_
_
_
_

“Creamos un lecho para quienes no han tenido nuestra suerte”

Con motivo del Día del Cooperante, un empleado de Oxfam narra su ajetreada jornada: "Mi trabajo es un grano de arena"

Jaime Corbí supervisa los trabajos de construcción de una letrina.
Jaime Corbí supervisa los trabajos de construcción de una letrina.Oxfam Intermón

Me entero que se acerca el Día del Cooperante. ¿Es el día 8? Lo celebraremos con algo especial, pienso. Pero mientras tanto me despierto como todos los días en Bor, en Sudán del Sur, caliento agua y me la sirvo en una taza con una cucharada de café instantáneo (cuánto se echa de menos un buen expreso). Leo y respondo algunos de los cientos de mails que todavía tengo en mi bandeja de entrada.

¿Qué me toca hacer hoy? Reuniones, informes, presupuestos para hacer lo máximo con lo mínimo y llamadas de mis compañeros de terreno con interminables preguntas que responder y que acaban con nuevas preguntas hasta encontrar la solución adecuada a problemas inesperados. Preparo mi próximo viaje a otros puntos del país donde estamos atendiendo a la población afectada por el conflicto y sigo dándole vueltas a la estrategia para el año que viene, siempre con diferentes escenarios posibles, pues aquí nunca se sabe a ciencia cierta lo que pasará al día siguiente.

Cae la noche y aún no hice ni la mitad de lo que tenía pendiente en mi lista. Siguen llegando mails que leeré después de cenar con mis colegas, mis amigos, mis compañeros de alegrías y sufrimientos, los que son mi familia en Sudán del Sur.

Me levanto al día siguiente. Son las seis de la mañana y a primera hora sale el vuelo que me llevará a Twic East, en el estado de Jonglei, dónde empezamos a construir pozos para la población desplazada y la comunidad de acogida que recogen agua de algún charco de agua, si tienen suerte. Me toca identificar lugares, poblaciones, hablar con las autoridades y demás. La noche vuelve a llegar sin darme cuenta.

Más información
El doble riesgo de estar enfermo en una guerra
Hospitales arrasados en Sudán del Sur
Otro día en una ciénaga
Bajo el fuego: una semana en Sudán del Sur

De nuevo, me caliento el agua para el café mientras lleno una mochila con tres camisetas de Oxfam Intermón, unas mudas y el cepillo de dientes. En la otra llevaré mi ordenador, libreta y papeles varios. A las siete estoy peleándome en una locura de terminal de aeropuerto para conseguir mi billete y esperar que avisen para un nuevo vuelo que me hará cruzar el país.

Aprovecho para revisar mi memoria. Hace un mes estuve en Mingkaman y casi se me saltan las lágrimas al ver la evolución de este lugar y de las 100.000 personas que allí se han instalado. Llegamos allí a principios de enero, para suministrar agua y construir cientos de letrinas, mientras por las noches, escuchábamos como bombardeaban al otro lado del río las casas de los que ahora estaban refugiados bajo árboles. Esta última vez me pareció un lugar maravilloso, donde las familias ya no andan perdidas, no se pelean por un litro de agua limpia, tienen pequeños huertos y un stock de comida que cada mes mis compañeros de seguridad alimentaria de Oxfam Intermón se encargan de distribuir. Aún queda mucho por hacer, pero lo hecho hasta ahora me parece magia.

La semana pasada estuve en Bor, dónde el equipo de Oxfam Intermón ha contribuido a crear un nuevo espacio con todas las necesidades cubiertas para las cerca de 5.000 personas que se encuentran refugiadas bajo la protección de Naciones Unidas. Ahora toca rehabilitar las infraestructuras de agua y saneamiento junto a una campaña de promoción de salud en el Hospital de Bor destruido meses atrás en los combates, el cual empieza a ponerse de nuevo en marcha.

Me he quedado dormido en el helicóptero y ya estoy aterrizando en Twic East. Me despierto en un lugar que no tengo muy claro cuál es. ¡Ah, ya recuerdo! Anteayer fue el día del cooperante y nos olvidamos de hacer algo especial. Bueno, hoy no pasa sin celebrarlo, pero antes hay que levantarse de nuevo, calentar agua y servírmela en una taza con una cucharada de café instantáneo (cuánto se echa de menos un buen expreso) y revisar de nuevo mis mails.

No somos más que simples profesionales haciendo su trabajo. Y mi trabajo es sólo un pequeño grano de arena que junto al del resto de mis compañeros de Oxfam Intermón y de otras organizaciones crean un lecho donde los que no han tenido nuestra suerte puedan recostarse.

Jaime Corbí trabaja en Sudán del Sur para Oxfam Intermón. Es ingeniero de obra civil y coordina las acciones de agua y saneamiento en el país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_