_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ébola

Las pruebas sobran: todos saben quién es Teresa Romero. Intenten, ahora, recordar el nombre de un infectado africano. De uno solo

Leila Guerriero

La semana pasada tomé un taxi y el conductor me dijo que se sentía enfermo: fiebre, tos. Le pregunté si no le convenía quedarse en su casa y respondió: “Para estar enfermo hay que tener plata”. Cuando se anunció que una española era la primera persona infectada de ébola fuera de África, recordé que el 1 de agosto los diarios habían publicado esta noticia, que guardé: “El creciente temor a que el brote de ébola en África, que ya dejó 729 muertos, se propague a otros continentes llevó ayer a la Organización Mundial de la Salud a lanzar de urgencia un plan de 100 millones de dólares para combatir el virus”. Otra vez: “El creciente temor de que se propague a otros continentes”. A ver si nos entendemos: no fueron los 729 muertos que, hasta ese momento y en Guinea, Liberia y Sierra Leona había producido el virus; ni los 1.323 casos que se habían registrado desde 2013 (ahora son más de 4.800 muertos, más de 10.000 casos). Fue “el creciente temor de que se propague a otros continentes”. Me gustaría saber en qué pensó el Señor OMS cuando pensó “otros continentes”. Me gustaría saber si 729 muertos en Guinea, Liberia y Sierra Leona son más soportables que 729 muertos en —ejemplo— Alemania, España, Estados Unidos. Porque si los 729 hubieran estado muriendo desde hace meses en —ejemplo— esos países, quizás el Señor OMS se hubiera apurado un poquito. En verdad, los africanos deberían estar agradecidos de que el virus sea tan letal y contagioso: si el ébola no estuviera mordiendo ahora las gargantas más poderosas de Occidente, ellos seguirían muriendo —como siguen, de tantas otras cosas— solos, olvidados, hemorrágicos. Las pruebas sobran: todos saben quién es Teresa Romero. Intenten, ahora, recordar el nombre de un infectado africano. De uno solo.

 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_