_
_
_
_
_

El arte español mira la noche como paisaje de la modernidad

La Fundación Mapfre reúne más de 80 obras de Picasso, Sorolla, Gutiérrez Solana y otros

Elsa Fernández-Santos

Del paisaje crepuscular a los farolillos rojos, a la noche urbana que se enciende. La exposición Luz de gas. La noche y sus fantasmas en la pintura española (1880-1930) reúne más de ochenta cuadros que, de Picasso a Sorolla, Ramón Casas o Solana, se pasean por el lado oscuro del día. La fascinación por la noche, por todos sus misterios, recorre una exposición que quiere ilustrar cómo la pintura vivió la transición hacia uno de los asuntos clave de la modernidad.

Pablo Jiménez Burillo, director de la Fundación Cultural Mapfre Vida, y Lily Litvak, catedrática de Literatura Española en la Universidad de Tejas, son los dos comisarios de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 15 de enero de 2006. Luz de gas. La noche y sus fantasmas en la pintura española (1880-1930) arranca con las vistas nocturnas de Modest Urgell, Joan Brull o Jaume Morerea. "El silencio que se desprende de estos paisajes se rompe poco a poco", asegura Pablo Jiménez Burillo; "la noche moderna traerá una iconografía totalmente nueva, que se aleja de ese lado negativo y atávico, de miedo y desconsuelo, que había sido sinónimo de la oscuridad".

Un cuadro de Picasso, Balcón cerrado (1899), muestra, por un lado, la intimidad nocturna y, por otro, la fascinación por observar desde fuera esa intimidad. Así, Jiménez Burillo acude a un poema de Baudelaire para ilustrar esta nueva mirada de los pintores a la noche: "No hay objeto más / profundo, más misterioso / más fecundo / más tenebroso / más deslumbrante / que una ventana / iluminada por una vela".

Escenario luminoso

Desde mujeres en su habitación levemente iluminada (Mujer apagando la luz, de José Jiménez Aranda; Sinfonía blanca, de Ricard Urgell, o Ansiedad, de Ramón Casas) a su nueva vida en la noche: "La mujer como un ser artificioso", explica Lily Litvak, "que vive la noche, maquillada, escondiendo todo lo que no es natural".

La noche pasa de ser un lugar deshabitado (extensión de la soledad) a un escenario lleno de luces. "La noche como asunto moderno por excelencia se inicia con el alumbrado de la luz de gas", dice Jiménez Burillo. "Pero con la luz artificial llega la intimidad de la alcoba que también evoca otro tipo de introspección y de ausencia".

"Una noche desaparece y nace una nueva", continúa el comisario de la exposición, que ha reunido algunas obras pertenecientes a colecciones privadas y otras de museos nacionales y extranjeros. "Esa transición entre la nueva y la vieja noche ha quedado plasmada en la serie de pinturas que hemos reunido".

Cementerios

La nueva noche urbana abre otras puertas: Teatro novedades, de Ramón Casas; Eden concert, de Ricard Urgell, o El circo y el café cantante, de Solana. En su cuadro La noche corrida, Nicanor Piñole muestra una muchedumbre noctámbula en la que se cruzan una mendiga y un vendedor de periódicos con los hombres y mujeres que acuden al teatro. La nueva noche habla también del alma y de la muerte.

Entre cementerios y calaveras se observa El beso de la muerte, de Picasso, o Mis funerales, de Viladrich. Jiménez Burillo apunta: "El sol negro de la melancolía, como la llama Gérard de Nerval, nunca deja de mirar a su pasado terrible de madre de la oscuridad, la muerte y el sueño".

"La noche era una frontera", finaliza la comisaria Lily Litvak, "la última frontera. En este sentido, me gusta una cita de José Ortega y Gasset, que le dice a un amigo: 'Disfrute usted de la noche madrileña, es la última noche que queda en el mundo".

<i>Mis funerales</i> (1909), de Miguel Viladrich.
Mis funerales (1909), de Miguel Viladrich.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_