La cienciología se enfrenta a la ley
La justicia belga acusa al grupo de extorsión, estafa y otros delitos - El servicio de espionaje alemán lo vigila como al islamismo radical
Mientras en España la cienciología se ha ganado el derecho a inscribirse en el Registro de Asociaciones Religiosas del Ministerio de Justicia y en Estados Unidos es considerada una religión, en Bélgica no es un culto reconocido. Es más, este país le ha llevado a los tribunales por extorsión, estafa, ejercicio ilegal de la medicina, violación del derecho a la vida privada, asociación de malhechores y organización criminal.
Alemania cree que la organización es peligrosa para el sistema democrático
La fiscalía acusó además, a 12 personas físicas, en un proceso legal que supone todo un desafío, según fuentes próximas a la causa. Porque la organización se "disfraza de entidad religiosa cuando en realidad se trata de una organización comercial que vende cursos a cambio de grandes cantidades de dinero", sin estar registrada como empresa.
Alemania es tal vez el país europeo que libra una batalla más fiera contra la cienciología, a la que considera una organización anticonstitucional que atenta contra los principios democráticos. Un vistazo a la página web del servicio interno de espionaje alemán (BFV por sus siglas en alemán) da una idea de la batalla que libra este Gobierno. La iglesia que fundara Hubbard a mediados de los años cincuenta aparece como una de las seis áreas de trabajo del servicio, junto con el islamismo o la extrema derecha.
"Las tesis fundamentales de la organización son contrarias a nuestra Constitución que defiende los derechos individuales y la dignidad de las personas", explican fuentes de la agencia de espionaje interno. En 1997, el BFV decidió poner bajo vigilancia a la cienciología, lo que ha desatado una batalla legal entre los seguidores de Hubbard y la agencia alemana. La cienciología "se opone al sistema democrático basado en el sistema de derecho, al que quiere reemplazar a largo plazo con su supuesto código legal superior", dice el último informe anual de la BFV, que cita documentos internos de la cienciología según los cuales el grupo estaría tratando de ganar poder e influencia en Alemania y en toda Europa captando a destacadas figuras políticas y de la sociedad. La polémica se reavivó el pasado diciembre después de que el ministro de Interior del Estado de Hamburgo, Udo Nagel, pidiera la prohibición de los cienciólogos en Alemania.
¿Qué predica la cienciología y por qué las autoridades belgas y alemanas la consideran peligrosa? La cienciología es "el estudio de la verdad". "La gente busca la espiritualidad y la cienciología les da respuesta", explica Fabio Amicarelli, director de la oficina europea de la Iglesia de la Cienciología Internacional con sede en Bruselas. Amicarelli habla en el imponente edificio que los cienciólogos abrieron en el corazón del barrio europeo, a escasos metros del Ejecutivo comunitario. En una sala del inmueble, consagrada a la defensa de los derechos humanos y a los efectos perniciosos de los tratamientos psiquiátricos, Amicarelli arremete contra "las nuevas enfermedades mentales inventadas para vender medicamentos. Es un gran negocio". Detrás de él, cuelga un cartel en el que se lee: "La psiquiatría es la fuerza más destructiva que ha afectado a la sociedad en los últimos 50 años", dejando claro que esta disciplina es una de las bestias negras de la cienciología.
Amicarelli explica que el primer paso para convertirse en un cienciólogo es leer los libros de su fundador, Ron Hubbard. Después empieza la carrera de cursos, seminarios y sesiones de audición. "Se trata de encontrar la espiritualidad, de saber quién eres y cómo te relacionas con Dios. La cienciología ofrece además soluciones a los problemas de la vida cotidiana". Y cita como ejemplo los programas con los que trabajan para luchar contra la drogadicción, uno de los campos de trabajo más importantes para los cienciólogos.
En los cursos, los ministros de la iglesia transmiten el cuerpo del saber de la cienciología que Hubbard plasmó en medio millón de páginas escritas y cientos de conferencias. Amicarelli rechaza de plano las acusaciones de la justicia belga de que con esos cursos la organización trata de enriquecerse y justifica la formación continua porque "se trata de un proceso gradual; no puedes pensar que eres un trozo de carne, y al día siguiente estar convencido de que eres un ser espiritual inmortal". Explica también que la iglesia se financia a través de las donaciones que los miembros están obligados a hacer para obtener los cursos y las sesiones de audición. Pero destaca que los servicios del domingo o las celebraciones de matrimonio son gratuitas. Amicarelli calcula que su iglesia cuenta con 10 millones de seguidores en todo el mundo.
Ines Wouters, abogada que defiende a los cienciólogos, explica que la justicia belga "está intentando demostrar que la iglesia es ilegal porque conserva las fichas de la vida privada de sus miembros" recogidos durante las sesiones de audición. "Dicen que con esos datos se soborna a la gente pero no tienen pruebas", señala.
Amicarelli atribuye el acoso de la justicia belga y alemana a la "incomprensión y la discriminación" procedentes de las autoridades de estos países. Y recuerda que el Tribunal de Derechos Humanos europeo condenó en abril a Rusia por violar sus derechos de reunión y asociación, por negarse a registrar como asociación de carácter religioso a la Iglesia de la Cienciología de Moscú entre 1998 y 2005.
Ciberguerra contra los cienciólogos
Una ciberguerra ha vuelto a poner en la picota a la Iglesia de la Cienciología. Un ejército de activistas de la Red que esconde su identidad bajo la etiqueta de Anonymous le ha declarado la guerra en Internet. Aseguran que lava el cerebro a sus miembros y se enriquece gracias a los derechos de autor de sus libros y cursos.
Con el objetivo declarado de "expulsar a la Iglesia de la Cienciología de Internet", los internautas anónimos organizan acciones colectivas con las que tratan de colapsar los servidores, líneas telefónicas y máquinas de fax de los cienciólogos. Los ciberactivistas decidieron cebarse con los cienciólogos hace apenas unos días, después de que la Iglesia ordenara a mediados de enero pasado retirar un vídeo interno de la organización y colgado en YouTube, en el que aparece Tom Cruise, la cabeza más visible de la cienciología. El famoso actor estadounidense se muestra en la cinta, con la banda sonora de la película Misión imposible de fondo, dispuesto a salvar al mundo. "Cuando eres un cienciólogo y te cruzas con un accidente, sabes que tienes que hacer algo porque sabes que eres el único capaz de ayudar", dice un iluminado Cruise en la cinta que ha reaparecido en YouTube.
El domingo pasado, los anónimos salieron a la calle en varias ciudades del mundo para hacer oír su voz en contra de la organización, a la que consideran "una secta que extorsiona a sus miembros". En Bruselas, los manifestantes, algunos de ellos enmascarados, pidieron al Gobierno que la prohíba. "No es normal que se pueda criticar a todas las organizaciones religiosas menos a ésta", dice uno de los organizadores. "Somos anónimos. No perdonamos. No olvidamos. Somos una legión", es su grito de guerra.
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