Un día gris en París
Nina Ricci lleva un poco de luz a una plúmbea jornada de la semana de la moda de París
"Mientras diseñaba la colección tenía en la cabeza la idea de una mujer perdidad en Bogotá y todos los colores de la puesta de sol", explicaba Guillaume Henry minutos después de presentar su sexta colección para Nina Ricci. El diseñador francés que nunca ha estado en la capital de Colombia y puso al desfile música venezolana apostó por el morado, el rojo y el naranja en su trabajo para la próxima temporada primavera-verano. Un trabajo que por la profusión en el uso de piel y terciopelo paracía más bien otoñal. "No es una cuestión de tendencias ni tampoco de marketing. Tengo una mujer en mente, y a esa mujer no le importa si es agosto o noviembre, si es de noche o de día, solo vive su vida y viste de una manera chic. A veces está un poco perdida. Puede que en la calle haga 24 grados y ella lleve un jersey gordo de cachemira, pero, ¿a quién le importa? Porque sea verano no tenemos que ir desnudos", argumenta.
Perdida o no, lo más interesante del armario de la mujer de Nina Ricci es su colección de ligeras gabardinas en cuero o nylon y sus camisas en cuero de corte ochentero con cuello de chimenea. Completan su guardarropa, pantones a rayas, unos ligeros saltos de cama y faldas con pequeñas lentejuelas.
Haider Ackermann compagina la dirección creativa de Berluti –una de las marcas-joya del conglomerado de empresas del lujo LVMH- con su propia firma y es, desde hace años, uno de los niños mimados de los medios especializados franceses. El sábado demostró porqué. Siempre fiero e indomable, se mostró en esta ocasión tan onírico como delicado. Y quizá en este cambio de intensidad reside la clave de que la de la próxima primavera verano haya sido una de sus colecciones más deslumbrantes. Junto a sus piezas de sastrería con cortes en la espalda y sus abrigos salpicados por brochazos de tinta, presentó una serie de vestidos en microplisado que, pese a combinarse con cazadoras perfecto o sudaderas, daban a la colección un aire femenino y contenido. Piezas reales (perfectamente trasladables de la pasarela a la calle) que hacen soñar.
La paleta de colores -mostazas, rosas suaves, azules, metalizados- reforzaba la sensación de ligereza que impregnaba toda su trabajo.
Su propuesta fue una de las más energéticas de la jornada. David Koma se inspiró quizá demasiado literalmente en los deportes acuáticos en su colección para Mugler. Los vestidos con cuellos tipo bañador deportivo dieron paso a tops que evocaban trajes de buceo combinados con pantalones cargo. Las lentejuelas plateadas funcionaban sobre los corpiños palabra de honor como un guiño obvio a las sirenas. Y la selección de tejidos –neoprenos, licras- remataron la metáfora marina en una pasarela donde, por si alguien no había dormido las horas suficientes, se proyectaban imágenes de una piscina y sonaba la banda sonora de Tiburón. El desfile contó con una invitada que pasó sin pena ni gloria para los fotógrafos especializados en itgirls y estilismos callejeros, pero no para los medios tradicionales. Se trataba de Alejandra de Hannover, hija de Carolina de Mónaco –una itgirl de su época-, que a sus 17 años parece interesa en la moda. Su hermana, Carlota, fue imagen de Gucci, y su madre, musa de Chanel.
La princesa de Hannover también acudió al show de Elie Saab, que subió el volumen de la música para presentar un colección pensada para bailar, siempre según su particular imaginario. El desfile arrancó con una selección minifaldas –algo poco común en el diseñador libanés- estampadas con coloristas estrellas a la que siguieron blusas troqueladas, esmóquines metalizados y pantalones semitransparentes. Los bordados en cristal, seña de identidad de la casa, no tardaron en aparecer y, pese a que se hicieron de rogar, los espectaculares vestidos de noche tampoco faltaron aunque, en esta ocasión, actualizados con vertiginosos escotes. Imposible resistirse a la inercia de tantos años. La encargada de cerrar el desfile fue Gigi Hadid, la modelo de la temporada, con la que han contado casi todas las grandes firmas de Milán y ahora las de París.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.