Spooky
Los chinos esperan iniciar en cinco años una red global de comunicación cuántica. Van en serio, y lo están haciendo genial
Fue la peor pesadilla de Einstein. El genio por antonomasia del siglo XX nunca pudo aceptar la mitad de la física del siglo XX: la mecánica cuántica, donde una partícula puede estar en dos sitios a la vez, o puede no estar en ningún estado definido, sino en una superposición de ellos que, al igual que el famoso gato de Schrödinger, están a la vez vivos y muertos. Solo cuando las mides adquieren sus propiedades un valor definido, como las cosas de nuestro mundo.
Es curioso que fuera Einstein quien formulara el mayor desafío a la física cuántica, porque ese desafío ha logrado el efecto exactamente contrario: demostrar por encima de toda duda razonable que el mundo cuántico es genuinamente spooky (espeluznante, horrible, que pone los pelos de punta). Su peor pesadilla.
La mecánica cuántica no solo predice que una partícula puede estar en dos estados a la vez, sino también que dos partículas con un origen común pueden estar entrelazadas (entangled) como si fueran una sola. Einstein percibió que, si esto fuera cierto, ocurriría algo absurdo. Imagina un artefacto que genera dos partículas entrelazadas que salen pitando en direcciones opuestas a la velocidad de la luz. Deja a esas partículas alejarse mucho una de otra y luego mide las propiedades de una. Esa medición afectará a la otra partícula de manera instantánea, puesto que ambas eran un mismo objeto cuántico hasta el momento de la medición.
Instantáneo quiere decir que se propaga a mayor velocidad que la luz, y eso no cuadraba con Einstein, el descubridor de que la velocidad de la luz es un límite máximo por ley de la naturaleza. Einstein quiso reducir al absurdo esta predicción de la mecánica cuántica, y la llamó “acción espeluznante a distancia”.
Los físicos, sin embargo, saben desde hace tiempo que esa acción espeluznante ocurre en la realidad. De hecho, invalidar la objeción de Einstein ha sido un motor relevante de la física cuántica durante décadas. Pero el último avance merece una mención aparte.
Un equipo de científicos chinos ha presentado (Science, 15 de junio) el logro asombroso de mantener entrelazados miles de pares de fotones a lo largo de 1.200 kilómetros, y con mediación de un satélite, el primer satélite cuántico del mundo, lo que confirma de paso su posición como potencia espacial. Los objetivos inmediatos son algunas de las cuestiones más profundas de la física actual, pero en cinco o diez años los chinos esperan estar listos para iniciar una red global de comunicación cuántica. Van en serio, y lo están haciendo genial.
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