Silvio Berlusconi, ingresado en Milán por un problema en el corazón

A Silvio Berlusconi le ha dado un arrechucho el corazón. El domingo por la tarde se sintió mal en Roma —donde su partido, Forza Italia, cosechó un rotundo fracaso en las municipales—, el lunes regresó a Milán y este martes los médicos del hospital San Raffaele lo han sometido a un examen en el que han descubierto una “descompensación cardiaca”, por lo que ha quedado ingresado en observación. Según fuentes de su partido, la hospitalización del ex primer ministro italiano, de 79 años, estaba ya programada y, aunque será sometido a diversas pruebas para establecer un diagnóstico, “no es nada grave ni preocupante”. Sí reconocen que, en los últimos días, Berlusconi había acusado síntomas de un gran estrés.

Berlusconi fue operado del corazón en 2006 en el Heart Center de Cleveland (Ohio, Estados Unidos) después de que se desmayara en un acto público. Se le detectó una leve arritmia cardiaca y se le implantó un marcapasos, que fue sustituido en Milán el pasado mes de diciembre. El domingo por la mañana, el magnate fue a votar a un colegio electoral cercano al palacio Grazioli, su residencia en Roma, acompañado de su pareja, Francesca Pascale. Allí se detuvo con algunos periodistas a los que, de buen humor, contó que esa misma mañana había estado recordando la cantidad de ataques que, según él, ha sufrido a lo largo de su carrera política. “Y en vez de ir con mujeres”, bromeó, “tres tardes a la semana las tenía que pasar con mis abogados”.

Al parecer, el buen talante de la mañana se convirtió en frustración al constatar que Alfio Marchini, su candidato a la alcaldía de la capital de Italia, solo obtenía un 10,83% de los votos, quedando relegado al cuarto puesto tras Virginia Raggi, la candidata del Movimiento 5 Estrellas, Roberto Giachetti, el candidato del Partido Democrático (24,80%), y Giorgia Meloni (20,68%), antigua integrante de Forza Italia, cabeza de lista de Hermanos de Italia y apoyada en la actualidad por la extrema derecha de la Liga Norte. Aunque ya se veía venir, la noche electoral de las municipales certificó el veloz descenso hacia la nada del otrora victorioso partido de Berlusconi.