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Las exigencias kurdas bloquean la formación de Gobierno en Irak

El nuevo Parlamento iraquí, surgido de las primeras elecciones celebradas tras la caída del régimen de Sadam Husein, se constituirá pasado mañana, miércoles, sin que esté garantizada la formación de Gobierno. Las exigencias de los partidos kurdos -que reclaman puestos clave en el reparto de poder, la incorporación de Kirkuk a su región autónoma y una mayor cuota en los ingresos del petróleo- han hecho fracasar hasta ahora todos los intentos de cerrar un Ejecutivo de coalición con la Alianza chií, que logró la victoria en las elecciones del pasado 30 de enero.

Los negociadores chiíes, que aglutinan a 146 diputados de los 275 de la Asamblea, y los kurdos, que suman 77, aseguraron el pasado jueves que habían alcanzado un acuerdo para elegir con el apoyo de dos tercios de los escaños al Consejo presidencial -presidente y dos vicepresidentes-, que a su vez debe designar al primer ministro. La decisión sobre el estatuto final de Kirkuk, capital de una provincia que concentra el 40% de la producción petrolífera de Irak, quedó retrasada hasta la redacción de una nueva Constitución, pero el líder del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), Masud Barzani, rechazó el acuerdo.

La coalición kurda, encabezada por el PDK y la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) de Yalal Talabani, reclama -además de la anexión a su región autónoma de Kirkuk, habitada también por árabes y turcomanos- que se eleve del 17% al 25% la cuota que recibe por los ingresos procedentes de la exportación del petróleo iraquí.

Presidencia iraquí

Los partidos kurdos aspiran a colocar a Talabani al frente de la presidencia de Irak, al tiempo que pretenden controlar en el nuevo Gobierno alguno de los ministerios clave, como Interior, Defensa o Finanzas. El retraso en la constitución del nuevo Parlamento ha creado un vacío político al dejar en manos del chií moderado Ayad Alaui la jefatura del Gobierno en funciones. Mientras, los ciudadanos que se arriesgaron a acudir a las urnas a pesar de las amenazas de la insurgencia acusan a los partidos de enzarzarse en interminables discusiones por el reparto de poder.

La violencia, entre tanto, se sigue cobrando nuevas víctimas. Los cadáveres de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes fueron hallados ayer en un granja de Latifiya, 40 kilómetros al sur de Bagdad. Los cuerpos, que presentaban disparos en la cabeza, estaban maniatados.

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En la ciudad de Sharqat, situada en el norte de Irak, cerca de Mosul, la explosión de un coche bomba causó el sábado la muerte de seis agentes de la Guardia Nacional iraquí. La policía detuvo ayer a un ciudadano yemení en relación con este ataque. En Mosul, por su parte, un soldado norteamericano murió el viernes en un ataque de un grupo de pistoleros. Dos civiles norteamericanos que trabajan en Irak murieron también ayer al estallar una bomba oculta en la cuneta de una carretera en Hilla, al sur de Bagdad.

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