Javier Corcobado, el 'crooner' novelista
"De niño siempre quise ser cantante. Ahora que lo soy, de mayor quiero ser novelista. Y de enorme éxito". A Javier Corcobado (Francfort, 1963) siempre le faltó la disciplina que exige la narrativa. En su caótica juventud el arte surgió en forma de poesía-rock visceral, violenta y desaforada. A finales de los ochenta, ya estaba calado hasta los huesos en el exceso.
De lo que surgió a partir de entonces se nutre el espectáculo de esta noche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde Corcobado revisará su repertorio atormentado en Canciones insolubles (1989-2006). "Desde el momento en el que deseo tener dominio sobre mis canciones. Desecho la democracia aplicada a una banda. No se puede tener ninguna actitud política en un grupo de rock and roll". Radicalizó sus principios y con su disco Corcobator (1999) tocó fondo. "Estaba muy solo y enfermo, y rodeado de gente enferma. Para colmo, me entró una curiosidad malsana por sentir lo que sentían las mujeres. Me vestía de mujer a diario, hasta para hacer la compra". El abismo se le apareció bajo sus pies. Con el nuevo milenio deja Madrid y se refugia en A Coruña. Se olvida del rock y descansa. Hoy, Corcobado se despierta a diario en el desierto de Almería. Allí hizo realidad su sueño: que le llamen novelista. "Los años me han traído paciencia y serenidad, fundamentales para sentarse durante nueve meses al escritorio a generar una novela, como es El amor no está en el tiempo (Tropismos, 2005)". Con una nueva historia tomando cuerpo, Corcobado ha aprendido a ordenar su caos. Su pareja, Paula, y sus perros salvaron al artista que un día se balanceó en el abismo y en un último suspiro se agarró al amor. Editor de sueños, su último disco, da fe de ello.