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Entrevista:

Aroma a personalidad múltiple

El dúo de diseñadores de moda más famoso del mundo está lejos de ser un ente indivisible. En la sede principal de Dolce & Gabbana en Milán, donde tiene lugar esta entrevista, priman sus sellos distintivos: salones decorados en estampado de piel de leopardo y cebra, brocados, pintura religiosa de evidente intención kitsch, cuadros de Keith Haring ("una de sus últimas obras, de cuando ya sabía que tenía sida") y Julian Schnabel, un autorretrato de Guttuso y un collage de Mimo Rotella a partir de una foto de los diseñadores con sus perros. Las recién estrenadas oficinas de D&G, la segunda línea, ubicadas estratégicamente a cierta distancia para preservar una identidad diferenciada, sorprenden por su blanco riguroso y sus formas minimalistas. La impresión es que han querido alejarse de la iconografía maximalista que les caracteriza. ¿Acaso se sentían esclavizados por ella? "No. Yo me siento a gusto en mi mundo", responde Stefano Gabbana (Venecia, 1962), de los dos, el más alto y proclive a las relaciones públicas -la otra mitad, Domenico Dolce (Polizzi Generosa, 1958), atiende hoy otros compromisos. "Mi casa es similar a este despacho", continúa; "en cambio, es posible que Domenico sí se sienta de esa manera. Su casa es blanca y negra, diáfana, geométrica. A él le atrae la modernidad, y a mí, el clasicismo. Eso nos diferencia, supongo. Sin embargo, vivimos en el mismo edificio. Yo en un piso y él en otro. Pero yo me siento bien en su casa y él también en la mía. Es raro, yo aprecio mucho su estilo, pero no me sale del corazón".

"La verdadera libertad consiste en poder cambiar de opinión sobre algo en un segundo sin sentirse culpable"
"Creemos firmemente que la moda tiene que ser moda y no un arte del que esperar ninguna enseñanza"
"Hay pocos diseñadores que estén en esto sólo porque les guste el trabajo. El 80% es negocio. ¿Maligno? Quién sabe"

Los diseñadores están enfrascados en la promoción de su nueva colección de perfumes, la D&G Anthology, producida por Procter & Gamble. Cinco fragancias con personalidades diferenciadas inspiradas en cinco cartas del tarot y representadas por distintos modelos consagrados: L'Imperatrice 3 (Naomi Campbell), La Lune 18 (Claudia Schiffer), Le Bateleur 1 (Tyson Ballou), L'Amoureaux 6 (Noé Mills) y La Roue de la Fortune 10 (Eva Herzigova y Fernando Fernandes). Un lanzamiento a escala planetaria que confirma el revival del fenómeno de las supermodelos de los ochenta y noventa, acaso el capítulo más excitante de la moda contemporánea. ¿Una concesión a la nostalgia por una etapa dorada e irrepetible? "Los ochenta vieron el boom de la moda. ¡Allá donde fueras, todo el mundo hablaba de moda! Esa dimensión como de ensueño ha cambiado ligeramente. Ahora todo es dinero, dinero. Desafortunadamente, hay ya pocos diseñadores de moda que estén en esto únicamente porque les guste el trabajo. El 80% es negocio. Todo está asociado a variables, beneficios, ventas… ¿Es eso maligno? Quién sabe. Pero no tiene sentido mantener la fijación en una época determinada sin darse cuenta de todo lo que la moda puede ofrecer hoy, que sigue siendo superinteresante. ¡No seamos melancólicos!".

La cuestión es cómo podrán atraer a un público esencialmente joven -al que se dirige por naturaleza la segunda línea- si éste todavía andaba en pañales cuando las supermodelos reinaban en las pasarelas. "Eran las únicas que podían mostrarse como ellas mismas más allá del hecho de ser modelos, dejando que las conocieran como mujeres y como profesionales", asegura Domenico, vía e-mail. "¡Realmente no tienes por qué haber vivido esa época! Naomi, Claudia, Eva… ¿Quién no las conoce? ¿Quién no sabe lo que representan? Hablan un lenguaje universal y en muchas ocasiones son más conocidas que las actrices o las cantantes", ratifica Stefano.

-¿Un producto que usan millones de personas puede ser exclusivo?

-Una fragancia no es algo exclusivo. La exclusividad es otra cosa. Haces una fragancia porque quieres desarrollar tu negocio. Es una acción de marketing. Yo no quiero engañar ni reírme de nadie. Si alguien te dice que hace algo así con su marca porque piensa en el estilo, miente. Lo que hacemos es dar pequeños trozos de nuestra firma a la gente. Igual que con las gafas de sol o los cinturones. No es que sean cosas baratas, es que tienen precios más asequibles. Para muchos es imposible comprar una chaqueta ya no sólo de Dolce & Gabbana, también de D&G.

