La alta tasa de migración irrumpe en el debate del ‘Brexit’
El año pasado, 333.000 inmigrantes llegaron a Reino Unido, cifra cercana a su máximo histórico
La tasa de inmigración ha vuelto a batir un récord en el Reino Unido, procurando munición a los defensores del Brexit. La Oficina Nacional de Estadística acaba de publicar las cifras correspondientes al año pasado: registró una migración neta de 333.000 personas (llegadas menos partidas) superior en 20.000 nuevos arribos al 2014. La mitad corresponde a ciudadanos de otros países de la Unión Europea. Los líderes de la campaña a favor de dejar la UE recuerdan las promesas incumplidas del primer ministro, David Cameron, de reducir drásticamente este flujo.
Esa radiografía demostraría, en palabras del líder del partido antieuropeo UKIP, Nigel Farage, que la inmigración “está fuera de control” en las islas británicas. O en las del exalcalde de Londres y uno de los pesos pesados de la campaña a favor de la salida de la UE, el conservador Boris Johnson, que “estamos añadiendo una población del tamaño de la ciudad de Oxford” con consecuencias nefastas para la fuerza laboral británica. Las cifras oficiales revelan que el 40% de los recién llegados en 2015 lo hicieron en busca de trabajo, mientras que al 60% restante ya le esperaba un contrato.
La difusión de esos datos, a menos de un mes del referéndum sobre la adhesión a Europa del 23 de junio, ha supuesto un revés para Cameron, quien en las dos sucesivas campañas electorales que le abrieron la llave del gobierno prometió reducir la tasa anual de inmigración por debajo de las 100.000 personas. Johnson le ha espetado que la permanencia en la UE significará una “despedida permanente” de cualquier ambición por controlar la llegada de inmigrantes a las islas. El primer ministro ha delegado la respuesta en el número dos del Ministerio del Interior, James Brokenshire, defensor de mantener el anclaje en la Unión, aunque renegociando los términos de la adhesión del Reino Unido, para cerrar “las rutas traseras” de los inmigrantes por la vía de la cooperación de los socios comunitarios.
Una de las principales cuestiones de la que reniegan los partidarios del Brexit es el derecho de todos los ciudadanos de la UE a vivir y trabajar en otros países miembros. El Reino Unido registró el año pasado la llegada de 270.000 personas procedentes de ese espacio común, cifra ligeramente superior a la de 2014 (264.000). Por el contrario, el número de inmigrantes de otros países se redujo, aunque también de forma poco signifcativa (pasó de 287.000 en el año anterior a 277.000). Estos datos no contabilizan a aquellos inmigrantes que decidieron abandonar las islas británicas en 2015.
Cameron no solo se ha despertado este jueves con el mal trago de un informe de la Oficina Nacional de Estadística que cuestiona sus promesas electorales. Uno de sus antiguos asesores de campaña, Steve Hilton, asegura en una entrevista publicada hoy por The Times que el primer ministro engrosaría las filas de los defensores del Brexit si no fuera por el cargo que ocupa. Lo dice un estratega que lo conoce muy bien y que dice estar seguro de que su antiguo jefe es un euroescéptico de corazón.
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