Una alegría del 10% en el Retiro
La cita editorial cierra con un alza de las ventas, según la organización
La 68ª edición de la Feria del Libro de Madrid se cerró ayer con el mismo optimismo con el que se había abierto 17 días antes. Con el mismo optimismo y con un dato: el incremento del 10% de las ventas respecto al año pasado. En palabras de Teodoro Sacristán, director de la feria, el aumento supone un "respiro" para el sector del libro, que en el primer trimestre del año había sufrido un descenso de cerca del 20%, tal y como anunció Pilar Gallego, presidenta del Gremio de Libreros de Madrid y responsable última de la cita anual del Retiro.
Eso sí, las ventas de este año se han incrementado un 10% sobre una cantidad fantasma, ya que la organización no facilita cifras oficiales. En un acto de honestidad no bien comprendido al principio, Teodoro Sacristán decidió suprimir esos datos cuando, hace cinco años, se hizo cargo de la dirección de la feria madrileña. Su propio antecesor en el cargo había eliminado ya la polémica lista de autores que más libros firmaban. Algunos escritores se sentían minusvalorados y amenazaron con no volver al Paseo de Coches si no se suprimían las listas. Ante la imposibilidad de contar con datos fiables, así se hizo.
Hasta la llegada de Sacristán, además, los números de ventas que hacían públicos estaban, como reconoce él mismo, "hinchados". El entonces alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, llegó a anunciar hace 17 años que las ventas habían alcanzado ya la desorbitada pero fotogénica cifra de 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros). "Había que cortar esa dinámica. No hay contabilidad real", aclara Sacristán. "Si se dan cifras, hay que dar las verdaderas. Si no, nada. Yo me siento incapaz de dar datos basados en cifras reales. Es más serio no engañar".
Otro dato que no tiene refrendo oficial es el del número de visitantes. El mismo método municipal que sumó aquellos míticos 1.000 millones llegó a anunciar tres millones de asistentes. "¿Cómo se mide eso en un parque abierto?", se pregunta el director del evento. Los únicos datos disponibles son los referidos a las actividades de los pabellones cerrados, en los que se puede llevar una contabilidad real. Así, la exposición del dibujante francés Jean-Jacques Sempé en el pabellón de la Comunidad de Madrid fue vista este año por alrededor de diez mil personas. Un buen ejemplo de la precaria relación que se establece en la feria entre la asistencia a los actos culturales programados y el número de visitantes a las casetas de venta, cifrados oficiosamente y con todas las precauciones en algo más de un millón.
¿De dónde sale entonces el 10% en el incremento de las ventas anunciado este año? De un muestreo realizado por la comisión organizadora entre 117 de los 373 expositores (357 casetas) presentes este año en la feria. La suma de los datos facilitados por las 50 editoriales, 30 librerías generales, 30 especializadas, cinco grandes grupos editoriales y dos distribuidores consultados son los que arrojan esa cifra. No obstante, la propia organización admite que los expositores facilitan el porcentaje de crecimiento respecto al año pasado, no cifras de ventas en euros.
Sacristán reconoce que los datos que él maneja -"y que sé que no me engañan"- le sirven para conocer la tendencia general de la feria año tras año. La encuesta ideal tendría que hacerse con cantidades y no con porcentajes y consultando al menos a un 50% de los expositores.
Así las cosas, la tendencia es al alza para un sector al que también ha llegado la crisis pese a que durante meses se presentaba como un refugio para el ocio barato en tiempos de vertiginosa desaceleración económica.
Teodoro Sacristán, que recuerda que el día de San Jordi en Cataluña y las ferias de Valencia y Sevilla contribuyeron ya a frenar la caída de las ventas de libros, subraya, no obstante, la excepcionalidad de la cita madrileña, que ayuda a cuadrar las cuentas, pero no es representativa de la marcha de un sector cuya salud se mide el resto del año en las librerías: "Somos un núcleo independiente dentro del sector". Si el gran éxito de la feria de Madrid es su carácter popular y festivo, su director apunta también otros factores: "Estamos muy cerca del comienzo de las vacaciones. Además, por ley, el 10% de descuento sobre el precio de un libro sólo puede hacerse el 23 de abril o en las ferias. Y hay mucha gente que compra con ese horizonte".
Según la organización, el fondo de las editoriales, verdadera seña de identidad de la cita del Retiro, fue uno de los grandes beneficiados en el incremento de las ventas de este año. Muchos libreros añaden, cosas de la crisis, el libro de bolsillo. Tal vez el año que viene se le sume el libro electrónico, prohibido hasta ahora por el reglamento de la feria, pero presente en esta edición como tema de debate en unas agitadas y multitudinarias jornadas organizadas en el pabellón del Círculo de Lectores por el Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura. La palabra más repetida durante los días que duraron esos debates fue prudencia.No hay cifra oficial ni de visitantes ni de recaudación en las casetas La subida frena la fuerte tendencia a la baja del primer trimestre del año
Babelia
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