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El ministro de Finanzas, primera víctima del monopolio de poder ruso

El tándem Medvédev-Putin destituye a Alexéi Kudrin por sus críticas

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, mostró ayer su carácter y destituyó sin vacilación a Alexéi Kudrin, el titular de Finanzas considerado por muchos analistas y políticos como el mejor ministro que ha tenido Rusia en la última década. Así rodaba la primera cabeza víctima del enroque en la cúpula rusa. Once años al mando de las Finanzas rusas terminaron ayer abruptamente para Kudrin, que el fin de semana pasado se había permitido declarar públicamente que no aceptaría formar parte de un nuevo gobierno encabezado por Medvédev una vez que el año próximo Vladímir Putin regrese triunfante al Kremlin como jefe del Estado.

Kudrin había dicho en Washington, donde participaba en una reunión del Fondo Monetario Internacional, que las diferencias que tenía con la política económica de Medvédev le impedían trabajar con él. Muchos atribuyeron las sorprendentes palabras de Kudrin a su enojo y frustración por no haber sido el elegido por Putin para encabezar un futuro Gobierno. Aunque algunos analistas pensaban que Kudrin podría dar marcha atrás o que el tándem gobernante lo convencería para que permaneciera en el Gabinete, Medvédev descartó toda posibilidad de compromiso y optó por despedir al exitoso ministro.

Los expertos auguran efectos negativos para la economía rusa

El presidente decidió no perder tiempo y prefirió poner punto final al incidente inmediatamente después de que Kudrin regresar a Moscú y lo hizo además públicamente. Para ello escogió la reunión de la comisión de modernización que se celebró ayer, en la que Medvédev espetó al ministro en rebeldía: "Si usted, Alexéi Leonídovich, no está de acuerdo con la política del presidente, y el Gobierno aplica la política del presidente, entonces tiene una sola salida y usted sabe cuál es: dimitir". Poco después, el presidente firmaba el decreto por el que Kudrin dejaba de ser ministro de Finanzas y vicejefe primero del Gobierno ruso. Naturalmente, esta drástica medida no pudo haber sido tomada por Medvédev sin el visto bueno del hombre fuerte del país, es decir, Putin.

La caída de Kudrin promete traer consecuencias negativas para el Gobierno ruso, no solo porque era una pieza clave, sino también por lo que representaba ante los ojos de los empresarios, tanto locales como extranjeros. Kudrin era el símbolo de la estabilidad económica rusa, la garantía de que la política macroeconómica no cambiaría y seguiría teniendo un enfoque liberal. El ministro de Finanzas era visto, además, como el único capaz de poner freno al gasto público y de aplicar una política fiscal estricta.

De ahí que los expertos pronostiquen ahora un aumento de la fuga de capitales desde Rusia y una pérdida de confianza del capital extranjero con la consiguiente disminución de las inversiones en el país.

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El enfrentamiento de Kudrin con el presidente ha propiciado que el exministro empiece a ser visto como el líder potencial de un nuevo partido de derechas. Así, Borís Nadezhdin, jefe de la filial de la provincia de Moscú del partido derechista Právoye Delo, le ofreció ayer mismo a Kudrin formar una nueva organización política conservadora. La necesidad que Rusia tiene de un partido de esas características salta a la vista después del rotundo fracaso que sufrió el intento de poner a la cabeza de Právoye Delo al multimillonario Mijaíl Prójorov, que terminó en la división de esa organización.

Mientras tanto, los partidarios reformistas de Medvédev se niegan a aceptar que el presidente y Putin tengan la misma ideología. Así, el politólogo Gleb Pavlovski afirma que Medvédev no se decidió a luchar por un nuevo mandato a la cabeza del Estado porque fue "víctima del chantaje", y que "retrocedió ante una amenaza directa".

Ese monopolio del poder de los máximos dirigentes rusos, que se niegan a aceptar los cercanos al actual presidente, no ha provocado mayores emociones en la población. Unos sectores políticos la han aplaudido y otros la han recibido con ironía, pero las masas no se han volcado, ni mucho menos, para protestar por la perspectiva de tener a Putin 12 años en el Kremlin. Baste decir que a un mitin convocado el domingo por partidos de oposición solo acudieron 200 personas.

El presidente ruso, Dimitry Medvédev. Al fondo, el exministro de Finanzas, Alexéi Kudrin.
El presidente ruso, Dimitry Medvédev. Al fondo, el exministro de Finanzas, Alexéi Kudrin.D. ASTAKHOV (REUTERS)

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