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Crítica:Feria de San Isidro | Tercera corrida
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La afición ha muerto

Antonio Lorca

Estaba Uceda Leal haciendo como que daba pases insulsos al toro cuarto, pura basura, y la plaza de La Ventas, en completo silencio, aguantando lo inaguantable. Estaba un torero haciendo el ridículo, y la plaza, apática e insensible ante tama-ña estafa. Era la confirmación de que la afición, afligida y escasa, no existe. Ha muerto. Los que pueblan los tendidos y mantienen este espectáculo son respetables espectadores a los que el toro, el torero y el que fundó la fiesta les importan un pimiento. Y así se entiende que ante engaños como el de ayer, nadie se inmute.

¿Qué pasó? Pues, lo de siempre, corregido y aumentado: toros de su padre y de su madre, inválidos, mansos de libro, descastadísimos, noqueados, lisiados sin clase, borrachos o enfermos, auténtica bazofia... Y dos toreros, Uceda y El Capea, tristes, sonámbulos, de vuelta de todo; y un tercero, joven y animoso, afortunadamente, que fue el único que animó por momentos la desastrosa tarde.

BAÑUELOS / UCEDA, EL CAPEA, CORTÉS

Cuatro toros de Antonio Bañuelos, y segundo y quinto, de José Luis Osborne, desigualmente presentados, inválidos, mansos y muy descastados.

Uceda Leal: estocada caída (ovación); media, pinchazo, estocada y descabello (silencio).

El Capea: bajonazo (pitos); pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).

Javier Cortés, que confirmó la alternativa: media y un descabello (ovación); estocada y descabello (ovación).

Plaza de Las Ventas; 8 de mayo. Tercera corrida de la Feria de San Isidro. Lleno.

Los toros no se devolvieron porque al público se la trae al fresco
Cortés confirmó su alternativa, su pundonor y buenas maneras
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Qué pena que se haya perdido el sentido de la exigencia. Qué dolor que los taurinos hayan impuesto un espectáculo sin toro, sin apenas toreros, y qué suerte que todavía haya una gente, bendita gente, que se agolpa en las taquillas con la esperanza de un milagro.

Corridas como las de ayer se celebran porque no hay afición; los toros de ayer no se devolvieron porque al público se la trae al fresco. Y el palco presidencial admite un espectáculo plagado de trampas, desnaturalizado y ausente. Habrá que recordar aquella frase famosa que ya no se oye: ¿a quién defiende la autoridad?

Algunos protestaron la lidia -por decir algo- del quinto de la tarde, que se echó en la arena, derrengado, en el último tercio, pero ya está todo olvidado.

Qué tristeza produce ver a Uceda intentado ponerse bonito delante de un presunto cadáver. Hay que tener dignidad torera y se debe torear de verdad, si es que el toro lo permite, o matar con prontitud y acabar cuando antes con la tomadura de pelo. ¿Cómo puede estar a estas alturas de su carrera dando mantazos soporíferos a una birria caricatura de toro? Eso ocurría en el cuarto, pero no fue más que una copia de lo sucedido en el primero.

Tampoco tuvo toros El Capea, un torero limitadísimo, apocado, sin ideas y sin calidad alguna. De un infame bajonazo mató a su primero, y el otro se murió solo.

Cortés confirmó su alternativa, su ilusión, su pundonor y buenas maneras. Un par de tandas de largos derechazos robó al primero y otras dos al último. Su lote no dio para más. Se jugó el tipo sin cuento, y su pundonor le pudo costar caro: el sexto lo volteó de mala manera al entrar a matar, pero, por fortuna, solo resultó magullado.

Lo mejor de la tarde es que amenazaba una fuerte tormenta y sólo cayeron cuatro gotas. Si descarga, hubiera sido el remate de los tomates.

Javier Cortés, en su segundo toro.
Javier Cortés, en su segundo toro.SAMUEL SÁNCHEZ

La corrida de hoy

- Toros de Dolores Aguirre. Los condesos siempre aportan emoción. Raro que fallen por su casta. La entrega y la bravura son otra historia. Ganadería dura y exigente con los diestros.

- Rafaelillo. El matador murciano ha conseguido que aparezcan pancartas en la plaza con el lema "Rafaelillo, la verdad". Cada tarde, siempre con ganado difícil, pone voluntad por agradar.

- Joselillo. El vallisoletano arrancó una oreja en San Isidro 2008. Su paso por San Fermín y las ferias del norte le están convirtiendo en

un especialista.

- Fernando Cruz. El torero de Chamberí ha perdido ambiente y crédito a medida que se la ha encasillado en este tipo de hierros. Puede ser su salto a las ferias o su última oportunidad.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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