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MIRADOR
Columna
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Guerra de civilizaciones

A ningún dirigente político se le puede escapar que hay una parte de verdad en el discurso de Levy

Jorge M. Reverte
Andrea Levy y Esperanza Aguirre tomando café en el Foro Madrid.
Andrea Levy y Esperanza Aguirre tomando café en el Foro Madrid. Samuel Sanchez

Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, se ha ido de la mui hablando del atentado de Berlín, culpabilizando a toda una civilización de lo sucedido en la capital alemana. Pero Levy, que ha tenido que recoger velas, porque nadie ni siquiera de su partido la ha defendido, está representando a una parte muy significativa de los españoles y los europeos al decir eso.

Levy sabe bien de qué habla. Porque está hablando, en clave interna, de las ideas de José Luis Rodríguez Zapatero y su intento baldío de una “alianza de civilizaciones”. Esa alianza no tuvo ninguna fortuna, porque no tenía con quien firmarla. Nadie “al otro lado del Mediterráneo” tiene capacidad para firmar algo así. La última vez que pasó algo parecido fue en Lepanto.

Pero Levy no anda muy lejos de la verdad, porque estamos hablando de algo de lo que la corrección política no permite hablar, que es de los contenidos de los libros sagrados. La yihad, o guerra santa, no es un invento de los ministros del Interior de la derecha europea. Otra cosa es que los Gobiernos europeos hayan apoyado salidas injustas para conflictos que no comprendían: Irak, Afganistán y ahora Siria. Pero de todos ellos ha sacado tajada la interpretación más oscura y salvaje del Corán.

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Nosotros, los europeos, liberales y demócratas, hemos estado en posiciones muy confusas durante mucho tiempo. No hay que remitirse a las cruzadas para encontrar ejemplos. Desde luego, a los españoles no nos pilla nada lejos la participación de musulmanes en la Guerra Civil, que llevaban en su pecho estampitas de la Virgen que les ponían las damas de alta sociedad sevillana, para que mataran infieles de los nuestros.

Ningún dirigente político se puede permitir decir cosas como las que ha dicho Levy, pero a ningún dirigente político se le puede escapar que hay una parte de verdad en su discurso. El propio Erdogan juega con ese asunto cuando hace política con Europa. Y no se puede, jamás, hablar de esto cuando es obligatorio mencionar, para hacerlo con sensatez, la guerra civil que practican chiíes y suníes desde hace siglos, y que implica, en mayor o menor medida, a las monarquías del Golfo.

Estamos en guerra abierta con el terrorismo islámico y, sobre todo, una parte considerable del mundo islámico está en guerra con la cristiandad. No ser conscientes de formar parte de esta cristiandad hace que se pueda ser más débil en esa guerra. Porque basta que el enemigo lo tenga claro.

Andrea Levy no se ha equivocado, pero puede decirlo mejor.

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