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Feria de San Isidro | Noveno festejo

Israel Lancho volvió a Madrid tras la cogida del año pasado

Último toro de la siempre temida corrida de Palha. Todo transcurría por los cauces habituales: sustos, tarascadas y cornadas al aire hasta que Israel Lancho, en el último de la tarde, se perfiló para matar. No había dejado ni medio estoque dentro del animal cuando el pitón derecho le atravesaba el pecho. Con los pies a dos palmos del suelo y un grito de dolor que dejó la plaza helada. Muchos recordaron la tragedia de El Yiyo, muerto por una cornada parecida, camino de la enfermería.

Tuvo suerte, relativa. El cuerno certero de Sevilhano le partió el pulmón pero no llegó al corazón. En la enfermería tuvo el quite salvador del doctor Máximo García Padrós. "Le brindo el toro porque es lo menos que puedo hacer, no desmerezco a ningún cirujano y todos son profesionales; pero sé que si no es por él no lo cuento", confiesa un año después, todavía con emoción el diestro. Lo que no te mata te hace más fuerte, se dice como motivación. Si algo le reconforta es que no hubo ni trampa ni cartón: se jugó la vida en San Isidro, con honor, los tendidos llenos y la televisión. Por eso ha contado con el cariño de los aficionados. Tras meses de recuperación, Lancho volvió a los ruedos para matar un par de corridas. La tarde de ayer, en el mismo escenario de la tremenda cornada de 2009, tuvo que ser especial. También para el público, que lo recibió con un aplauso de ánimo. Por lo demás, no tiene grandes expectativas de trabajo a la vista. "No me hago falsas ilusiones con nada, aunque sí tengo algo claro: que no paso por el túnel. Podría haber toreado más, pero quiero que se sepa que los empresarios que me contratan respetan los mínimos".

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El derecho a la gloria

Ese pasar por el túnel al que hace referencia es la manera coloquial para referirse a la práctica que consiste en torear por debajo de la cantidad mínima legal. Depende de si la cantidad da para pagar a picadores, banderilleros y mozos de espadas. Es decir, al torero le cuesta dinero ejercer su oficio. Muchos lo comentan entre sí, pero, a diferencia de Israel Lancho, no lo suelen denunciar.

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