Los pájaros que inspiraron la teoría de la evolución podrían extinguirse
Una mosca que parasita los nidos de los pinzones introducida por humanos podría acabar con los miembros de esta especie en las islas Galápagos en menos de 80 años
Durante su visita a las islas Galápagos a bordo del HMS Beagle, en los años 30 del siglo XIX, Charles Darwin entró en contacto con unas aves que años después le ayudarían a confirmar su idea de que las especies evolucionan para adaptarse a su entorno. Aquellos pájaros, los pinzones, comenzaron siendo una sola especie y se empezaron a diversificar hace entre tres y cinco millones de años. Dependiendo de la isla en la que viviesen y el tipo de alimento disponible, sus picos adoptaban características diferentes y su tamaño variaba. Hoy, una de las especies más comunes de pinzón, el Geospiza fortis, ve amenazada su existencia por la presión a la que les somete la mosca Philornis downsi. Este insecto pone sus huevos en los nidos de los pájaros para que sus larvas se alimenten de la sangre de los pichones. En el caso del pinzón del manglar, se estima que quedan menos de 100 individuos en estado silvestre.
Las conclusiones son parte del trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Utah, que ha empleado simulaciones matemáticas para hacer predicciones sobre lo que puede suceder durante las próximas décadas y que ha publicado sus resultados en la revista Journal of Applied Ecology.
En sus análisis, los científicos tuvieron en cuenta que los pinzones se reproducen y sobreviven con mayor facilidad en los años con precipitaciones relativamente elevadas que conducen a una mayor disponibilidad de alimentos. Sucede lo contrario en años de extrema sequía o demasiada lluvia. Con estas condiciones, simularon tres escenarios, uno con precipitaciones favorables para la supervivencia de los animales, otro negativo y otro neutro. Así, descubrieron que en dos de los casos, las poblaciones de la especie de pinzón puesta a prueba, que ahora se encuentra entre las más abundantes de las Galápagos, descenderían hasta rozar la extinción. En la simulación que incluía peores años de lluvia esa extinción llegaba en unos 50 años y en los que las precipitaciones eran neutras, la aniquilación llegaba en unos 80 años.
Los científicos de la Universidad de Utah también han utilizado sus simulaciones matemáticas para calcular qué es necesario para salvar a los pinzones de Darwin. “Una de las cosas que nos preocupan es que los pinzones no tengan tiempo para evolucionar y generar maneras de defenderse antes de que les maten los parásitos o se los coman especies invasoras de depredadores”, comenta a Materia Jennifer Koop, una de las autoras del artículo, ahora en la Universidad de Massachusetts en Dartmouth (EE UU).
Según la investigadora, sus modelos matemáticos sugieren que una pequeña ayuda de los humanos reduciendo la presencia de la mosca parasitaria limitaría el riesgo de extinción. Algunas de las propuestas son la introducción de avispas que parasiten a las moscas, recoger los polluelos de los nidos para criarlos lejos del peligro de las larvas o colocar bolas de algodón tratadas con pesticida a mano de los pinzones para que ellos mismos al construir sus nidos los fumiguen.
Los humanos, que desde los años en que Darwin visitó las Galápagos se han convertido en un agente de presión evolutiva descomunal, ayudarían a compensar así un desaguisado provocado por ellos mismos. Las moscas que amenazan a los pinzones fueron introducidas en los 60 y se vieron por primera vez en los nidos de las aves en 1997. Esto significaría que en menos de un siglo podrían haber acabado con esta especie emblemática que, además, debe hacer frente a otras amenazas introducidas por los humanos, como los gatos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.