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Crónica:Elecciones en Italia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Promesas difíciles de cumplir

Los programas electorales de la izquierda y de la derecha están diseñadospara la conquista del votante de centro

Guillermo Altares

Escondido casi siempre detrás de las estruendosas declaraciones del primer ministro, Silvio Berlusconi, la campaña electoral que termina hoy ha tenido un tema de fondo constante: la penosa situación de la estancada economía del país, con una deuda pública disparada y un déficit que el Gobierno no logra dominar (las autoridades reconocieron ayer que preveían una nueva subida de la deuda, en torno al 10%, para el año 2006).

El debate ha consistido en un diálogo de sordos surrealista, con Berlusconi acusando al centro-izquierda, liderado por Romano Prodi, de querer subir los impuestos, mientras éste lo negaba una y otra vez. Los programas económicos de La Casa de las Libertades de Berlusconi y de la Unión de Prodi no presentan diferencias enormes, quizás porque los problemas están identificados y requieren soluciones urgentes.

Otro motivo es, como explica el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Roma Tre Pietro Grilli di Cortona, la batalla por el centro. "El gran problema de los sistemas bipolares, como el italiano, es que el objetivo es conquistar a los electores de centro y las dos grandes coaliciones acaban por enviar mensajes muy similares, aunque, a la hora de gobernar, las diferencias sean grandes".

En cualquier caso, tal y como está el patio de las cifras macroeconómicas, las promesas fiscales más jugosas no serán fáciles de cumplir a corto plazo: el diario La Repubblica calculaba ayer que las de la derecha costarían entre 36.000 y 100.000 millones y las de la izquierda entre 20.000 y 24.000.

- IMPUESTOS. La gran propuesta del centro-derecha no estaba incluida en el programa, sino que fue el as que Berlusconi se sacó de la manga durante su debate con Prodi: la supresión del impuesto inmobiliario para la primera vivienda. Propone también incentivos fiscales para las empresas y una reducción general de las cargas. El centro-izquierda quiere reducir los impuestos para los trabajadores, pero pretende reintroducir el impuesto de sucesiones (para herencias superiores al millón de euros) y subir las tasas para los beneficios financieros. Tanto Berlusconi como Prodi proponen aumentar las medidas contra el fraude fiscal, enorme en Italia (un 13% de los trabajadores no pagan impuestos) para reducir el déficit.

- PENSIONES Y MEDIDAS SOCIALES. Es un terreno en el que las diferencias son más marcadas. Berlusconi mantiene que seguirá creando empleo (el desempleo descendió del 9,2% al 7,7% durante su mandato) y subirá las pensiones mínimas de 550 a 800 euros. Prodi quiere anular la reforma de las pensiones del centro-derecha y volver a dejar la edad de jubilación en los 57 años, así como reducir los incentivos para los contratos temporales (actualmente hay 40 modalidades).

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- LIBERALIZACIÓN. Las dos coaliciones creen que es necesario liberalizar los sectores clave de la economía italiana. El centro-izquierda propone, además, reducir el poder de los colegios profesionales.

- REDUCCIÓN DEL DÉFICIT. El centro-derecha mantiene en su programa que la reforma que dará más poderes fiscales a las regiones bajará el déficit. El centro-izquierda asegura que no quiere pronunciarse hasta que lleve a cabo una "auditoría en profundidad sobre el estado de las cuentas públicas".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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