Cameron presiona a Escocia para que siga unida a Londres
Solo el 23% de los escoceses se muestra a favor de la secesión
Escocia debería permanecer como parte integrante de Reino Unido porque esa unión entraña “lo mejor de ambos mundos”, subraya David Cameron en una misiva destinada a disuadir a los habitantes de esa autonomía de que consumen la ruptura en el referéndum sobre la independencia que se celebrará en otoño del próximo año. La declaración del primer ministro británico, cuyo texto aparece desde ayer en el sitio web de Downing Street, marca el arranque de una campaña de su Gobierno sobre las ventajas que supone para los escoceses su doble condición de británicos, y ha coincidido en el tiempo con una merma del apoyo a las tesis separatistas.
Tan solo el 23% de los escoceses votaría hoy a favor de la secesión, según las últimas encuestas, que sin embargo siguen revelando una demanda mayoritaria (61%) del traspaso de más competencias al Gobierno de Edimburgo. La caída de nueve puntos respecto al año pasado en el apoyo al proyecto soberanista del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas inglesas) es el reflejo de la creciente incertidumbre que suscitan cuestiones como la pertenencia a la Unión Europea. Un desenlace afirmativo en el plebiscito forzaría al nuevo Estado a renegociar su adhesión a la UE, extremo que minimiza el primer ministro autonómico, Alex Salmond, pero que los partidarios del no están explotando con suerte.
“Gran Bretaña funciona, y funciona bien. ¿Por qué romperla?”, se pregunta Cameron como parte de una ofensiva que ha sido tildada por el SNP de “ataque completamente negativo”, en contraste con “los argumentos positivos de la campaña independentista que quiere preparar el futuro”, en palabras de la número dos del Ejecutivo escocés, Nicola Sturgeon. El grupo de trabajo creado por Salmond con el fin de trazar las líneas económicas de una Escocia independiente publicará hoy sus propuestas, el mismo día elegido por el Gobierno de Londres para comenzar a difundir una serie de documentos sobre los beneficios que reporta a los escoceses la bandera de la Union Jack. La economía, la moneda, cuestiones de defensa, asuntos exteriores y del Estado del bienestar serán analizados en esos papeles bajo un prisma que pretende subrayar las bondades de más de tres siglos de alianza.
En un discurso que en la jornada dominical de hoy tomaba a Internet como principal portavoz, Cameron recuerda: “Nuestros ancestros exploraron juntos el mundo y nuestros abuelos fueron también juntos a la batalla: somos parte de la misma familia y las gentes de estas islas mantienen unos vínculos irrompibles”. El político que suscribe estas palabras es el mismo que aceptó el pasado octubre, y guiado por un sentido democrático, firmar un acuerdo con Alex Salmond para dar luz verde al referéndum sobre la independencia escocesa, con el compromiso mutuo de acatar cualquier resultado salido de las urnas.
El pulso político para defender los respectivos postulados (pro y antiindependencia) ha cobrado intensidad desde principios de la semana pasada, cuando el Gobierno escocés publicó una hoja de ruta que presenta el plan de transición en el supuesto de que el plebiscito del próximo año se saldara con un sí. El SNP prevé convocar elecciones al nuevo Parlamento de una Escocia soberana en mayo de 2016, y utilizar el margen de tiempo hasta entonces para dotarse de una Constitución escrita, negociar con Londres los términos de la separación y, en un poco realista vaticinio de Salmond, resolver asimismo la relación con la UE. Cameron criticó entonces la pretensión de los separatistas de que “ya tienen la independencia en el bolsillo” y la caracterizó del siguiente modo: “Es como si saltáramos directamente a los créditos de una película, antes de haber visto el filme”.
Las espadas están en alto y el primer ministro británico, hasta la fecha muy discreto a la hora de intentar neutralizar las reivindicaciones independentistas desde territorio escocés, ha iniciado la movilización oficial para evitar el divorcio. En su carta a los escoceses, dice plantear argumentos que salen tanto “de la cabeza como del corazón”, pero esta última carta es la que juega más a fondo cuando, por ejemplo, subraya el esfuerzo común de ingleses, galeses y escoceses para “luchar por la libertad y la democracia en dos guerras mundiales” o establecer “instituciones tan valoradas en el resto del mundo como el NHS [el servicio de sanidad público] o la BBC”.
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