_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Contra el dolor

El dolor tiene una frontera y esa es la de la muerte, no hay más. Ninguna esperanza es mayor muro que ese concreto, implacable, que tiene su calendario y su protagonista

Juan Cruz
Jose Antonio Arrabal, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, en su casa el 2 de abril.
Jose Antonio Arrabal, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, en su casa el 2 de abril.Bernardo Perez

EL PAÍS publica unas imágenes en las que un hombre explica sus exigencias humanas ante lo que ya sólo puede tener fin. El dolor tiene una frontera y esa es la de la muerte, no hay más. Ninguna esperanza es mayor muro que ese concreto, implacable, que tiene su calendario y su protagonista. Individual, radicalmente humano.

Ser hermano o pariente o amigo del dolor no es sino una de las maneras humanas, intransitivas, de la solidaridad. Pero el dolor es individual, así se expresa; hay paliativos, personas que te asisten, con la ciencia y con la palabra, y te alivian, te abren el camino de una esperanza que se trunca cada vez que amanece otra vez la evidencia del dolor.

Más información
“Me indigna tener que morir en clandestinidad”
El Congreso aprueba debatir una ley de muerte digna sin incluir la eutanasia

La ciencia sabe, ha aprendido a lo largo de los siglos, y ahora sabe, sabe del dolor, lo alivia, pero no lo interrumpe. En España, en otros países. No se puede interrumpir lo inexorable, ni con la esperanza; contra el dolor último no hay esperanza alguna. El dolor sigue, su camino es más dolor, ausencia de otro horizonte que el de la desesperanza.

La esperanza dicta, una a una, las palabras que ya sabemos, y que sabemos decir: espera. Hay un momento en que ese verbo, esperar, se conjuga con urgencia, no se puede esperar. No se puede más. Entonces crece ese grito del que EL PAÍS hoy se hace eco.

Hacer crónica del dolor, contarlo, sólo se puede hacer de veras en primera persona. Una persona que grita, en el ensueño dolorido de los últimos días, no está pidiendo tan solo que la alivien. Que pase el dolor, que no vuelva. No es excepcional el dolor, es lo que espera con su azuzada espada invencible.

Esas imágenes que explica EL PAÍS representan la perplejidad que sienten aquellos que quisieran que lo que la ciencia sabe hacer, y debería hacer, ante la incomprensión ruin de la ley, sea hecha, con la claridad de las leyes.

Contra esa ilegalidad impuesta a la libertad de poner fin al dolor se manifiesta Arrabal; su decisión y su soledad implican a la sociedad entera en un grito que no es individual y que se comprende cada vez que se recuerdan los últimos días de aquellos a quienes hemos visto sufrir, pedir alivio, creer que ya la tierra no será jamás un paraíso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_