Tu 'smartphone' se ha convertido en el rey del porno, y lo sabes
El móvil es, por primera vez, el instrumento más usado para consumir sexo en Internet. Con ayuda de expertos analizamos por qué
“Ver porno es malo para tu smartphone”. Así de tajante es el titular de un estudio realizado por la empresa de seguridad cibernética Blue Coat, que advierte de que el 25% de los virus que afectan a estos aparatos provienen de páginas web pornográficas. De hecho, en los últimos tiempos ha aparecido un nuevo malware, llamado Porn Droid, que se disfraza de reproductor de pornografía para cambiar el código PIN del dispositivo y así secuestrarlo.
Pero la vulnerabilidad de los teléfonos móviles ante ataques maliciosos, mucho más alta que la de ordenadores o tabletas, no impide que se use y abuse de ellos para consumir todo tipo de contenidos eróticos. Cierto es que cuando se realizan encuestas, apenas un 1% de los usuarios reconoce que utiliza su smartphone para estos menesteres, pero la realidad es muy otra. Un reciente estudio de la web Pornhub ha descubierto que el consumo de pornografía en teléfonos móviles norteamericanos, tanto de sistema iOS como Android, se ha disparado en el último lustro: mientras en 2010 suponía solo un 12% del tráfico total, en la actualidad ya ha llegado al 63%. Incluso las mujeres, que hasta hace poco se resistían al porno, se han desmelenado con gadget de moda: el 62% usa su smartphone para ver material erótico, según revela un informe de la revista Marie Claire.
El consumo de pornografía en teléfonos móviles norteamericanos suponía solo un 12% en 2010; en la actualidad ya ha llegado al 63%
El periodista especializado en porno Paco Gisbert cree que estos datos son lógicos: “No es un fenómeno que afecte solo al porno. Cada vez leemos más la prensa en el smartphone, o miramos la televisión o vemos vídeos de YouTube. De hecho, el móvil está sustituyendo al ordenador en nuestras vidas”. Torbe, especialista en este terreno, puntualiza: “Pornhub es una empresa americana, pero en España la cosa es muy distinta. Lo que más se usa en España es el ordenador, porque la tarifa de datos del móvil es muy cara y va lentísimo”.
Pese a estas dificultades, la consultora de comunicaciones Jupiter Research confirma que el porno para móviles es un negocio boyante, y que solo en 2015 cada usuario de teléfono móvil ha reproducido un promedio de 348 vídeos porno, lo que equivale a la descarga o visionado en streaming de 136.000 millones de vídeos a escala global. Y es que, como bien dijo el magnate del porno Harvey Kaplan, “nadie compra un smartphone para ver trailers de Disney”.
El tamaño (de la pantalla) importa
El auge del smartphone como soporte pornográfico es el último eslabón en una cadena de cambios que empezó hace una década, con la progresiva desaparición de la película erótica en formato físico, que hoy es casi una reliquia. Paco Gisbert resume así esta vertiginosa revolución: “El mejor instrumento para ver porno es el que te garantiza más intimidad. Antes del VHS, la gente iba a ver porno a las salas X, es decir, a un lugar público. Con el vídeo VHS, el aficionado conquistó el terreno de lo privado para verlo en la intimidad de su casa. El ordenador trajo algo más de privacidad y, sobre todo, la desaparición del rastro físico con los archivos virtuales. Ahora el smartphone añade un grado más de privacidad, porque se puede llevar a cualquier sitio: puedes meterte en el baño con el móvil y nadie se entera”.
El cambio de modelo de distribución ha provocado también un cambio en el modelo de producción, y en la actualidad el porno se hace pensando en la pequeña pantalla del teléfono móvil. El director porno catalán Conrad Son lo razona: “No es lo mismo ver una película en una televisión de 22 pulgadas que en una pantalla de 2. Para empezar, en la pantalla del móvil no puede haber más de dos personas, porque si hay más no se distinguen. Y las particularidades del móvil también hacen que casi todos los vídeos sean primeros planos, sin argumento y de corta duración”. El género pornográfico ha mutado hasta tal punto que hoy sería impensable la producción de Garganta profunda, Tras la puerta verde, El diablo en la señorita Jones y demás largometrajes clásicos de la edad dorada del porno.
