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Lledó destaca los espacios conmovedores y los textos éticos

El filósofo Emilio Lledó comparte con Antonio Fernández Alba el mismo año de nacimiento y una amistad desde los años sesenta, que puso de manifiesto en la contestación al nuevo académico, al que dedicó los términos de habitar, ser y vivir. "Habitamos en el espacio, somos en las palabras, pero vivimos, nos hacemos, nos deshacemos, en el tiempo".

Sobre el trabajo del arquitecto en sus edificios, "espacios conmovedores", y sus escritos, "una de las aportaciones teóricas más importantes de la cultura de nuestros días", desarrolló su intervención Emilio Lledó, quien recordó sus primeras conversaciones sobre la ciudad donde todavía no se daba "la destructora furia de las inmobiliarias", la vida colectiva y el respeto de lo público. "Fernández Alba ha sido un anticipador, un promotor ideal, de una nueva visión humanista que corresponde a los planteamientos más lúcidos para entender nuestro accidentado presente y nuestro esperado, esperanzado, porvenir".

Lledó describe el "quehacer" del arquitecto en sus obras construidas, "sus edificios levantados para configurarnos un espacio donde realmente estar", y en sus escritos, "sus reflexiones para enseñarnos otro espacio donde idealmente ser". Son los aspectos que el jurado destacó cuando le concedieron la Medalla de Oro de la Arquitectura 2002, "por la excelencia constructiva de su obra arquitectónica, su constante compromiso con la vanguardia intelectual y la crítica analítica y su dilatada e influyente experiencia docente".

Identidad

En su respuesta, Lledó se refirió a Salamanca como ciudad natal de Fernández Alba para destacar, "ahora que se habla tanto de identidades", que la única identidad que no es fruto del azar "es la identidad personal, que se labra en una lucha sin descanso hacia la verdad, la justicia, la solidaridad, la piedad, la belleza, la amistad con los otros, con lo otro". Lledó sigue al arquitecto en sus estudios, influencias, su presencia en movimientos de vanguardia, como su participación en el grupo El Paso y en las revistas Nueva Forma y, actualmente, en Astrálago.

La obra escrita de Fernández Alba es "otra forma de construir e idear", una explicación de "la belleza de esas formas y los cuerpos que habitan esos cálidos cobijos de lo humano", en la veintena de libros "de extraordinaria densidad y originalidad", relacionados con la teoría del arte y de la arquitectura, con el urbanismo y la poética del espacio. "Todos sus escritos dejan ver un fondo de preocupaciones e ideales que han dado sentido y forma al singular espacio de su currículum personal".

"La obra literaria de Fernández Alba es un estimulante proyecto profesional, un aleccionador proyecto ético que ha acompañado a la tarea de sus maravillosos dibujos, de sus sueños de belleza y armonía", según Emilio Lledó.

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