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El “hermano mayor” de Mohamed VI

El relevo en España se produce en pleno proceso de reformas en el país vecino

Javier Casqueiro
Don Juan Carlos, junto a Mohamed VI, visiblemente emocionados en su encuentro previo a los funerales por Hasán II, en 1999.
Don Juan Carlos, junto a Mohamed VI, visiblemente emocionados en su encuentro previo a los funerales por Hasán II, en 1999.EFE

Mohamed VI, que estaba regresando de su primer viaje oficial a Túnez tras las revueltas de la primavera árabe, se ha encontrado por sorpresa con la abdicación de su “hermano mayor” el rey Juan Carlos. Ni desde el Palacio Real ni desde el Gobierno marroquí se han emitido aún mensajes oficiales. Ambos reyes han mantenido una buena y estrecha relación, especialmente tras el fallecimiento en 1999 de Hasán II, padre del actual monarca alauí, cuando don Juan Carlos se ofreció amistosamente a ejercer una especie de protección fraternal.

Tras conocer la noticia, Mohamed VI telefoneó al Rey para destacar su “papel fundamental en la transición” y habló también con el príncipe Felipe para felicitarle.

Mohamed VI, de 51 años, siempre ha mantenido una relación especial con don Juan Carlos. Como se pudo observar en la última visita oficial que el rey de España realizó a Marruecos, en julio de 2013, durante cuatro días, acompañado de seis ministros y 30 empresarios de primer nivel. La cita se programó a toda prisa, justo después de una operación de don Juan Carlos, y Mohamed VI no tuvo inconveniente en organizar todos los eventos en pleno Ramadán, algo que no había hecho nunca antes con un jefe de Estado.

Muchos empresarios marroquíes estaban ya de vacaciones y fueron instados por el propio rey Mohamed VI a permanecer en Rabat y Casablanca para facilitar las charlas bilaterales. El monarca alauí se desvivió por atender con todos los honores a su “hermano español”.

La monarquía en Marruecos es ahora constitucional y con muchos más poderes que en España. Mohamed VI es, además, la primera autoridad religiosa —comendador de los creyentes y responsable del consejo supremo de los ulemas— y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. La Constitución marroquí, retocada en 2011, le confiere un papel de arbitraje sobre la política del país. El rey de Marruecos está implicado personalmente en muchas de las reformas políticas y proyectos de modernización e infraestructuras, pero no existe ningún debate relevante sobre la vigencia de su papel en la sociedad. Su figura es generalmente respetada.

El monarca alauí puede promover cambios de Gobierno, pero también arbitra y presiona directamente, con llamadas de teléfono, o indirectamente, a través de sus consejos de asesores, independientes del Ejecutivo y con gran capacidad de influencia. El presupuesto de la Casa Real marroquí está exento de control parlamentario. El rey viaja a menudo al extranjero y deja una situación de interinidad en la jefatura del Estado que no está regulada.

Su figura parece también intocable. Unos periodistas se atrevieron a hablar de sus problemas de salud en 2009 y el director de un semanario pasó seis meses en la cárcel antes de que el propio rey le indultase.

En la Constitución se reservan 18 artículos para detallar todos los poderes del rey y se especifica que la monarquía es hereditaria, se transmite de padres a hijos, en concreto al mayor, salvo que el propio rey quiera cambiar ese orden de prelación. Si no existiera un hijo varón, se buscaría en una línea colateral para asegurar la sucesión. En caso de abdicación tendría que intervenir la Corte Constitucional. El hijo mayor de Mohamed VI, el príncipe heredero, Mulay Hasán, tiene ahora 11 años.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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