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La resistencia a antibióticos causa 25.000 muertes al año en Europa

El mal uso de los antibióticos causa al año 25.000 muertes en Europa. Es el balance que hace la Alianza Mundial contra los Organismos Multirresistentes (WAAMRO, por sus siglas en inglés) que se acaba de reunir en Barcelona. No se trata, como en otros casos, de efectos adversos de los medicamentos. Es algo peor: el mal uso de estos fármacos ha hecho que aparezcan microorganismos (bacterias sobre todo, aunque también otros, como hongos -los virus no porque no se tratan con antibióticos-) que han mutado hasta desarrollar resistencias.

Este fenómeno ha llegado ya a la última familia de antibióticos, los carbapenemos. Jean Carlet, expresidente de los intensivistas franceses y coordinador de este trabajo, alerta sobre la resistencia que están experimentando ciertas bacterias para las que casi no quedan medicamentos útiles contra ellas. "Hay microorganismos resistentes a casi todos los antibióticos que requieren el uso de fármacos más potentes", dice.

Riesgo de epidemias

Antonio Artigas, presidente de la reunión, advirtió de que se está produciendo un retorno a la situación de hace 50 años en el que existen riesgos de brotes epidémicos grandes que den lugar a una pandemia real con bacterias multirresistentes dada la ausencia de agentes antibióticos efectivos.

El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), José Cunyat, apela a la responsabilidad. "Es hora de reaccionar vigorosamente con el fin de proteger y salvar a los antibióticos y tratar de romper esta espiral descendente de la resistencia".

Hasta ahora, la situación se había ido salvando porque siempre aparecía un antibiótico con un mecanismo de acción nuevo, alertan los expertos en lo que han denominado la Declaración de Barcelona. Pero "no hay ningún fármaco a la vista para los próximos cinco años", por lo que la situación puede volver a ser crítica, afirman.

Claro que la situación no es solo culpa de los pacientes que se automedican o no cumplen con las pautas prescritas y dejan el tratamiento antes de tiempo. Para evitar problemas, los profesionales optan por usar los antibióticos más potentes en todos los casos, con lo que los otros pierden eficacia.

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