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Reportaje:

El ADN de las obras de arte

El Thyssen muestra la historia del dibujo en la colección Abelló

El dibujo es la forma de expresión más íntima de un artista. A veces es el punto de partida hacia una obra determinada, y otras, es una obra maestra en sí mismo. En todo caso, el dibujo es siempre una radiografía a través de la que se puede contemplar el origen y el proceso creativo de una obra, su auténtico ADN. El Museo Thyssen-Bornemisza abre mañana al público la exposición Maestros modernos del dibujo, una selección de 71 obras sobre papel realizadas durante los siglos XIX y XX por artistas como Goya, Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Gauguin, Picasso, Miró, Klimt, Matisse, Freud o Warhol. Todas las obras proceden de la colección particular del financiero Juan Abelló.

La exposición se inicia con un goya, indiscutible precursor del arte moderno. La obra expuesta está fechada en 1805. Es un dibujo a lápiz de Josefa Bayeu, la mujer con la que el pintor estuvo casado durante 39 años y con la que tuvo seis hijos, aunque sólo sobrevivió uno, Javier. Goya pinta a su esposa cuando ella cuenta ya con 58 años y muestra un perfil cargado de sufrimiento. El pintor de Fuendetodos muestra con contundencia el paso del tiempo y las desgracias en el rostro de su mujer.

Las piezas de Goya y Degas son las joyas de la exposición
La obra sobre papel de Picasso ocupa un lugar relevante

Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen, es también comisario de esta exposición. Advierte de que, como toda colección particular, la de Juan Abelló es producto del gusto del propietario y puede tener tantas lagunas como obras excepcionales.

Solana explica que con las 71 obras que se exhiben ha tratado de hacer un seguimiento de la evolución del dibujo durante los siglos XIX y XX. Desde Goya a Lucien Freud. "Se presta especial atención al último tercio del siglo XIX y primera mitad del XX, momento culminante de las vanguardias, desde el impresionismo al surrealismo". Los nombres de creadores españoles tienen una importancia fundamental en este periodo: Pablo Picasso, Juan Gris, Julio González, Óscar Domínguez, Salvador Dalí o Joan Miró.

A la hora de destacar las joyas de esta exposición, Solana no duda en señalar a Goya e inmediatamente después a Degas, del que se expone el pastel Mujer secándose o Después del baño (1895). La obra forma parte de una colección de cuatro pasteles, varios dibujos al carboncillo y una escultura. En todos se representa a la misma mujer secándose sentada en un sillón colocado junto a la bañera de la que acaba de salir. Solana destaca la sensualidad total de esta obra, ejemplo de liberación de la fidelidad anatómica, y la pone en comparación con otros dos importantísimos desnudos de la exposición: Joven arreglándose el pelo (1939), de Matisse, y Mujer en cuclillas (1917), de Egon Schiele.

La exposición se detiene después en grandes nombres del impresionismo y del expresionismo (Pissarro, Bonnard, Nolde, Munch o Kandinsky), hasta llegar a dibujos realizados como creaciones autónomas. En este apartado destacan obras firmadas por Paul Gauguin, Gustav Klimt, Giacometti y Vincent van Gogh. De este último se exhibe Cabeza de una campesina (1884), obra perteneciente a una serie dedicada a los rostros de campesinos que culminó en la famosa composición Los comedores de patatas.

Las obras sobre papel de Pablo Picasso ocupan un lugar especialmente importante en la exposición. De él se exhiben Mujer desnuda (hacia 1903), Escena de corrida (1960), Personaje cubista (hacia 1914-1915), Bañistas (1920) y Cabezas de caballos (1933). El apartado estrella del artista malagueño está rodeado de obras de españoles que tuvieron una gran relevancia en el movimiento cubista: Juan Gris, María Blanchard, Pablo Gargallo y también el uruguayo Torres García.

Dos grandes visionarios del espacio cierran esta particular visión de la historia del dibujo. Son Julio González, figura clave de la escultura del siglo XX, y Brancusi, con Mujer desnuda de pie.

A la izquierda, <i>Bañista secándose</i> o <i>Después del baño,</i> obra en pastel de Edgar Degas; a la derecha, <i>Cabeza de una campesina,</i> de Vincent van Gogh; arriba, <i>El toro,</i> obra en <i>gouache</i> y carboncillo sobre papel de Óscar Domínguez.
A la izquierda, Bañista secándose o Después del baño, obra en pastel de Edgar Degas; a la derecha, Cabeza de una campesina, de Vincent van Gogh; arriba, El toro, obra en gouache y carboncillo sobre papel de Óscar Domínguez.
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