Desnudos, retratos y pintura decorativa ilustran la modernidad de Ignacio Pinazo

El IVAM recorre a través de los 55 lienzos, dibujos y pequeñas tablas de la muestra Ignacio Pinazo (1849-1916). Los inicios de la pintura moderna el retrato, el desnudo y la pintura decorativa del artista valenciano, facetas fundamentales de su trayectoria y relativamente desatendidas, a juicio del comisario, Javier Pérez Rojas. La exposición, la primera de una serie de tres, recorre una "selección de obras maestras", algunas de ellas inéditas, que sirven para sacar a la luz al otro Pinazo, "fundamental para la modernización de la pintura española".

El reconocimiento le llegó tarde a Ignacio Pinazo, a quien la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, calificó en la inauguración de la exposición como "el artista modernista valenciano de quien surge todo el luminismo levantino que había de revolucionar la pintura contemporánea". Ya enfermo, cuatro años antes de morir, recibió la medalla de honor de la Exposición Nacional de 1912. Por entonces, como apunta Pérez Rojas, comisario de la muestra y catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valencia, es uno de los pocos pintores españoles de su generación cuya obra podía resistir con dignidad la comparación de los representantes de las tendencias surgidas del naturalismo del siglo XIX como Manet, Degas o Renoir.

No tenía aparentemente mucho que ver con las nuevas corrientes, que apuntaban ya hacia el cubismo, una vez superado el fauvismo. Tampoco con las nacionales. Más introvertido y solitario, vivió privado de la proyección que tuvo Sorolla, de una generación posterior, aunque por entonces el "deslumbramiento sorollista" había dado paso a la corriente casticista de Zuloaga, en la que estaba metido de lleno hasta el propio hijo del pintor, José Pinazo.

Pionero

Pese a ello, el artista valenciano "es uno de los más originales y creativos del panorama artístico de finales del siglo XIX y el gran pionero de la escuela de pintura moderna valenciana", como apunta Consuelo Ciscar. En parte, por anticipar aspectos de la pintura del siglo XX, como ese naturalismo que se sitúa al borde de la abstracción por su estética del inacabado.

Las obras seleccionadas para su exhibición en el IVAM dan pistas de la participación de Pinazo en la modernidad del cambio de siglo. La primera de la serie de tres exposiciones programadas, que se alargarán durante el año 2006 y que coincide con el 90º aniversario de la muerte del pintor, descubre a un Pinazo que revela sus contradicciones. "Naturalista y expresionista, preciosista y abstracto; rompe con los esquemas tradicionales de género", señala la directora del museo valenciano.

También en "su peculiar acercamiento a la realidad" radica parte de la modernidad del pintor, lo que se observa en su forma de abordar "con exquisita sensibilidad su entorno más inmediato", relata Ciscar. Todo ello se puede apreciar en obras como los autorretratos, los retratos de su esposa Teresa, los retratos infantiles, "sobre todo los de sus hijos, que transmiten la ternura y la vibrante espontaneidad con la que el artista plasmó su intimidad". Además de este género, se han seleccionado desnudos y pinturas decorativas, tres facetas que la exposición pretende reivindicar, "fundamentales para su trayectoria y hasta ahora relativamente desatendidas", según Pérez Rojas, que sirven para revisar la obra de "un artista fundamental para la modernización de la pintura española".

Entre estas piezas poco conocidas, algunas inéditas, sólo se encuentran cinco -Salida de misa en Godella, Sueño mitológico, Teresa con abanico, Anciana con rosario y Academia masculina- de las 100 pinturas, y más de 600 dibujos que forman los fondos del autor en el IVAM, la mitad de los cuales fue donada por la familia del artista a la Generalitat Valenciana.

Junto a Consuelo Ciscar y Javier Pérez Rojas, acudió a la presentación de la muestra el director general de la Fundación Mapfre Vida, Pablo Jiménez, entidad que patrocina la exposición, que se alojará en el centro valenciano hasta el 19 de marzo.