El racionamiento de gasolina en Irán desata violentas protestas callejeras
El segundo productor mundial de petróleo importa el 40% del combustible que consume
El precipitado anuncio del racionamiento de gasolina por parte de las autoridades iraníes la noche del martes provocó violentas protestas en las colas de las gasolineras del país. Al menos dos estaciones de servicio fueron incendiadas en la capital, Teherán, por los enfadados conductores. Irán quiere con esta medida limitar el despilfarro económico que le supone subvencionar parte del combustible (3.700 millones de euros al año), al tener que importar el 40% de la gasolina que consume pese a ser el segundo productor mundial, por la falta de suficientes refinerías.
A las nueve de la noche del pasado martes el Ministerio del Petróleo iraní comunicaba que en sólo tres horas entraría en vigor una medida muchas veces anunciada y otras tantas retrasada por su impopularidad: el racionamiento de la gasolina subsidiada.
Los conductores, muchos de ellos en motocicleta, se agolparon frente a las gasolineras para llenar sus depósitos antes de que la medida de racionamiento les limitara el consumo subvencionado a un máximo de 90 litros al mes, a 8 céntimos de euro el litro.
Al menos dos gasolineras fueron incendiadas y otras seis atacadas durante la noche del martes al miércoles en Teherán y en otras ciudades como Tabriz en las violentas protestas que se produjeron tras conocerse el anuncio. Para poder retirar la gasolina y evitar el fraude en el mercado negro, las autoridades iraníes han distribuido unas tarjetas electrónicas en las que se registra el consumo de cada conductor. Los taxistas y los transportistas podrán comprar más gasolina subvencionada, pero la medida afecta a los muchos conductores que de manera privada emplean su vehículo como taxi.
La medida provocó que ayer muchas personas no encontraran forma de llegar al trabajo y el metro se viera abarrotado. La preocupación ayer de muchas de las familias iraníes era saber cómo iban a llevar a sus hijos a los exámenes de selectividad que comienzan hoy.
Con el racionamiento, el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad pretende acabar con la sangría económica que le cuesta 3.700 millones de euros al año, un 17,5% del producto interior bruto, según el Fondo Monetario Internacional.
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