-Más allá de la edad, ¿qué diferencia al público al que se dirigen ambas marcas?

-Dolce & Gabbana tiene unas reglas identificables, es sexy, mediterráneo, sofisticado, y también Hollywood. D&G es un camaleón que cambia y cambia. Las raíces son las mismas, pero el leitmotiv se renueva cada seis meses. Una vez hablamos de marineros; otra, de indios americanos…

-¿Así que la personalidad de la marca es la ausencia absoluta de personalidad?

-No, es la personalidad cambiante. Lanzamos D&G en 1994 y llevamos el estilo callejero a las pasarelas por primera vez. La moda entonces era sólo prêt-à-porter o costura. Con D&G empezamos a hablarle a los jóvenes, usando su lenguaje y ofreciéndoles una alternativa a la moda más institucional.

-En un negocio dominado por conglomerados como LVMH o el Grupo Gucci, ustedes son un ejemplo de independencia. ¿Nunca les tentó pertenecer a un gran grupo que pagara todas las facturas?

-A finales de los noventa intentaron comprarnos. Y nos dijimos: no lo necesitamos. Afortunadamente. La compañía está sana, segura. Empezamos hace 24 años sin dinero, crecimos solos y queríamos crecer más, pero preferimos seguir siendo nosotros mismos. Nuestro sueño era ser una gran maison… y parece que estamos en el camino [risas].

-También podrían haberse convertido ustedes mismos en un gran grupo.

-¿Sabe qué? Queremos darle al mundo algo limpio, no mezclado. A lo mejor nos equivocamos, yo qué sé, o quizá es que somos diseñadores y no hombres de negocio. Bueno, somos mitad y mitad. El caso es que quizá nos gustaría colaborar con alguien, pero no comprarlo. No, preferimos estar solos.

Stefano y Domenico se conocieron en los setenta trabajando como asistentes de otro diseñador, Giorgio Correggiari. La afinidad era evidente y en 1985 fundaron su firma basándose en una concepción de la sensualidad mediterránea con vocación universal. El made in Italy, un sello que hacía furor, abrazaba con ellos la herencia más pasional de su cultura. La visceralidad de Anna Magnani o Fellini reivindicada en un contexto vanguardista inédito. "Ciertamente, hemos popularizado el lado cálido y sexy de nuestro país", concede Domenico por e-mail. Una fórmula de sexualidad poderosa que explotaron hábilmente en controvertidas campañas publicitarias. Hasta el punto de enfrentarse a la censura en países como España. "Creemos firmemente que la moda tiene que ser moda y no un arte del que esperar ninguna enseñanza", resume Domenico. Stefano tampoco siente una gran necesidad de justificarse.

-Su concepto de la imagen es muchas veces provocativo, pero a la vez se muestran muy respetuosos con la Iglesia católica…

-Si mira bien este despacho, lo puede comprobar. ¿Contradictorio? Ya le digo que lo es. Nosotros somos blanco y negro.

-También son muy abiertos sobre su homosexualidad y al mismo tiempo no encajan en el discurso militante prototípico.

-Qué le voy a contar. Soy gay y todo el mundo lo sabe [la agente de prensa, presente durante toda la entrevista, pide que cambiemos el rumbo de la conversación. Stefano reconduce el tema con naturalidad]. Me encanta el kitsch. Y las pelucas. Y bailar vestido como una mujer [risas].

-¿De quién le gusta disfrazarse?

-De mi madre. Tiene 78 años.

-¿Le ayudaron sus padres en sus inicios?

-Me dieron la libertad.

-¿Alguna vez se ha visto privado de ella?

-La verdadera libertad es poder cambiar de opinión sobre algo en un segundo sin sentirse culpable por ello ni arrepentirse. Es una de las cosas más difíciles de conseguir.

-¿Cómo se llevan Domenico y usted tan bien después de tantos años?

-El amor. Nos queremos mucho. Es mi mejor amigo, como mi hermano. Quizá más.

-¿Les da miedo envejecer y perder el contacto con la realidad?

-Da miedo, pero si te rodeas de gente… Y a nosotros nos gusta estar acompañados.

-Imagínese con 90 años, harto de todo esto. ¿Hay algún joven diseñador actual al que se sentirían cómodos colocando al frente de la dirección creativa de su marca?

-Espero tomar esa decisión antes, hacia los 60. Ahora yo tengo 46. Y quedan casi 15 años, ¡así que no sé qué contestarle!

