El cuervo y el pupitre
¿En qué se parecen un cuervo y un pupitre?, le pregunta a Alicia el Sombrerero Loco
Nuestra indagación de la semana pasada sobre las características de la red que formamos las personas vinculadas a Materia no ha llegado muy lejos (ver comentarios), por lo que la cuestión sigue abierta. Un enfoque obvio consiste en considerar que las aristas del correspondiente grafo (es decir, lo que conecta a las personas entre sí) es el diálogo: mi “distancia” a cada una de las lectoras y lectores con quienes he dialogado en la sección de comentarios es 1, mi distancia a los que han dialogado con cualquiera de estas personas pero no directamente conmigo es 2, etc. Esta “red dialógica” es seguramente muy densa, pues por suerte los debates e intercambios de opiniones son muy frecuentes; pero cabría buscar formas de conexión más sutiles y significativas.
En su juego de los “dobletes”, Carroll nos propone pasar de una palabra a otra del mismo número de letras, en el menor número de pasos posibles
Señalaba oportunamente Miquel Bassols, uno de nuestros “usuarios destacados”, que nuestras redes (las que conectan entre sí a los humanos en general) son básicamente lingüísticas, y eso me llevó a pensar en las conexiones formales entre palabras, ampliamente exploradas por los miembros de Oulipo (Ouvroir de Littérature Potentielle) y mucho antes que ellos por ese gran precursor de casi todo que fue Lewis Carroll.
Del amor al odio hay más de un paso
En su juego de los “dobletes”, Carroll nos propone pasar de una palabra a otra del mismo número de letras, en el menor número de pasos posibles, cambiando una sola letra en cada paso y obteniendo siempre palabras existentes. Por ejemplo, podemos pasar de PATO a ROSA de la siguiente manera (entre otras): PATO, RATO, RATA, ROTA, ROSA. En este caso, cuatro pasos es el mínimo, ya que todas las letras de la palabra final son distintas de las de la palabra inicial (aunque no siempre es tan fácil encontrar palabras intermedias).
Dicen que del amor al odio no hay más que un paso; pero para pasar de AMOR a ODIO con la técnica de los dobletes necesitaremos algunos pasos más. ¿Cuántos? ¿Y en cuantos pasos podemos conseguir que un TONTO se vuelva LISTO? Invito a mis sagaces lectoras y lectores a descubrir dobletes interesantes.
Si bien el doblete solo permite pasar de una palabra a otra con el mismo número de letras, podemos saltarnos esta limitación si en algunos de los pasos, además de cambiar una letra, se puede eliminar otra
Si bien el doblete solo permite pasar de una palabra a otra con el mismo número de letras, podemos saltarnos esta limitación si en algunos de los pasos, además de cambiar una letra, se puede eliminar otra, para poder llegar a una palabra final de menos letras que la inicial. Por ejemplo, de PUPITRE podemos pasar a BUITRE cambiando la primera P y eliminando la segunda, como primer paso para llegar a CUERVO y conseguir establecer un vínculo entre esas dos cosas tan difíciles de casar y que dieron lugar a uno de los acertijos más famosos de Alicia en el País de las Maravillas: ¿En qué se parece un cuervo a un pupitre?
Se han dado muchas respuestas a este acertijo surrealista (¿o no tanto?) en el último siglo y medio (mi favorita es “Hay una a en ambos”); ¿te atreves a intentar mejorarlas? O al menos intenta ir de PUPITRE a CUERVO en el menor número de pasos (y tal vez así averigües en qué se parecen).
Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellos Maldita física, Malditas matemáticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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