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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Regeneración en la SGAE

La entidad que vela por los derechos de autor suma otro escándalo con 'la rueda'

Palacio de Longoria, sede de la SGAE.
Palacio de Longoria, sede de la SGAE.Carlos Rosillo

Reconocer los derechos de propiedad intelectual y remunerarlos de manera transparente y equitativa es esencial en las industrias culturales y creativas. Por número de socios y volumen de recaudación, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) se ha convertido en la entidad más importante en la gestión de los derechos de autor. Y también la más polémica. El último escándalo lo ha destapado esta semana la Audiencia Nacional al sacar a la luz un turbio entramado de “autores y editoriales por corrupción entre particulares” que se ha saldado con la detención de 18 personas, 16 registros y 20 requerimientos de documentos.

La trama, según las investigaciones, creaba música basura y registraba falsos arreglos sobre obras musicales de dominio público para emitir tales contenidos en las franjas de madrugada de las televisiones. El sistema, conocido como la rueda, generaba sustanciosos derechos de propiedad intelectual que se repartían con las cadenas. Para amasar más beneficios, extendían estas prácticas a la música inaudible, imperceptible al oído del telespectador, que sonaba durante un telediario o un partido de fútbol.

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La trama habría generado un fraude cercano a los 100 millones de euros entre los años 2006 y 2011. En el montaje del tinglado colaboraban —siendo o no conscientes de las irregularidades— las principales televisiones, públicas y privadas. Algunas cadenas han cancelado estas emisiones y puesto a disposición del juez contratos y liquidaciones.

Estos chanchullos fueron ya denunciados en 2013 por el entonces presidente de la SGAE, Antón Reixa, que no solo no logró frenar la rueda sino que acabó siendo destituido. Con semejantes antecedentes es obvio que la entidad requiere una urgente regeneración. Si no es capaz de sanearse internamente, quizá sea necesario el empujón del Ministerio de Cultura.

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