Tres millones de vidas
Las vacunas se han desarrollado "por investigaciones realizadas con alto rigor científico, y se han comercializado siguiendo criterios de control muy estrictos para que sean altamente seguras y eficaces"
Las vacunas son uno de los medicamentos que más vidas humanas han salvado en la historia. No solo erradicaron en la década de los 70 del siglo pasado la única enfermedad de la que nos hemos librado la humanidad, la viruela, que causaba 5 millones de muertes anuales, sino que cada año siguen salvando unos tres millones de vidas humanas, fundamentalmente de niños. Desde el año pasado ya no hay casos de la polio en África, y la erradicación mundial está cercana. Sin embargo, las vacunas no llegan a todas las personas a las que se podría proteger, y se estima que todavía un millón y medio de niños mueren anualmente por enfermedades infecciosas que se podrían evitar con vacunas disponibles. Por ejemplo, mueren unos 115.000 niños al año por infecciones con el conocido y demasiado poco temido sarampión, tantos como si un avión de los grandes lleno de niños se estrellase ¡cada día! En el mundo occidental también mueren personas por sarampión. La razón es que la cobertura mediante la vacunación no es total, y no es por falta de acceso, sino por renuncia voluntaria y mal informada de algunas personas a la vacunación.
Por ello, es necesario insistir y subrayar que las vacunas son medicamentos; es decir, que se han desarrollado por investigaciones realizadas con alto rigor científico, y se han comercializado siguiendo criterios de control muy estrictos para que sean altamente seguras y eficaces. Este es un proceso continuo que permite desarrollar nuevas vacunas tanto para microrganismos patógenos ya conocidos como para otros nuevos. Las estrategias para conseguir la inmunización evolucionan desde el uso de patógenos debilitados, que iniciaron la historia de las vacunas, hasta el uso de síntesis química e ingeniería genética para las más modernas, que permiten emplear solo la molécula, o antígeno, susceptible de provocar la reacción inmunitaria protectora.
La memoria inmunológica es el proceso que explica por qué muchas enfermedades infecciosas las pasamos una sola vez. Funciona de una manera semejante a la memoria que tenemos de acontecimientos pasados, reforzándose cada vez que se expone de nuevo a una infección, aunque los mecanismos moleculares desentrañados por los investigadores en inmunología son radicalmente distintos. El detallado conocimiento de la memoria inmunológica ha permitido a la humanidad desarrollar vacunas cada vez más precisas y eficaces. Nuestro sistema inmunitario tiene una altísima capacidad de luchar contra las infecciones, y no se gasta al exponerlo a las vacunas, sino que se robustece. El sistema inmunitario de los niños está todavía inmaduro.
Por ello, es mucho mejor enseñarle a funcionar con formas atenuadas e inofensivas de los agentes infecciosos (¡eso son las vacunas al fin y al cabo!), que exponerle a las más severas infecciones naturales. Así, su sistema inmunitario se expondrá ya más maduro y preparado a las infecciones reales. Funciona de una manera semejante a todos los aspectos de la educación infantil, diseñados para que cuando los niños crezcan se enfrenten bien preparados al mundo laboral. En España funciona bien el sistema nacional de salud, y los ciudadanos están en general informados de los beneficios de las vacunaciones. Sin embargo, es preocupante el creciente número de personas bien educadas que dudan sobre la vacunación y por desinformación acaban no protegiendo a sus hijos.
Las vacunas no llegan a todas las personas a las que se podría proteger, y se estima que todavía un millón y medio de niños mueren anualmente por enfermedades infecciosas que se podrían evitar con vacunas disponibles"
En la actualidad existen unas 25 vacunas, de las cuales unas 15 están incluidas en el calendario general de vacunación nacional. Las demás no están incluidas, porque no son necesarias en nuestro ámbito, o porque están indicadas solo para personas de grupos especiales de riesgo. Como todos los medicamentos, pueden tener efectos adversos, en general leves, y su empleo está bajo estricto y constante seguimiento por las autoridades sanitarias y las agencias de medicamentos. Cuando una vacuna o un lote de vacuna no funcionan o tienen efectos no admisibles, se retiran inmediatamente del mercado.
Para hacernos una idea de la relación entre riesgos y beneficios, podemos comparar los inherentes a la infección natural con los de la vacunación. Por ejemplo, en el caso del sarampión, ambas exposiciones al virus confieren inmunidad, pero se estima que los riesgos de complicaciones graves son 1.000 veces superiores por la exposición natural que si vacunamos a nuestros bebés. Así que merece la pena vacunar, sin duda.
Todavía hay enfermedades infecciosas terribles, como el sida, hepatitis C, algunas meningitis, etc. Hace falta desarrollar más vacunas, y mejoras algunas de las existentes. Por eso es reconfortante saber que en nuestro país también se lleva a cabo investigación puntera en este tema. Entre los numerosos grupos de investigación en el campo, es actualidad el trabajo del grupo de Carlos Martín Montañés, catedrático de la Universidad de Zaragoza, desarrollando una nueva vacuna, denominada MTBVAC, frente a la tuberculosis, la enfermedad infecciosa que mayor mortalidad causa en el mundo. Aunque en la mayoría de los casos la tuberculosis es curable mediante 6 meses de tratamiento con una combinación de varios fármacos, en la última década se han detectado brotes de tuberculosis resistentes a los antibióticos, lo que hace que esta enfermedad vuelva a ser difícilmente controlable.
La vacuna actual, la denominada BCG, no protege a las personas contra las formas respiratorias de la enfermedad. Esta vacuna se derivó de una bacteria que causaba tuberculosis en las vacas y le falta un gran número de antígenos reconocibles por el sistema inmune humano. Por la gravedad de la situación de la tuberculosis en el mundo, hay más de una decena de ensayos clínicos con nuevos prototipos de vacuna frente a la tuberculosis. El grupo aragonés es innovador y su vacuna, desarrollada en colaboración con la compañía biotecnológica española Biofabri, es la única de éstas que está basada en el bacilo humano de la tuberculosis. Tras demostrar en modelos animales su eficacia protectora frente a la enfermedad, superior a la de BCG, y probarse su seguridad en voluntarios sanos adultos en Suiza, los siguientes pasos para su desarrollo clínico incluyen estudiar en Sudáfrica la seguridad del nuevo candidato vacunal MTBVAC en bebés y realizar estudios de eficacia contra la tuberculosis pulmonar en comparación con la actual BCG.
Es preocupante el creciente número de personas bien educadas que dudan sobre la vacunación y por desinformación acaban no protegiendo a sus hijos
Para difundir la necesidad de las vacunas y dar a conocer las investigaciones más recientes que se están desarrollando, la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ha programado una sesión especial, de carácter divulgativo y abierta a un público no especializado, el próximo martes 29 de marzo. En esta sesión, que será moderada por el virólogo y académico Luis Enjuanes, profesor de investigación del Centro Nacional de Biotecnología, intervendremos Carlos Martín Montañés y yo misma.
Margarita del Val es investigadora científica del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
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