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Afganistán y la tensión entre Rusia y Turquía inquietan en Asia Central

La preocupación por la inestabilidad en la región se pone de manifiesto en una conferencia internacional organizada por Turkmenistán

Pilar Bonet
Un miembro de las fuerzas de seguridad afganas en Kunduz el pasado octubre durante una ofensiva talibán.
Un miembro de las fuerzas de seguridad afganas en Kunduz el pasado octubre durante una ofensiva talibán.JAWED KARGAR (EFE)

La preocupación por la inestabilidad en la vecina Afganistán y por la tensión entre Rusia y Turquía se evidenciaron en la conferencia internacional organizada por Turkmenistán en su capital con motivo del veinte aniversario de la adopción de su política de neutralidad.

El más alarmista fue el presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, quien atribuyó el creciente enfrentamiento entre el Gobierno de Kabul y los talibanes a la “salida acelerada” del contingente internacional que combatía el terrorismo en Afganistán y a la disminución del apoyo económico a Kabul. “El vacío dejado (en Afganistán) por las fuerzas extranjeras es llenado por las fuerzas agresivas y terroristas procedentes de Oriente Próximo”, dijo el líder uzbeko, según el cual la situación responde al principio de los “vasos comunicantes” y los extremistas se van de Oriente Próximo y atacan en Afganistán”. Karímov, que se ha mostrado implacable con todo tipo de oposición real en su país, afirmó que la única vía posible para Afganistán es un compromiso entre el gobierno afgano y los talibanes bajo la égida de la ONU.

Uzbekistán, que permitió la instalación en su territorio de contingentes militares americanos y europeos tras el 11 de septiembre de 2001, obligó después a marcharse a los extranjeros “Hasta ahora no tenemos un arma que podamos oponer” a las “fuerzas agresivas y terroristas que no conocen ninguna limitación” y “se filtran en todas partes”, afirmó Karímov.

Por su parte, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimuhamédov dijo que sus proyectos de transporte serán una ·garantía de florecimiento” de la zona y aseguró que Turkmenistán “nunca ha politizado la colaboración económica”. El presidente turcomano inaugura este domingo el tramo en su territorio del gasoducto TAPI (Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India).

Por su parte, el presidente bielorruso Alexandr Lukashenko, el aliado más cercano de Rusia, se sumó al rumbo de sus anfitriones y dijo que la política de múltiples vectores de Bielorrusia es “equivalente” a la neutralidad de Turkmenistán. En una alusión a Moscú y Ankara, el dirigente bielorruso ofreció los servicios de Minsk “para resolver cualquier cuestión” “si las grandes potencias lo necesitan”.

Turquía y Rusia deben encontrar la forma “aunque sea de dar medio paso de acercamiento mutuo” y restablecer las buenas relaciones, señaló. “Los errores son inevitables y no hay que aventarlos, sino solucionarlos, haciendo concesiones y compromisos”, dijo. "Hoy todo depende de todos, y lo que sucede en una parte del mundo, tiene eco en la otra”, sentenció. A su esfuerzo mediador entre Rusia y Turquía se unió el líder kirguizo Amazbek Atambáev, que exhortó a “parar la escalada de tensión en las relaciones bilaterales”.

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A la cita internacional de Ashgabad asistían el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogán y la jefa del senado ruso, Valentina Matvenko, en nombre del presidente Vladímir Putin. El presidente Gurbanguly Berdimuhamédov evitó diplomáticamente que ambos se cruzaran. La representante rusa dijo que Moscú sigue combatiendo con ahínco en Siria a petición de Damasco.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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