Ahora el 'smartphone' añade un grado más de privacidad, porque se puede llevar a cualquier sitio: puedes meterte en el baño con el móvil y nadie se entera”
Aplicaciones para adultos
En el año 2014, la tienda virtual Google Play prohibió definitivamente las apps eróticas, en un desesperado intento por evitar que se siguiera asociando su marca con el malware, el spam, el porno, el abuso publicitario y la desprotección de menores. Hasta ese momento, no había más que teclear una palabra tipo “sexy” en el buscador de Google Play para dar con decenas de apps de contenido explícito, sin ningún tipo de aviso para los niños o el usuario despistado.
Hoy, no es tan fácil dar con apps lúbricas, pero aún hay muchísimas aplicaciones para adultos en Google Play, aunque no hay material tan explícito como antes. Según un estudio de Androidpit.es, existen 26.067 aplicaciones para adultos en AndroidPIT, si bien la cifra real sería probablemente el doble. Si se busca “Porn Android” en Google salen 40.300.000 resultados, nada menos.
Les guste o no a los vigilantes de Google, cada año se descargan en todo el mundo unas 230.607.925 aplicaciones porno, gracias a plataformas como PornHub, SexTube o Mikandi. Entre las apps más exitosas, están Gym Babes, iKamasutra Lite o Sex Orgasm Soundboard. Y las más caras son RedTube Gold (100€), GayTube Gold (100€) y Let’s Sext Premium (99’99€). Todo esto son, no obstante, datos internacionales que flaquean lo suyo cuando se trata de España. Torbe lo subraya: “Aplicaciones significa pagar y, exceptuando una minoría, la gente en España y ahora no está acostumbrada a pagar en Internet".
El porno siempre ha necesitado caras nuevas para enganchar al espectador. Y eso, con los ordenadores primero y con los smartphones ahora, se ha multiplicado por mil
Kim Kardashian arrasa también en el porno
“Buscamos chicos y chicas, lesbianas y bisexuales para próximo casting porno amateur. Necesitamos personas de todo tipo. No buscamos profesionales, sino gente amateur”. Anuncios como este aparecen un día sí y otro también en webs de contactos como Milanuncios.com. El paso del DVD a lo digital ha provocado un auténtico boom del porno amateur.
Pese a esta invasión de caras desconocidas, en el porno todavía hay nombres propios. Según Pornhub, Lisa Ann y Mia Khalifa son las actrices más buscadas con smartphone. El tercer puesto lo ocupa la celebrity Kim Kardashian, que arrasa con su sex tape (95 millones de visitas, solo en Pornhub), como ya lo hiciera en su día su amiga de la infancia Paris Hilton. El experto Paco Gisbert piensa que este star system “no se podría calificar de nuevo, porque está formado por chicas que no tienen 20 años precisamente, pero sí es muy perecedero. El porno siempre ha necesitado caras nuevas para enganchar al espectador, pero eso, con los ordenadores primero y con los smartphones ahora, se ha multiplicado por mil. Ahora hay chicas que duran dos meses en el porno y lo abandonan quemadas, porque en ese tiempo han hecho 70 escenas, y el público se ha cansado de ellas”.
Según la revista AVN, que entrega unos premios considerados los Oscar del cine porno, las actrices más prometedoras para el 2015 son, entre otras, Carmen Caliente, Misha Cross, Aidra Fox, Keisha Grey, Janice Griffith o Chanell Heart. A ver quién recuerda alguno de estos nombres después de las uvas.
En su guerra por conquistar el mercado, las distintas operadoras de telefonía móvil también han utilizado el porno como espada láser. Un reciente estudio publicado por la firma Pornhub evidencia que los usuarios del sistema operativo Android suponen el 48’34% del tráfico del portal para adultos, mientras que los de iOS son ligeramente menos pornófilos, con un 40’60% del tráfico. El resto de la tarta, es decir, las migajas, se la reparten Windows Phone (2’30%), BlackBerry (1’81%) y Samsung (1’19%).
Los expersos anuncian que el móvil seguirá, en los próximos meses, avanzando como el espacio preferido para ver porno. Está por definir qué se va a hacer con los virus contaminantes...
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