-¿Pero hay diseñadores a los que sigan?

-Nos gustan McQueen, Galliano, Alaïa, Christopher Kane, Balenciaga, pero desde luego no tienen 20 años. Hay diseñadores muy buenos, pero para D&G, no sé, me cuesta mucho imaginarlo. ¡Déme un consejo!

-¿Alguien ajeno a su estilo, pero que pudiera aportar una nueva visión interesante?

-¿Sabe qué? Es una dificultad humana. Si amas tu trabajo y tu trabajo es tu vida, es difícil imaginarte dejando de hacerlo.

-¿Cómo les gustaría que les recordaran?

-No nos gusta pensarlo, pero como creadores de un estilo que sobreviviera en el tiempo. O dos hombres que amaban la belleza.

-Cuando mencionan Dolce & Gabbana en canciones o películas como sinónimo de lujo o estatus, ¿sienten que acarician el cielo?

-No. Sabemos perfectamente quiénes somos, pero no nos sentimos de esa manera. Tampoco le diré que tengo una vida ordinaria, pero me despierto y me hago el desayuno, voy a la oficina, al gimnasio, me relaciono con todo el mundo, voy en moto por la ciudad, no tengo guardaespaldas. Es cierto que a veces nos piden autógrafos, pero cuando oigo nuestro nombre en una de estas canciones me sorprendo, sonrío y no, no siento que seamos los reyes del mundo. Nunca te acostumbras. Siempre es una sorpresa, un sentimiento divertido, agradable, pero está a medio camino entre la satisfacción y la vergüenza. Es difícil de describir.

-¿Cuáles son los grandes privilegios de ser un diseñador superestrella?

El cariño de la gente en la calle. Años después, somos ricos, famosos, hemos conocido a nuestros ídolos y bla bla bla. Y sí, ha sido como un sueño, pero el sentido de nuestra vida es otro. En mi caso, estar con mi perra, por ejemplo. Ésa es mi realidad, lo otro es sólo un placer. Tampoco soy un niño ya. Igual lo fui hace tiempo, pero ya me di cuenta, ya maduré. Me encanta este estilo de vida, viajar, estar conectado, hablar con Naomi por teléfono, enviarnos e-mails con Madonna, pero todo eso no cambia el sentido de mi vida.

amigas y musas. Stefano Gabbana (izquierda) y Domenico Dolce posan con Eva Herzigova y Claudia Schiffer, supermodelos de los noventa y "ante todo, amigas". Herzigova es la imagen del nuevo perfume de D&G La Roue de la Fortune 10, que encierra notas de tuberosa, gardenia, jazmín, pachulí y benjuí. Schiffer lo es de Lune 18, caracterizado por los aromas del lirio, la tuberosa, el sándalo, el almizcle, el orris y el cuero. Supermodelos Mario Testino ha retratado a Naomi, Claudia, Tyson, Noé, Eva y Fernando en la campaña de prensa de la D&G Anthology (a la izquierda) y en la televisiva (arriba), que cuenta como sintonía con la banda sonora oficial de la era de las supermodelos, Freedom! '90, de George Michael. "Confiamos en el talento de Testino", cuentan los diseñadores. Abajo, imagen de las oficinas de D&G en Milán, diseñadas por Studio Piuarch. 'forza italia'. Los iconos del cine o el deporte italiano son un 'leitmotiv' en muchas de sus campañas. Abajo, jugadores de rugby anunciando ropa interior. A la derecha, los diseñadores con Naomi Campbell, que es imagen de la fragancia L'Imperatrice 3, que contiene aromas de sandía, kiwi, ciclamen rosa y almizcle. otro lenguaje sobre la pasarela. En 1994 nació D&G con la idea de hablarle a la juventud por primera vez en su mismo idioma. En las imágenes, dos 'looks' de la colección otoño-invierno 2009-2010.

Elija su propia aventura

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"La moda es para seis meses, la fragancia es para siempre. Las fragancias entroncan con el estilo, que es algo eterno. Y no queríamos hacer un packaging extraño que se hiciera aburrido a los seis meses". Así explica Stefano Gabbana el sorprendente clasicismo del diseño de la colección cosmética D&G Anthology. Cinco fragancias inspiradas en el tarot y que proponen un juego de múltiples personalidades: L'Imperatrice 3 (la emperatriz), Le Bateleur 1 (el mago), L'Amoureaux 6 (el enamorado), La Roue de la Fortune 10 (la rueda de la fortuna, unisex) y La Lune 18 (la luna). Los perfumes para mujer y hombre están disponibles en 100 ml a un precio aproximado de 60 euros.

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