Nick Jonas al desnudo
El benjamín de los Jonas Brothers inicia su propia revolución sexual para romper con su pasado de inocuo ídolo adolescente y aspirar al mercado del pop adulto
A la madurez artística por la sexualidad. Por la explotación de la sexualidad, esto es. No, no se trata de la penúltima princesa Disney reconvertida en enésima cenicienta provocadora del pop, sino de uno de sus hasta ahora pulcros principitos, que se ha aplicado el mismo cuento que tantas veces se les ha echado en cara a sus homólogas femeninas: vender sexo para despachar discos como churros. Esta es la historia de cómo el pequeño de los Jonas Brothers decidió poner toda la carne (su propia carne) en el asador para romper definitivamente con el pasado. Y recuperar de paso su puesto de honor en el mercado.
En términos estrictamente musicales, Nick Jonas (Dallas, 1992) comparece por fin como artista capaz de afrontar la madurez creciendo en sonido y actitud. La semana pasada lanzó al mundo su disco de debut en solitario oficial, titulado escurrida pero esclarecedoramente con su nombre, borrando de un sonoro golpe de proverbial R&B/soul pop su etapa de inocuo ídolo adolescente. Es el mismo cóctel de ritmos calenturientos y lírica erotizante que tan bien les ha funcionado en su paso a la edad adulta a otros exchicos de oro de la factoría de estrellas mediáticas del tío Walt, de Usher a Justin Timberlake, solo que el joven Jonas ha decidido servirlo de esa nada sutil manera que parecía reservada a las chicas del grupo (Britney, Miley, Devi y compañía): acompañándolo de su cuerpo desnudo, o casi.
El primer aviso llegaba a principios del pasado octubre en forma de sugerente sesión de fotos para Flaunt, el cotilleo de tendencias de Los Ángeles. Desde su portada, el cantante, con la camiseta levantada, sugería que había echado cuerpo. Dentro, el delirio: artístico blanco y negro para enseñar medio trasero asomando entre las apreturas del vaquero pitillo y explícito color para recrear aquella imagen de Mark Wahlberg, cuando se hacía llamar Marky Mark y ejercía de rapero malote, agarrándose la entrepierna en una publicidad de calzoncillos Calvin Klein de 1992. Acababa de salir el segundo single de adelanto del disco, Jealous, y sus descargas en iTunes se dispararon un 100% a las pocas horas. A fecha de hoy sigue en el top 20 de la lista de los más vendidos de Billboard (la lista de éxitos oficial estadounidense). “No puedo enfadarme por ello ni cargar contra el vehículo que ha llevado a la gente hasta mi música. A mí me parece bien y quizá sea un paso necesario en mi transición a la adultez”, refería el interesado el día de la presentación de su álbum, durante la fiesta organizada por Flaunt.
Aquel sería solo el inicio de la exhibición carnal de un Nick Jonas desatado, que lo mismo recurre a su cuenta de Instagram para demostrar una y otra vez que sin sixpack abdominal no hay paraíso, se marca un striptease ante un millar de enfebrecidos nuevos fans en el club gay neoyorquino BPM (ocurría el 10 de septiembre) o se ofrece como profesor en vídeo para enseñar a agarrarse con propiedad el paquete (publicado en la web de la revista Now). Para redondear la faena, no ha dudado en mostrar su anatomía en todo su esplendor en una escena comprometida de la nueva serie que protagoniza para el canal DirecTV, Kingdom (sí, también es actor) y acaba de volver a quitarse la ropa a mayores ventas de otra revista de tendencias, Details. El muchacho da su versión de los acontecimientos: “Es mi forma de mostrarle al público aquello con lo que me siento cómodo hoy por hoy, en contraposición a mi pasado. En cuanto a lo de ser un sex symbol, creo que nunca me acostumbraré. En realidad ni siquiera soy consciente de ello. Y pienso que eso hace del hecho algo muy poco sexy”, declaraba en una reciente entrevista a Los Angeles Times.
“Toda la atención que está recibiendo no sería igual si su música no fuera tan buena”, arguye David Messey, presidente de Island Records (quien fichó al benjamín de los Jonas cuando solo tenía 11 años), tratando de quitarle hierro candente al asunto. Sin embargo, el mismo Nick se ocupa de seguir alimentando el fuego, asegurando que quiere que sus fans “hagan el amor” mientras escuchan sus flamantes canciones. “El objetivo real de todo artista es que su público tenga sexo con su música. Al menos lo es para mí, según lo que me ha inspirado gente como Stevie Wonder, Prince o los más actuales The Weeknd y James Blake, esa onda tan sexy”, declaraba a principios de semana en el portal E! Online el que fuera noviete de pubertad de Miley Cyrus y Selena Gomez y exportador de uno de esos controvertidos purity rings (anillos de pureza) con los que los adolescentes estadounidenses proclaman su voto de castidad hasta el matrimonio. Sus fans de siempre han hecho notar que no lo luce desde septiembre. “Ya no le doy importancia a ese tipo de cosas. He crecido, y mi relación con Dios también. No quiero juzgar a los demás ni quiero que los demás me juzguen”, concedía al respecto en HuffPost Live. Buenas noticias para su actual pareja, la ex Miss Universo Olivia Culpo, en cualquier caso.
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