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Tribuna
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El compromiso de Unasur para combatir el cambio climático

Ya no vale el acuerdo de mínimos de hace casi veinte años en Kioto. Ni siquiera como referencia

No vamos a tener una ocasión como ésta. La Conferencia sobre el Cambio Climático de París puede y debe servir para que quienes tienen en sus manos el destino de la Tierra nos ayuden a salvarla.

Todos y cada uno de los oradores que se suban a la tribuna de “la Ciudad Luz”, ese París que sigue iluminando por encima de la sombra del terror, darán los mismos datos que ha sintetizado, con estas palabras, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon: “Las inundaciones, las sequías y los incendios se están agravando; las naciones insulares desaparecerán; innumerables especies se extinguirán...”

El cambio climático lo estamos sufriendo a diario. Es desastroso, catastrófico. Para la tierra y para los mares. Para la flora y para la fauna. También para la salud del ser humano. Porque mata, sí. Mata a millones de personas al año. Y no conoce ni fronteras ni clases sociales. Destroza tanto a los países ricos, con sus ricos, como a los países pobres, con sus pobres.

El Protocolo de Kioto, en 1997, lo suscribieron apenas 37 países. No estaba China, y Estados Unidos, que sí acudió, no quiso firmarlo. Un fracaso. La Conferencia de Copenhague, en 2009 --muchas palabras, ningún compromiso-- no avanzó un milímetro respecto de Kioto. Nuevo fracaso.

Ya no vale el acuerdo de mínimos de hace casi veinte años en Kioto. Ni siquiera como referencia. Hoy tenemos sentados en la capital francesa a 195 países. Estados Unidos y China, los países más contaminantes de la Tierra, parecen dispuestos a comprometerse. Y las naciones que en conjunto representan más del 90% de las emisiones ya han presentado planes de trabajo.

Hay, pues, margen para la esperanza. Más nos vale. Porque si la temperatura al final de este siglo sube entre 2,7 y 4 grados centígrados, como calculan los expertos, estaremos al borde del suicidio.

Escribo como responsable de la Unión de Naciones Suramericanas. Pero soy consciente de que, no ya el sur de nuestro subcontinente, sino el conjunto de América Latina y el Caribe va a reclamar, con una sola voz, que en París haya un acuerdo exigente, comprometido y, por supuesto, vinculante.

El aumento del nivel del mar, el cambio en la pauta de las precipitaciones, el derretimiento de los glaciares, los trastornos en las regiones agrícolas y el desarrollo de enfermedades que estaban prácticamente erradicadas son los efectos más importantes del calentamiento global en América Latina, según el Centro de Información de Naciones Unidas (CINU).

Estas son cinco de las propuestas en las que la Unión está trabajando:

1) Alcanzar un acuerdo jurídicamente vinculante para todas las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático, para estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero sin que pasen de entre 1.5 y 2 grados.

2) Instar a los países desarrollados a que ratifiquen sus compromisos de reducción de emisiones de Kioto para que éste entre en vigencia.

3) Pedir a estos mismos países que cumplan con la provisión de fuentes de financiamiento nuevas, adicionales, predecibles, accesibles, adecuadas y no condicionadas. También que transfieran su tecnología a las naciones en desarrollo.

4) Urgir a todas las partes a que luchen, de acuerdo con sus propios modelos, por el desarrollo sostenible. Los países desarrollados deberían cambiar sus patrones de producción y consumo global para armonizarlos con la naturaleza como vía para abordar los desafíos del cambio climático.

5) Renovar el compromiso de los países de UNASUR para cumplir los objetivos del COP21 con plena participación de nuestros pueblos.

La UNASUR, que representa a doce países de Suramérica, fue concebida como un ámbito de concertación. No creo que en la Tierra haya un mayor reto para concertar un acuerdo que aquel que representa su propia salvación. La mejor respuesta al terrorismo que quita vidas es un compromiso firme con la defensa del medio ambiente que la preserva.

Ernesto Samper Pizano es el secretario general de UNASUR

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