Óvulos a salvo y siempre jóvenes
Una nueva técnica facilita la congelación de ovocitos para una maternidad futura
Una pareja decide congelar un embrión para el día de mañana implantárselo a ella y tener un hijo. Pero al cabo de un tiempo se separan. El juez vino a sentenciar algo así: el coche para ella, la casa para él y el embrión de ambos no lo podrá usar ninguno sin el consentimiento del otro. Una situación similar a ésta ya ha ocurrido. Lo cuenta la directora del Instituto de Infertilidad (IVI) de Valencia, Amparo Ruiz. Efectivamente, ése es un riesgo a la hora de congelar el embrión, que depende de la voluntad de dos. ¿Hay fórmulas más prácticas?
Una nueva técnica, que Ruiz califica de "revolucionaria", podría ayudar a las mujeres que entran en los 35 sin que hayan tenido oportunidad de tener hijos pero no descarten hacerlo más adelante: la vitrificación de óvulos.
Con la vitrificación la mujer prolonga la fertilidad sin tener que elegir pareja
En el IVI aconsejan abordar el embarazo antes de los 45 años, como límite a los 50
La congelación lenta, con la que se conservan sin muchos problemas el esperma o los embriones, no da buenos resultados para los óvulos. Sin embargo, la vitrificación preserva ese material en plasma, evitando así que las cuñas del hielo, al congelar en líquido, dañen el material, por explicarlo de una forma sencilla. "Esto permite tres cosas fundamentales: que las mujeres que tengan que pasar por quimioterapia puedan extraer tejido ovárico antes para acceder a la maternidad con posterioridad; que se pueda crear un banco de ovocitos, como se hace con los espermatozoides; y la autodonación", dice Ruiz.
La llamada autodonación responde a las necesidades de una España convertida en el país de Europa donde se tienen los hijos a una edad más avanzada. El retraso en la maternidad, que algunas mujeres postergan hasta bien pasados los 30 años, implica problemas de concepción. "La gráfica de la fertilidad dibuja una curva que empieza a caer poco a poco a los 35 años y a partir de los 37 sufre una bajada drástica", cuenta Amparo Ruiz. El cuerpo femenino va seleccionando cada ciclo los mejores óvulos, "como si se tratara de coger fruta de una cesta", dice Ruiz. Cuando pasan los años, los óvulos que van quedando son de peor calidad, con mayores riesgos de taras genéticas y más escasos. En el caso de los hombres, la fertilidad no resulta ni mucho menos tan apremiante.
No sólo se retrasa la primera maternidad más allá de los 30; a menudo ocurre que el segundo hijo llega aún más tarde, después de un parón de años, en ocasiones tras un divorcio y el encuentro de una nueva pareja.
La autodonación permitiría a las mujeres que entran en los últimos años de fertilidad (pasados los 35) extraerse los óvulos y conservarlos para cuando las circunstancias les sean propicias para la maternidad. Más eficaz sería conservar el embrión, es decir, fecundar un óvulo con esperma y congelarlo, o, mejor, vitrificarlo, pero para eso hay que elegir un padre. "Y siempre plantea más problemas éticos y morales", señala Ruiz.
Con la vitrificación una mujer puede esperar, con sus óvulos guardados, a tener una pareja, si eso es lo que quiere. "A partir de una edad puede ser una opción que se observa con buenas expectativas, pero esto no se puede contemplar para todas las mujeres, no se puede medicalizar la maternidad por sistema", dice Montse Boada, responsable de la Unidad de Biología del Departamento de Reproducción en la Clínica Dexeus, en Barcelona. Boada lo ve como una opción sólo a partir de una edad avanzada, porque, a decir verdad, cualquiera podría hacerlo incluso siendo muy joven.
La extracción de óvulos para vitrificarlos requiere un proceso de hormonación previa "suave", que "incluso se puede hacer en varios meses" y una punción para sacarlos en el momento adecuado. El precio de la punción para obtener los ovocitos, el procesado en laboratorio y la vitrificación propiamente dicha, es de 1.300 euros en el IVI. A ello hay que sumar los controles previos a la punción, que variarán en cada paciente, pero a modo orientativo podría salir por unos 1.800 euros en total. Después, el mantenimiento de los óvulos sería de 630 euros anuales, explica Ruiz.
"En el IVI recomendamos que el tratamiento para los embarazos no se efectúe más allá de los 45 años". Y a los 50 dejan de hacerlo. En otros países incluso lo prolongan más allá de esa edad. "Pero los riesgos para la vida de la madre son altos", advierte Ruiz.
El IVI habla de una supervivencia de los óvulos mediante la vitrificación de casi un 97%, lo que se traduce, según sus datos, en un éxito de gestación de más de un 65%.
En la clínica Dexeus, donde también se alaban las excelencias de esta técnica, rebajan la cifra de éxito en la gestación a la mitad, entre un 30% y un 35%. "Si la donante es joven puede llegarse al 60%", dice Montse Boada. Recuerda que la vitrificación todavía es una técnica en "fase experimental" que obliga a los centros a pedir permisos a la Administración antes de utilizar los óvulos conservados.
Amparo Ruiz explica que el IVI está planteándose ofrecer de forma gratuita está técnica a las mujeres que han de pasar por quimioterapia. "Desgraciadamente, hay chicas bien jóvenes que tienen cáncer y la quimioterapia acaba con su posibilidad de maternidad. De esta forma, podrían con el tiempo implantarse sus propios óvulos".
Bebés indemnes tras la biopsia
La clínica catalana Dexeus tiene esperanzas fundadas en la vitrificación. Es una técnica menos agresiva para congelar, y eso es fundamental para los embriones biopsados. Cuando se quiere evitar que el futuro bebé herede las patologías de los padres se hace un diagnóstico al embrión previo a su implantación. Si se comprueba que su carga genética es óptima se puede implantar. Pero la aguja de la biopsia ha abierto una vía en la fortaleza del embrión y la congelación lenta le ha de afectar más que la vitrificación, que evita las cuchillas del hielo.
En la clínica Dexeus cuentan con orgullo que ya han conseguido tres embarazos con embriones biopsados y mediante vitrificación, lo que ha permitido el nacimiento de tres niños sanos en parejas afectas de diferentes patologías. Los nacimientos con diagnóstico preimplantacional han sido muy pocos hasta el momento en el mundo y, por tanto, la vitrificación, dicen en la Dexeus, es una buena vía.
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