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Putin elogia a Trump y su estrategia de “tipo sencillo” cansado de las élites

El mandatario califica de “histeria” las acusaciones de Washington contra Rusia de querer influir en las presidenciales del ocho de noviembre

Putin, durante su discurso en Sochi.Foto: reuters_live | Vídeo: GETTY / REUTERS-QUALITY
Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó su comprensión por la estrategia del candidato a la presidencia norteamericana, Donald Trump, y su imagen de “tipo sencillo”. Putin se expresó así en la reunión anual con politólogos y expertos internacionales organizada por el club Valdái en la localidad de Sochi (en la costa del mar Negro).

 Trump “por lo visto ha elegido su manera de llegar a los corazones de los electores. (…) Claro que se comporta de forma extravagante, como todos vemos, pero creo que todo esto no carece de sentido, porque, en mi opinión, (Trump) representa los intereses de esa importante parte de la sociedad en Estados Unidos, que está cansada de las elites que llevan decenas de años en el poder. (Trump) simplemente representa los intereses de esas gentes sencillas” a las cuales “no les gusta la transferencia hereditaria del poder”, afirmó el líder que desde el año 2000 dirige los destinos de Rusia.

Putin calificó de “histeria” las acusaciones, según las cuales Rusia quiere influir en las elecciones presidenciales norteamericanas y las consideró como una forma de desviar la atención de los muchos problemas con los que se enfrenta EE. UU. hacia los supuestos hackers, espías y agentes de influencia rusos.

 “¿Acaso alguien piensa en serio que Rusia puede influir de alguna manera en la elección del pueblo norteamericano?”, inquirió Putin, retóricamente. ¿Acaso EE. UU. es un país bananero? EE. UU. es una gran potencia y si no tengo razón, corríjanme por favor”, concluyó.

 Como en años anteriores en su cita con el club Valdái, Putin reiteró sus acusaciones a occidente de no haber aprovechado las oportunidades surgidas tras la Guerra Fría para colaborar en pie de igualdad con Rusia y les acusó de distorsionar el orden mundial mediante iniciativas desestabilizadoras. En la lista de agravios, sin matices ni distinciones entre los diferentes casos, Putin incluyó los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia, la intervención en Afganistán tras el ataque a las torres gemelas de Nueva York, la intervención en Libia y en Irak.

 En lo que se refiere a Siria y las acusaciones a Rusia sobre su intervención en Alepo, Putin trazó un paralelismo entre los enfrentamientos en esta ciudad y la ofensiva del ejército iraquí apoyado por EE. UU. en Mosul, en Irak. Putin rechazó las críticas a Rusia por los bombardeos en Alepo y recordó que tanto en Irak, como en Afganistán o en Yemen se produjeron víctimas civiles. En Alepo, manifestó, hay que “destruir los nidos de los terroristas, haciendo todo lo posible para evitar las víctimas civiles”. “Si no se puede tocar nada entonces no hace falta la ofensiva sobre Mosul. Entonces, dejémoslo todo como está”, dijo.

El presidente ruso constató que no se ha formado un frente único en la lucha contra el terrorismo y reconoció que sus conversaciones con el presidente de EE. UU. no tuvieron éxito. En la lucha contra el terrorismo “no hay resultado global y las amenazas no hacen más que incrementarse”, dijo.

Ante el moderador de la sesión que le había deseado llegar “felizmente a la jubilación”, Putin reaccionó: “Por el momento aún no estoy jubilado y siendo el dirigente de un gran país, debo ser moderado y no expresar excesiva agresividad. Hablando en propiedad, tampoco creo que este (la agresividad) sea mi estilo”.

Putin fue pesimista sobre el año transcurrido desde el último foro de Valdái y manifestó que “nada ha mejorado” y que las contradicciones entre la redistribución del poder económico y la influencia política siguen aumentando, mientras la carga de desconfianza mutua merma las posibilidades de responder eficazmente a los desafíos reales existente ante la sociedad mundial “El mismo proyecto de globalización está en crisis”, señaló.

Opinó el jefe del Estado ruso que existe un “déficit de estrategia e ideología del futuro”, lo cual crea una “atmósfera de desconfianza que influye directamente en el estado de ánimo de la sociedad.” “El futuro no atrae, sino que asusta”, dijo. Sobre la “tesis del triunfo de los marginales y los populistas sobre las minorías defensoras del sentido común, sobrias y responsables”, el problema no son los populistas sino que “la gente sencilla, el ciudadano de a pie han dejado de confiar en la clase dirigente”, dijo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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