Psoriasis: algo que incide sobre la piel... y la autoestima
Un tercio de los pacientes afectados en sus formas moderada y grave no recibe el tratamiento adecuado, según un estudio
M. P. Q., madrileña de 44 años, nunca va a la playa ni a la piscina. Incluso en verano y con calor procura ir vestida muy cubierta. Después de su divorcio a los 42 años, no ha vuelto a tener relaciones íntimas de pareja porque se avergüenza de su cuerpo. Tiene los brazos, las piernas y la espalda afectados por psoriasis, una enfermedad dermatológica no contagiosa que puede provocar dolor e inflamación en las articulaciones (psoriasis artrítica o artritis psoriásica, en este último caso). Se expresa en lesiones en la piel con aspecto de placas eritematosas o enrojecidas por la inflamación cutánea y cubiertas de escamas nacaradas en distintas zonas del cuerpo.
La historia de esta directiva de una multinacional no es diferente de la de muchas otras personas que a causa de esta enfermedad se ven abocadas a la inhibición social y sufren a solas y en silencio el gran impacto que este problema causa en su autoestima. Confundida hasta hace siglo y medio con la lepra, la psoriasis acapara el 9% de las consultas de dermatología. Puede afectar a cualquier parte de la superficie de la piel, con extensiones muy variables, y se puede manifestar en brotes y con remisiones temporales. El estrés es un importante factor desencadenante.
El 75% de los afectados por la enfermedad tiene sentimientos de repulsa hacia sí mismo
Sobre una tasa de prevalencia aproximada del 2%, se estima que padecen psoriasis unos 660.000 españoles, de los cuales, entre el 20% y el 30% la sufren con una severidad moderada o grave. Los dos tipos más comunes son la psoriasis en gotas, de inicio en la infancia o juventud, que se expresa en lesiones eruptivas en forma de placas rojas descamativas de uno a dos centímetros, y la psoriasis vulgaris, que se manifiesta con placas de gran tamaño, sobre todo en codos, rodillas, cuero cabelludo y región lumbosacra. La Agencia Europea del Medicamento (EMEA) ha establecido el PASI, un sistema de clasificación diagnóstica basado en el área corporal afectada (a partir del 20% deja de ser leve), la intensidad de los signos y síntomas locales en la piel (enrojecimiento, descamación, picor), historia de tratamientos previos, duración de la enfermedad, discapacidad psicosocial e impacto en la calidad de vida.
A partir de estos criterios se ha realizado un estudio en el que han sido reclutados más de 3.300 pacientes y han participado 332 dermatólogos de España y Portugal. El análisis epidemiológico, promovido por las sociedades científicas española y portuguesa de dermatología y venereología, ha revelado que el 33% de los casos de psoriasis moderada o grave no están bien tratados. "Hemos visto que la edad media de inicio de la enfermedad está en 28 años y que cuanto más temprano es el comienzo, mayor es el número de enfermos con antecedentes familiares, así como la severidad del proceso y el impacto negativo sobre la calidad de vida", dice Carlos Ferrándiz, jefe de dermatología del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) y catedrático de esta especialidad en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Otros estudios anteriores, dirigidos por Ferrándiz y publicados en 2001 en The Journal of the American Academy of Dermatology y en 2002 en The Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, ofrecen conclusiones similares. "Está comprobado que cuando el proceso debuta a edades más avanzadas, pasados los 30 años, la clínica suele ser menos severa", explica Ferrándiz, que ha coordinado el estudio actual. Llama la atención sobre un dato: la mayoría de los pacientes incluidos están sometidos sólo a tratamiento tópico y "no reciben ningún tipo de medicación, ni fototerapia o rayos UVA ni las nuevas terapias biológicas".
El trabajo, desarrollado entre septiembre de 2004 y junio de 2005, revela también que existe un alto porcentaje de enfermedades concomitantes con la psoriasis, sobre todo patología crónica y con repercusión cardiovascular, como hipertensión, diabetes y alteraciones de los lípidos.
Estos resultados coinciden con los publicados en The Journal of the American Medical Association (JAMA), que subrayan que la psoriasis es un factor de riesgo independiente de infarto de miocardio.
Otra encuesta multicéntrica europea en 17.488 pacientes realizada para valorar el impacto psicosocial de la enfermedad puso de manifiesto que el 90% se declaraba frustrado con el tratamiento, el 88% estaba preocupado por un posible empeoramiento, el 81% se sentía muy incómodo y cohibido por las lesiones, el 75% tenía sentimientos de repulsa hacia sí mismo, el 54% padecía depresión y el 10% se veía asaltado por pensamientos de suicidio.
El gran impacto que la psoriasis tiene sobre la calidad de vida y la autoestima de los afectados es también corroborado por los datos de la National Psoriasis Foundation de Estados Unidos, que destaca que para el 75% de los pacientes la enfermedad es un importante problema en su vida, el 26% ve alteradas o interrumpidas sus actividades diarias, el 36% sufre alteraciones del sueño, el 40% admite que condiciona notablemente la forma de vestir y le obliga a ir muy tapado, el 33% se siente muy insatisfecho con la medicación y el 78% afirma que los efectos secundarios de los tratamientos son superiores a los beneficios.
A ello hay que añadir que en torno al 25% confiesa haber intentado suicidarse o, al menos, ha pensado en algún momento la posibilidad del suicidio "por la depresión y el daño que la enfermedad causa en su autoestima".
500 nuevos casos cada año
Un reciente estudio español sobre la psoriasis, denominado Episode, revela una incidencia de 14 nuevos casos por 100.000 habitantes y año, de lo que se infiere que anualmente aparecen más de 500 nuevos casos diagnósticos en España.
Este trabajo, auspiciado por la Academia Española de Dermatología y Venereología y coordinado por Rafael Gabriel Sánchez, epidemiólogo del hospital Universitario La Princesa, de Madrid, fue realizado en 13 áreas geográficas con una población de referencia de 3.760.000 habitantes. Se reclutaron pacientes durante 2003 y 2004 y se hizo un año de seguimiento.
"Cuando detectamos los casos al primer diagnóstico", señala Gabriel Sánchez, "vimos que el 54% de los enfermos eran leves; el 45%, moderados, y sólo un 0,6%, graves. Tras el año de seguimiento y con una correcta intervención terapéutica, estos porcentajes descendían notablemente. Además, durante ese año, la autopercepción de la mejoría subió dos puntos, que es mucho, la escala de calidad de vida".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.