de Ezra Klein y Derek Thompson, explora por qué en EEUU “nuestra capacidad para ver problemas se ha afilado, mientras que nuestra habilidad para resolverlos ha disminuido”. El libro —que todavía no he leído— promete explicar la falta de progreso en proyectos ambiciosos en EEUU, como la vivienda asequible, la infraestructura o el cambio climático. Es un tema fascinante, pero lo leeré por sus autores: Klein y Thompson son dos de mis periodistas favoritos.
Proof: The Uncertain Science of Certainty, donde Adam Kucharski explora “cómo sabemos lo que sabemos”. Kucharski es epidemiólogo y matemático, y fue uno de mis científicos de referencia durante la pandemia. Además, es el autor de ‘The Perfect Bet’, un libro fascinante sobre cómo ganar en juegos, como la ruleta a las apuestas deportivas, donde se supone que nadie debería poder ganar.
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