_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Agua clara

Hubo en momento en que la vida dejó de deslizarse suavemente sin peligro río abajo y en las riberas aparecieron los primeros cocodrilos

Manuel Vicent

La vida es el río que va a dar al mar, por supuesto, y también está claro que nunca nos bañaremos dos veces en la misma corriente, según dijo Heráclito, pero uno puede sentarse en la ribera entre las flores de esta incipiente primavera y contemplar cómo fluye el agua, que no es sino la propia memoria limpia o turbia. Existe el placer de remontar el cauce hasta llegar al manantial donde uno se bañaba de niño, aquellas risas, aquellos gritos, y recordar también los felices y turbulentos días de la adolescencia cuando era todavía agua plateada de alta montaña, tan fría e incontaminada la que llegaba a la cascada. Bajo la espesura de los sauces había plácidos remansos, que a veces un rayo de sol hería hasta el fondo de la madre y allí de joven la vanidad del cuerpo se fundía con el verde del agua desnuda. Pero hubo en momento en que la vida dejó de deslizarse suavemente sin peligro río abajo y en las riberas aparecieron los primeros cocodrilos. Recuerdas muy bien cuándo fue y quiénes eran esos enemigos. Después aún tuviste que atravesar un banco de pirañas antes de llegar a este prado de primavera donde ahora estás sentado contemplando cómo pasa el agua. El río tiene una doble corriente, una superficial y otra profunda, como sucede también en la vida. Este suave airecillo de marzo va a producir muy pronto un violento deshielo, y con la crecida por la superficie verás pasar junto con animales muertos, árboles arrancados de cuajo y enseres inútiles, todo lo que en ti fue vano y estúpido. En cambio, por el fondo del cauce a ciegas con el légamo fluirán hacia la muerte, hacia el mar, el esfuerzo que hiciste para no ceder al fracaso, los amores y sueños que hayas tenido, toda la belleza que pudiste obtener como un regalo en tu paso por la tierra. Pero nunca habrá que morir mientras en esta orilla sea primavera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_