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OFENSIVA TERRORISTA EN JORDANIA

Los jóvenes tienen miedo

Tariq, Yusef, Jaled y Ghaith observan desde las puertas del hotel Radisson de Ammán la incesante caravana de coches y de jóvenes que alzan banderas de Jordania y retratos del rey Abdalá II para protestar por los atentados. No aprueban algunos matices de la manifestación. "La población jordana es muy joven, y salir a la calle en masa no es una costumbre en este país. Pero no progresaremos con estas manifestaciones", comenta Tariq. Parecían muy poco espontáneas. Los semblantes serios se observaban en muchas personas alrededor de los hoteles atacados. Pero entre quienes se encaramaban a los vehículos en marcha abundaban los que parecían festejar algo.

Los cuatro son ingenieros mecánicos, de 25 años, compañeros del mismo curso en la universidad, y dos de ellos se disponían a disfrutar con una película en un cine del sótano de uno de los edificios del complejo Hyatt cuando fueron desalojados. Ni siquiera oyeron la explosión. Cuando les dijeron que unas plantas por encima de sus cabezas se había suicidado un terrorista, creyeron que se referían al estallido del Radisson, situado a escasos 300 metros y del que ya tenían constancia. "Cuando supe que se trataba de dos explosiones, no tuve duda alguna. No podía ser más que un atentado terrorista", razona Yusef. "Sabíamos que iba a ocurrir", apunta Jaled.

"Volverá a suceder"

"Esto no va a cambiar nuestra manera de vivir, aunque creo que volverá a suceder", dice uno de los ingenieros. Tal vez no dependa de ellos el giro, lento pero tal vez imparable, que pueden dar sus vidas. Jordania es el único país de la zona al que la inversión extranjera ha acudido crecientemente en los últimos años. "¿Quién iba a arriesgar en Egipto, o en Líbano, o en Irak? Éste ha sido un país tranquilo, aunque muy pobre. Desde el 11-S, el dinero de la región ha preferido venir aquí. El de Arabia Saudí, los Estados del golfo, el de Irak después de la guerra. Han venido más de medio millón de iraquíes con capitales. Ahora que empezábamos a repuntar...", se lamenta Ghaith.

Los cuatro coinciden también en que desbaratar ese incipiente progreso es el auténtico objetivo de los ataques terroristas. "La principal razón de los atentados no es matar a la gente. El mensaje no va dirigido a los jordanos. Es un mensaje a los inversores. Les están diciendo que no son bienvenidos en este país", argumenta Yusef.

Con atuendo similar al de cualquier joven de Madrid, París o Londres, tienen miedo al terrorismo islamista. E indudable respeto a una institución intocable. "Aquí se puede hablar de todo, menos de la familia real. Es una democracia con ciertas limitaciones", afirma Tariq. "Se puede estar de su parte, pero como en España, sin pasear continuamente sus fotografías por las calles".

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