Pobres y paganos
En ciencia hemos sufrido un recorte de 600 millones de euros; en religión, cero
El presidente de la austera figura en negro –te das cuenta de lo soso que es cuando se sale de la tele: la pantalla anima mucho– se fue a ver al Papa de la austera figura en blanco, acompañado por su intangible y enlutada esposa, y saltándose a Rouco Varela, cosa que yo también haría si pudiera. Pero no es así, no puedo, y Mariano el Protoplasma viajó a Roma y nos dejó a Rouco todo entero para nosotros. Nosotros, que preferiríamos escuchar las coplas de Paco Clavel, todo el día teniendo que soportar las exigencias del amojamado purpúreo.
Por centrarme en la visita del líder o conductor de la España lamentablemente actual al líder o conductor de la Iglesia que quiere parecer actual, tengo que decirles que deploré tanta sencillez. Tiempos aquellos en que el emperador del Imperio, que era un imperio español y con sol todo el rato, acercábase al trono de Pedro con los brazos en jarras y el saqueo de Roma todavía en la memoria de todos, y con sus huestes aparcadas, con las lanzas y lo que fuera menester, en las afueras, por un por si acaso. Y en el jubón, un yo te doy esta cosa a ti, tú me das estas cosas a mí, o voy a dejar que los franceses te entren con malos modos a ti y a todos tus parientes, incluidos tus hijos y queridas, y además me voy a hacer amiguito de la Pérfida Albión.
En ciencia hemos sufrido un recorte de 600 millones de euros; en religión, cero”
Ay, qué tiempos tan disminuidos estos, por comparación. En los de antaño, el papado nos nombraba Católicos Forever, para agradecernos que nos libráramos del Moro Traidor y del Rapaz Judío; nos permitía ir de caza de herejes con la bula en la mano, y también se descolgaba en dones. De aquellos tiempos vienen los pisazos que algunos alquilan en Roma por una bagatela, gracias a la Opera Pia que maneja nuestra embajada. Pero nada más. Pagamos como bellacos, y a gusto del austero gobernante, a quien sin duda no se le habrá ocurrido recordar al austero pontífice que aquí, en hispana tierra, todos menos la Iglesia nos hemos tenido que recortar hasta los pezones.
A esta gente les das la mano y se quedan con el brazo. Además del pastón en dineros públicos que se llevan –si contamos los años transcurridos soltándoles la mosca, recaudan más que los bancos–, todavía disponen de esa institución tan campechana que son los capellanes castrenses –a quienes la ministra de la guerra Chacón, antes de despedirse, les puso unos uniformes muy apañaos: no lo olvidemos–, los curadores de almas en penitenciarías, y otras ocupaciones. No contentos con ello, de la casilla del IRPF que señalamos como “otros fines”, precisamente porque los laicos o ateos no deseamos que nuestra pasta vaya a parar a la Iglesia, esta se lleva un buen pellizco para cualquier ONG que tenga la más mínima relación con sedes o instituciones católicas. O sea, un negocio redondo. Los lectores que deseen dar con las cifras de todo en general pueden entrar en http://www.laicismo.org/europa_laica, y recibirán cumplida información. Por ejemplo, que en ciencia hemos sufrido un recorte de 600 millones de euros, y que en religión, cero.
Yo me habría conformado con que recortaran a Rouco Varela. Con Rouco Varela fuera de la picture, quizá el agobiado ciudadano pensante sentiría entrar una brisa algo fresca por el agujero. Puesta a pedir, pediría que el recorte se llevara también por delante –con buenos modales, por favor, sin violencia y sin insultar, solo usando exactas definiciones– al ministro de Justicia y Concebidos, al ministro de Educación y Eventos Taurinos y, ya puestos, al ministro de la Porra y la Cruz.
Con eso me conformaría.
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